El misterio de Sonic y las cajas registradoras: por qué suenan los anillos del erizo azul cuando pagas en Estados Unidos

El misterio de Sonic y las cajas registradoras: por qué suenan los anillos del erizo azul cuando pagas en Estados Unidos

El legendario sonido del personaje cada vez que recoge los preciados objetos resuenan en los establecimientos

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Sonic Sega

Una de las escenas más cotidianas que se pueden vivir en cualquier país es la de acudir a una gasolinera, rellenar el depósito, ir al interior del establecimiento y pagar el coste del preciado líquido. De paso, podemos aprovisionarnos adecuadamente para continuar el viaje, pero en cualquier caso el destino final nos conduce hasta la caja registradora que maneja un dependiente.

Un hábito sin mayor importancia para cualquiera, pero que presenta una pequeña particularidad para los habitantes de los Estados Unidos. En ocasiones, cuando sus productos pasan por el escáner que los registra, pueden escuchar el siguiente sonido que cualquier amante de los videojuegos reconocerá al instante.

Efectivamente, la legendaria melodía que suena cada vez que Sonic recoge los preciados anillos se puede escuchar en las cajas registradoras. En cierto modo, tiene sentido, ya que cada anillo para el erizo azul tiene un tremendo valor y determina la vida que tiene para el resto de la partida. Sin embargo, es realmente extraño el por qué este tipo de máquinas poseen el archivo sonoro en su interior.

Es decir, ¿cómo diantres pueden unir lazos SEGA y la fabricante de los aparatos? El YouTuber Nexo se puso manos a la obra para averiguarlo y para encontrar la respuesta es necesario regresar hasta los años 70. Fue en noviembre de 1975 cuando la empresa japonesa Satomi Corporation creó la división Sammy Industry, la cual se centraría en el contenido relacionado con las máquinas arcade. El desarrollo de videojuegos como Survival Arts o Viewpoint consiguió consolidar a la marca a lo largo de los 90.

Sonic

Además, el negocio se sostenía fundamentalmente gracias a la creación de pachinkos y pachislots en el país nipón, ya que la industria de dicho sector en la nación es fortísimo. La expansión y la ambición natural de Sammy Industry permitió el establecimiento de subsidiarias por países como Estados Unidos o Reino Unido y en 2004 se produjo un acontecimiento histórico. SEGA se encontraba en el peor momento de su historia tras el calamitoso lanzamiento de la Dreaamcast, habiendo perdido la generación sin ningún tipo de paliativos.

Sammy olió la oportunidad de mercado y puso encima de la mesa 1.100 millones de dólares para adjudicarse una participación mayoritaria de SEGA, pasando así a formarse Sega Sammy Holdings. Realmente nada cambió, más allá de la desaparición de SEGA dentro de la legendaria pelea de fabricantes de consolas, así que ambas empresas siguieron a lo suyo con el desarrollo de videojuegos y plataformas arcade.

Claro, esta unión propició que lo que era exclusivo de unos, se pudiese compartir entre todos. Por lo tanto, Sammy tuvo acceso absoluto a las propiedades intelectuales de SEGA y así otorgar la licencia correspondiente a otras compañías para usarlas. Nexo comprobó que las máquinas registradoras que emiten el sonido de los anillos son creadas por Gilbarco Veeder-Root, una entidad que opera desde 1865, fabricando los equipos y la tecnología de las estaciones de servicio, desde los surtidores hasta todo lo que puedas imaginar.

Sonic Hedgehog

El Gilbarco Passport es el nombre del modelo de máquina registradora, que se puede encontrar en más de 40.000 localizaciones a lo largo del país norteamericano, y fue creado en 1999. En su interior poseen Passport POS, el software que permite llevar a cabo todas las operaciones de cobro y registro de los productos que pasan ante ella, pero es aquí donde la niebla es más densa. La teoría principal sugiere que Sega Sammy Holdings desarrolló o asistió en la creación del programa para el Gilbarco Passport, lo cual explicaría muchas cosas.

Una segunda postura apunta a que, por algún motivo, Gilbarco Veeder-Root está pagando debidamente a la empresa para usar el sonido, aunque existe una tercera vía. SEGA habría permitido la subcontratación del efecto sonoro a fabricantes chinos a finales de los 90 y Gilbarco Veeder-Root habría construido las máquinas con un programa de escaneo de terceros, sin tener en cuenta que la información sonora estaba en su interior.

Quién sabe, puede que uno de los programadores pensase que se trataría de un detalle gracioso y lo incluyó sin ninguna clase de permiso o supervisión. Lo que es seguro es que Sega Sammy Holdings jamás se ha quejado al respecto, por lo que parece claro que ambas partes tienen conocimiento real sobre lo que está sucediendo.

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