Con tanto videojuego que acaba siendo anunciado a lo largo del año a veces resulta un tanto complicado acordarse de todos y cada uno de los que son presentados, sobre todo si han pasado un tanto desapercibidos. Recientemente eso es lo que me ha pasado con Banishers: Ghosts of New Eden, un nuevo videojuego cuyo desarrollo corre a cargo de Don't Nod Entertainment.
Si bien la mayoría de sus trabajos han sido aventuras gráficas, la compañía ya demostró hace unos años que es perfectamente capaz de crear un RPG de acción muy recomendable, como fue el caso de Vampyr. Eso mismo tratará de demostrar una vez más el año que viene con este nuevo título que he tenido la oportunidad de probar y sobre el que me alegra haberlo hecho sin saber nada de él, porque así la sorpresa ha sido muchísimo más gratificante.
El peso de las consecuencias al salvar o eliminar a humanos y fantasmas
La acción de este RPG transcurre en el año 1695, en un mundo puramente de fantasía en el que los protagonistas son Red y Antea, una pareja de guerreros enamorados el uno del otro y cuya mayor cualidad es la de ser cazadores de fantasmas. Y es que en las tierras en las que viven hay toda clase de malvados espectros que aterrorizan a la población, por lo que su tarea es acabar con ellos para mantener la paz.
Sin embargo, una terrible tragedia se interpone en la relación de nuestros personajes, porque Antea se transformará también en un fantasma, precisamente los seres que ellos odian. Esta situación no les dejará más remedio que buscar la forma de devolverle a su estado natural, aunque eso dependerá única y exclusivamente de lo que quieran los jugadores que ocurra.
El motivo de todo esto se debe a que en Don't Nod son muy expertos de las experiencias narrativas y aquí el estudio lo demuestra una vez más, porque somos nosotros mismos los que decidiremos qué destino le aguardará a Antea. Y es que a lo largo de este trepidante viaje la pareja de protagonistas se encontrará con seres humanos y también con espectros cuyo destino estará en las manos de Red.
Lo cierto es que la parte que tuve la oportunidad de jugar ya me situaba en un punto avanzado de la trama en el que Antea ya era una fantasma y tenía que llevar a cabo una misión. En ella me encontré con un humano que estaba siendo atormentado por la muerte de un compañero suyo, así que tocaba ejercer de detectives en busca de cualquier pista que pudiese determinar qué ha sucedido realmente y de paso encontrar al susodicho fantasma.
Tras librar unos cuantos combates y recorrer gran parte del escenario logré encontrarme con el espectro en cuestión, hablar con él y explicar a su compañero que seguía vivo lo que había pasado. Naturalmente esto no son más que unas pequeñas pinceladas de la misión, para tampoco destriparla entera, pero una vez llegué a la parte final de este objetivo se me planteó una serie de opciones por las que tenía que decantarme: matar al humano, dejar al fantasma que descansase en paz o destruirlo por completo.
Ninguna de las tres opciones hay que escogerlas a la ligera, porque son las que tendrán graves consecuencias en el progreso de Antea para volver a ser humana, en la trama principal y en los propios habitantes de New Eden. De hecho, poco después ella misma quiso saber qué pretendía Red, si ayudarla a volver a su estado normal a costa de las vidas de los humanos y el sufrimiento de las almas de los fantasmas o asumir las consecuencias y seguir ejerciendo con su juramento de cazadores de fantasmas, lo que conllevará en el futuro que ambos no puedan estar juntos.
Por todo ello queda claro que la narrativa juega un papel brutal y tremendamente importante de principio a fin en este título, con decisiones cruciales y en las que la moralidad tendrá un peso bastante grande, ya que todo tiene su parte positiva y negativa que no se puede pasar por alto en ningún momento. Sobre todo porque Antea no terminará de ver con buenos ojos el acabar con otros por la profesión que siempre ha defendido.
Un mundo de fantasía repleto de temibles amenazas
Más allá del gran componente argumental, las numerosas conversaciones que van desfilando en pantalla y las cinemáticas que te invitan a no perderte nada, la jugabilidad es otro apartado fundamental como buen RPG de acción, porque los combates plantean un buen desafío. Los primeros en los que me vi envuelto eran contra unos lobos normales y corrientes y tampoco me costó demasiado machacarlos, pero a base de avanzar ya no era posible relajarse.
La verdad es que los controles son muy sencillos e intuitivos, dado que cuentas con un botón para ataques débiles, otro para cargarlos y golpear más fuerte, así como es posible protegerse para bloquear o rodar para esquivar. Aun así, a veces los grupos de enemigos son muy poderosos y no se andan con contemplaciones, por lo que no hay que perder de vista nada de lo que hay alrededor para no morder el polvo rápidamente.
A pesar de todo, Red y Antea en realidad es como si fuesen un mismo ser, porque otro de los botones del mando permite alternar entre uno y otro cuando uno quiera. Esto mismo afecta al escenario gracias a las capacidades de cada uno, dado que por ejemplo Antea puede descubrir materiales que no están a la vista de los vivos, pero donde se notan más las diferencias entre ambos es al enfrentarse a cualquier enemigo.
Lo bueno de que nuestra compañera de viaje sea un fantasma es que no puede morir de ninguna manera, pero sí que tiene su propia barra de vida. Por lo tanto, es posible pegar con ella sin temor a recibir golpes y así conservar la salud de Red en una situación que se presente un tanto peliaguda. Además, Antea es bastante más poderosa con sus ataques cuerpo a cuerpo y otros hechizos devastadores, mientras que Red me parecía que se defendía bien al principio, pero a la larga lo usaba únicamente en situaciones más puntuales.
Para evitar que solo se juegue con Antea ella cuenta con una especie de barra de energía que disminuye sin cesar, de manera que la única forma de recargarla es a base de luchar con Red. Una buena forma que tiene el juego de garantizar que ninguno de los dos se queda de lado y al mismo tiempo profundizar en sus respectivos árboles de habilidades para fortalecerlos cuanto más se progrese en la trama.
Por lo general los enemigos cuentan con patrones muy simples de aprender, aunque también me topé con algunos en forma de minijefes que costaba lo suyo derrotarlos. Estos abundaban sobre todo en una especie de dimensiones alternativas a las que se puede acceder en un punto más avanzado de la aventura para desbloquear mejoras en el caso de superar con éxito estas zonas.
En cualquier caso, cuando llegó el momento de poder avanzar libremente por el mundo abierto en esta aventura ya llegaba la hora de soltar los mandos, pero al menos me dio tiempo de apreciar que el mapa cuenta con un tamaño descomunal y había infinidad de puntos de interés para visitar, por lo que tiene toda la pinta de que el completar el juego llevará su buena cantidad de decenas de horas. Eso sí, he de reconocer que a mi me lo ha vendido por completo esta primera toma de contacto.
El argumento me ha parecido muy interesante, así como el hecho de que las decisiones sean tan impactantes en los acontecimientos, y los combates tampoco se quedan cortos con una dificultad que hará que no resulten un paseo y sin llegar a ser un reto muy desesperante. Quizás lo único malo es la fecha en la que saldrá a la venta porque se encontrará con mucho bombazo junto, pero sin duda Banishers: Ghosts of the New Eden tiene muchas papeletas para ser uno de los juegos más interesantes del primer trimestre de 2024.
- Plataformas: PS5 (versión jugada), Xbox Series X/S y PC
- Multijugador: No
- Desarrollador: Don't Nod
- Compañía: Focus Entertainment
- Lanzamiento: 13 de febrero de 2024