Ni Psycho Mantis, ni The End: la mejor ruptura de la cuarta pared de Kojima es un juego de GBA con sensor solar para matar vampiros

El genio japonés produjo junto a Konami un videojuego que utilizaba la luz del sol como principal mecánica

Boktai: The Sun is in Your Hand
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Nos puede gustar más o menos Hideo Kojima, pero lo que no se le puede negar al desarrollador japonés es que siempre pone encima de la mesa ideas nuevas y refrescantes. El padre de Metal Gear Solid y Death Stranding sorprende constantemente con mecánicas que rompen la cuarta pared y grandes ejemplos de ello fueron Psycho Mantis controlando el televisor o la posibilidad de adelantar la fecha para acabar con The End.

Las aventuras de Big Boss y Solid Snake son un vergel de propuestas loquísimas, pero quizás la más alucinante de todas llegó en 2003 para la legendaria Game Boy Advance. Y es que Konami dio forma a Boktai: The Sun is in Your Hand, un título producido por Kojima cuya principal particularidad es que el cartucho contaba con un sensor solar. ¿Cuál era su propósito? Utilizar la energía del sol para disparar rayos contra los enemigos vampíricos.

Django, un cazador de las huestes del infierno, es el protagonista de la obra que cuenta con un arma llamada Gun Del Sol y que necesita ser recargada con la interacción en el mundo real del jugador. Es necesario salir a la calle o buscar una fuente de luz para poder utilizar las mecánicas de sigilo, pero también un Árbol Solar donde cultivar diferentes objetos o recurrir al Banco Solar para generar intereses de la propia energía solar que recolectemos. Por supuesto, el anuncio japonés estaba a la altura de semejante obra maestra.

Toda una fantasía que se podía ver en el propio cartucho transparente de Boktai: The Sun is in Your Hand, el cual había que cuidar con especial atención. Tampoco se podía abusar del uso de la luz, ya que las semillas plantadas podían estropearse por el exceso de energía, por lo que había que estar atentos a un elemento del que solo se le podía sacar partido durante el día.

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