No iba muy desencaminado con mis primeras predicciones, 'Sonic Lost World' no es el juegazo que queríamos ver, pero sí un título que merece ser jugado por el fan del erizo. Un juego creado para ser superado corriendo en el que Sega demuestra que tiene las piezas de puzle necesarias, pero las está pegando con celo, y en la montaña hay piezas de seis puzles más.
No todo iba a ser bonito. Digo que merece ser jugado porque esos destellos que parece ofrecer por momentos, sólo esos, ya serían suficientes para crear el Sonic perfecto. O al menos ese que consiga unir generaciones, una eterna búsqueda en la que llevamos atascados demasiado tiempo.
Sonic Lost World, un homenaje irregular
No me disgustó el homenaje de 'Sonic Generations', el erizo rechoncho sigue cayéndome mucho mejor que el pasota que se apodera de las cinemáticas, y aquí el diseño del Sonic clásico habría ido a la par con los homenajes que plantea. Enemigos, animales, casinos, muertes por aplastamiento con Sonic cayendo petrificado. Todo lo que podría funcionar unido a algo que, francamente, no nos ha convencido jamás.
Tener historia e intentar hacer que te encariñes por personajes le hace un flaco favor a 'Sonic Lost World', me aburre ese estilo y creo que un simple “Tails se ha estrellado en la otra punta del mundo” funcionaría mucho mejor. Sí vienen bien los descansos que ofrecen, porque la exposición continuada a este juego es dura.
Me gustaría decir que es gracias a otra de las piezas correctas, una dificultad y diseño de zonas 2D fantásticas, pero no aparecen suficiente para generalizar. No me atrevo a meter en el saco niveles 3D completos, aunque algunos de los primeros lo merecerían.
Sonic debe ceñirse a sus mundos, ya tuvimos bastante desierto en 'Sonic y los Anillos Secretos'. Dame bosques, ciudades, cuevas plagadas de lava y algún que otro mundo submarino, pero no introduzcas en un juego de Sonic algo que lo ralentice. Yo mediré la velocidad a la que quiero ir.
¿Quieres velocidad? Pues Destruction Derby
Las tres que ofrece, la lenta comandada por el joystick y dos más a los gatillos, dan para acercarte a 'Sonic: Lost World' frente al mayor reto speedrun de la historia. Su dificultad acaba alcanzando cotas altísimas y acaba confundiendo el desafío con el masoquismo. Queda bonito cuando superas una zona por tercera vez y lo haces corriendo, pero no tardas en averiguar que está estrechamente ligado al peso y el salto de la opción más lenta.
Sería un acierto si fuese algo hecho a conciencia, si Sega hubiese creado el juego hardcore por excelencia y realmente los retos de partidas contrarreloj se convirtiesen en una moda en el panorama online de Nintendo, pero los niveles de 'Sonic: Lost World' no tardan demasiado en echar por tierra esas ganas de superación. Son un trámite.
Volviendo a las piezas correctas, algunas animaciones. El parkour desentona con mi planteamiento de un Sonic, pero además de ser útil acaba siendo vistoso en ciertos momentos, sobre todo en los cierres épicos a ese enésimo salto que estás intentando cuadrar (otra de sus misiones imposibles, más en 3D que en 2D). Pero lo que realmente me ha fascinado es el instante antes de echar a correr.
Al pulsar el gatillo derecho los pies de Sonic empiezan a moverse a toda velocidad, como en los dibujos animados de los 90. La sensación de los primeros niveles, cuando la cámara te deja en la punta de un planeta con forma cilíndrica y tienes que recorrerlo hasta el otro extremo, unidas a esa carga inicial en una carrera en la que probablemente acabes muerto, es genial. Y empiezas a correr.
La cámara gira y sigue tu espalda mientras pasas a gran velocidad por loopings de Green Hill, caes en picado entre árboles y pájaros o superas una zona amurallada saltando de pared a pared. Quiere ser mágico por momentos y no le voy a negar el intento, pero se cansa demasiado rápido del potencial de Sonic como juego de correr y saltar haciéndolo bonito, como un título en el que la velocidad puede ser difícil frente a los obstáculos, pero no imposible.
Pegatina Nintendo y poderes especiales
La ronda de homenajes se rompe cuando traspasa el límite que cientos de veces hemos comentado, 'Sonic Adventure'. Todo lo que llega después deja de cuadrar y se ahoga en un mar en el que las únicas cosas a las que agarrarse es la pata de una gaviota llamada 'Sonic Colors' y la visión de una tierra firme que queda ya muy lejana.
No acabo de entiender el papel del wisp en el diseño de niveles de 'Sonic: Lost World'. Aparecen de vez en cuando y se quedan a un lado para no molestar, el mero hecho de que salvo en contadas situaciones no se incluyan directamente en las mecánicas dice mucho de ello.
Puede tener su gracia lo de volar o usar el taladro, pero el resto sigue evitando lo que realmente quieres disfrutar en un Sonic, velocidad y la exploración de distintos caminos, no absorber esos caminos para alcanzar antes el final.
Sobre el homenaje a 'Super Mario Galaxy', creo que se podrían haber ahorrado tanto las críticas como el riesgo. Al final los cambios de cámara siguen ofreciendo más espectáculo que un puñado de planetas en los que perderse dando vueltas sin un destino fijo.
Hay cierto momento con unas manzanas que parece bastante inspirado. Son enormes, te persiguen y deben acabar en una licuadora que encontrarás en la zona. Al llevarla hasta allí se crea un chorro de zumo que te transportará hasta la próxima zona. De esos fatídicos momentos en los que Sonic sigue siendo más bonito cuando no haces nada.
El caso es que superas esas zonas pensando en cómo evolucionará y... una sandia y zumo de otro color. Nada que merezca demasiado la pena si no estás jugando a dos tipos de Sonic, el 3D de las velocidades vertiginosas y las orcas rompiendo un malecón, y el 2D de la estética ochentera, las zonas de pinball o los ascensores improvisados al subirte en tornillos que girarán con un toque de Spin Dash. Los únicos que funcionan.
Sonic Lost World, otra suma para Wii U
Las piezas están ahí, la gente gritando indicaciones para colocarlas tampoco ha faltado nunca, ¿qué necesidad hay de convertir a Sonic en algo que no es? Dejémonos de experimentos, de cosas que no cuadran y aprovechemos lo que realmente huele al personaje. Más 'Ristar' y menos Mario.
El problema no es que esté hecho para otro público, dudo que el niño al que la harán gracia los chistes de los nuevos enemigos, innecesarios y con unas batallas poco originales, tenga paciencia y habilidad para superar este Sonic de una sentada, aunque quiera.
Está en tierra de nadie más tiempo del que debería y creo que los fans seguimos mereciendo algo mejor. 'Sonic: Lost World' no es el Sonic que esperábamos, pero sí un plataformas que viene de perlas al catálogo navideño de Wii U. El futuro del erizo no está nada claro, y esta última aventura sólo aspira a ser un parche más.
Sonic: Lost World para Nintendo 3DS
En Nintendo 3DS el erizo se vuelve más técnico, con saltos entre paredes adornados con los siempre simpáticos pinchos y un estilo que, aunque sigue sin ser Sonic, sí llega a ser entretenido. La separación entre los niveles de la versión de Wii U también se repite aquí, y aunque los diseños 3D son más pobres y lastran la velocidad, son vistosos y ofrecen rutas alternativas.
El 2D acaba siendo más cómodo, más alejado del personaje, pero toca acostumbrarse a esas aspiraciones de 'Super Meat Boy' que propone a veces. Intenta compensar otras pérdidas de identidad con niveles especiales comandados por el giroscopio de la consola, construcción de objetos y cosas que no suelen cuadrar demasiado, pero los fans de las plataformas tal vez quieran darle una oportunidad. Sea como sea, cuestión de gustos a un lado, no creo que haya sido un buen momento para lanzar el juego en la portátil.
Plataformas: Nintendo 3DS, Wii U Desarrollador: Sonic Team Distribuidor: Nintendo Lanzamiento: ya disponible (18 de octubre de 2013) Precio: 47,95 euros (en Amazon
, por ejemplo, lo tienen por 42,73 euros)
En VidaExtra | Más de media hora de 'Sonic Lost World' de Nintendo 3DS y Wii U en acción
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