'Pokémon Negro' y 'Pokémon Blanco'. Primer contacto

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Mezcla de tradicionalismo y evolución, el anuncio de ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ provocó entre los fans del famoso RPG una sensación que caminaba a caballo entre dos aguas, la de la ilusión y la decepción. A priori, aunque pocos, los cambios introducidos parecían aportar cierta frescura al título, pero el carisma de los Pocket Monsters ha mermado notablemente con el paso de los años y el exceso de secuelas se palpa en diseños que ya no consiguen sorprender como lo hacían los primeros.

Si ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ son realmente las entregas que revolucionarán la franquicia es algo que sólo podremos averguar cuando tengamos el juego en nuestras manos, pero al menos nuestra corta experiencia con la versión japonesa nos servirá para detallaros por dónde van los tiros en este primer contacto.

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El juego empieza con una introducción animada en la que se nos presenta la primera novedad, una subtrama que acompañará a lo largo del título al clásico y trillado esquema de consigue Pokémon y medallas mientras desbaratas los planes del Team Rocket y derivados. En ella se nos muestra por primera vez en la historia de la saga un dilema moral: un grupo pretende detener el uso de los particulares monstruos para la lucha, alegando que todos deberían vivir en libertad.

Un puntazo para la madurez de la franquicia si no fuese porque estos hippies pokemoniles (olé) utilizan Pokémon para llevar a cabo su lucha contra el sistema establecido. Muy lógico no es que sea, pero claro, tampoco es que les quedaran muchas alternativas. En realidad con pistolas y píxeles encadenándose a árboles sólo conseguirían que los picapleitos tipo Jack Thompson acabasen totalmente desquiciados.

Es el primero de una infinidad de cambios difíciles de apreciar con pocas horas de juego, puesto que con la intención de mantener el ritmo constantemente, poco a poco se nos irán desvelando varias sorpresas nunca antes vistas en la serie.
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De entre todos ellos, tal vez el que más me ha sorprendido ha sido el nuevo sistema de combate a tres bandas, en los que la estrategia a la hora de enfrentarte a tus enemigos acaba convirtiéndose en una experiencia totalmente distinta a lo que nos tienen acostumbrados los chicos de Game Freak.

En realidad se trata de un cambio bastante simple. Cada uno de los tres Pokémon de nuestro equipo que se encuentren en ese momento en combate, sólo podrá atacar a los dos contrincantes que tenga justo en frente, por lo que la posición de las mascotas nos obligará a estrujarnos la cabeza buscando un hueco en el que nuestros ataques causen el máximo daño posible, pero a la vez intentando evitar la vulnerabilidad que podría producirse dependiendo del tipo de elemento que predomine en los Pokémon que tengamos delante.

Otro gran avance es el diseño gráfico. Parece mentira pero lo de los escenarios en 3D no tarda en convertirse en un acierto que no podríamos perdonar si se eliminase en una siguiente entrega. Todo es prácticamente igual, pero luce infinitamente mejor. Mención especial merecen las animaciones de las batallas, que abandonan el sistema estático del que hacían gala las anteriores entregas ofreciendo entre dos y tres animaciones por Pokémon, sin contar las de los ataques.

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Pese a ello volvemos a lo que comentábamos al principio. No se si será a nivel personal por cansancio después de seguir la saga tantos años o por la propia fatiga de la franquicia, que la tiene, pero el punto que más flojea de entre todas las bondades que presentan los nuevos ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ es el diseño de los personajes. Repito que siempre suele ser algo muy subjetivo, pero es innegable que el aspecto de Blastoise comparado con cualquiera de los nuevos animales es abismal. Siempre refiriéndome a la calidad de los antiguos, claro está.

Es incomprensible que se intente buscar una estética y esquema más adulto en todos los ámbitos y el trabajo de creación de ese universo se haga bajo un halo kawaii que reviente el proceso. Tal vez no sea intencionado y donde yo veo evolución y madurez sus creadores simplemente busquen una apertura de mercado que no cierre la puerta a los niños y niñas que acaban de conocer el juego o la serie de dibujos. También es cierto que me queda muchísimo por ver y cuando el juego llegue a nuestras manos dentro de unos meses mi valoración en este aspecto cambie relativamente.

Pese a ello, no me tiembla la voz al afirmar que ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ apunta muy alto y sin duda los cambios incluidos serán muy bien recibidos por los fans de la franquicia. No es la vuelta de hoja completa que muchos esperábamos en esta generación pero es un paso adelante espectacular que, salvo fuerza de causa mayor, todos acabaremos aplaudiendo cuando tengamos el juego a nuestro alcance.

Ficha Técnica: Pokémon Negro y Pokémon Blanco

Mezcla de tradicionalismo y evolución, el anuncio de ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ provocó entre los fans del famoso RPG una sensación que caminaba a caballo entre dos aguas, la de la ilusión y la decepción. A priori, aunque pocos, los cambios introducidos parecían aportar cierta frescura al título, pero el carisma de los Pocket Monsters ha mermado notablemente con el paso de los años y el exceso de secuelas se palpa en diseños que ya no consiguen sorprender como lo hacían los primeros.

Si ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ son realmente las entregas que revolucionarán la franquicia es algo que sólo podremos averguar cuando tengamos el juego en nuestras manos, pero al menos nuestra corta experiencia con la versión japonesa nos servirá para detallaros por dónde van los tiros en este primer contacto.

El juego empieza con una introducción animada en la que se nos presenta la primera novedad, una subtrama que acompañará a lo largo del título al clásico y trillado esquema de consigue Pokémon y medallas mientras desbaratas los planes del Team Rocket y derivados. En ella se nos muestra por primera vez en la historia de la saga un dilema moral: un grupo pretende detener el uso de los particulares monstruos para la lucha, alegando que todos deberían vivir en libertad.

Un puntazo para la madurez de la franquicia si no fuese porque estos hippies pokemoniles (olé) utilizan Pokémon para llevar a cabo su lucha contra el sistema establecido. Muy lógico no es que sea, pero claro, tampoco es que les quedaran muchas alternativas. En realidad con pistolas y píxeles encadenándose a árboles sólo conseguirían que los picapleitos tipo Jack Thompson acabasen totalmente desquiciados.

Es el primero de una infinidad de cambios difíciles de apreciar con pocas horas de juego, puesto que con la intención de mantener el ritmo constantemente, poco a poco se nos irán desvelando varias sorpresas nunca antes vistas en la serie.

De entre todos ellos, tal vez el que más me ha sorprendido ha sido el nuevo sistema de combate a tres bandas, en los que la estrategia a la hora de enfrentarte a tus enemigos acaba convirtiéndose en una experiencia totalmente distinta a lo que nos tienen acostumbrados los chicos de Game Freak.

En realidad se trata de un cambio bastante simple. Cada uno de los tres Pokémon de nuestro equipo que se encuentren en ese momento en combate, sólo podrá atacar a los dos contrincantes que tenga justo en frente, por lo que la posición de las mascotas nos obligará a estrujarnos la cabeza buscando un hueco en el que nuestros ataques causen el máximo daño posible, pero a la vez intentando evitar la vulnerabilidad que podría producirse dependiendo del tipo de elemento que predomine en los Pokémon que tengamos delante.

Otro gran avance es el diseño gráfico. Parece mentira pero lo de los escenarios en 3D no tarda en convertirse en un acierto que no podríamos perdonar si se eliminase en una siguiente entrega. Todo es prácticamente igual, pero luce infinitamente mejor. Mención especial merecen las animaciones de las batallas, que abandonan el sistema estático del que hacían gala las anteriores entregas ofreciendo entre dos y tres animaciones por Pokémon, sin contar las de los ataques.

Pese a ello volvemos a lo que comentábamos al principio. No se si será a nivel personal por cansancio después de seguir la saga tantos años o por la propia fatiga de la franquicia, que la tiene, pero el punto que más flojea de entre todas las bondades que presentan los nuevos ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ es el diseño de los personajes. Repito que siempre suele ser algo muy subjetivo, pero es innegable que el aspecto de Blastoise comparado con cualquiera de los nuevos animales es abismal. Siempre refiriéndome a la calidad de los antiguos, claro está.

Es incomprensible que se intente buscar una estética y esquema más adulto en todos los ámbitos y el trabajo de creación de ese universo se haga bajo un halo kawaii que reviente el proceso. Tal vez no sea intencionado y donde yo veo evolución y madurez sus creadores simplemente busquen una apertura de mercado que no cierre la puerta a los niños y niñas que acaban de conocer el juego o la serie de dibujos. También es cierto que me queda muchísimo por ver y cuando el juego llegue a nuestras manos dentro de unos meses mi valoración en este aspecto cambie relativamente.

Pese a ello, no me tiembla la voz al afirmar que ‘Pokémon Negro’ y ‘Pokémon Blanco’ apunta muy alto y sin duda los cambios incluidos serán muy bien recibidos por los fans de la franquicia. No es la vuelta de hoja completa que muchos esperábamos en esta generación pero es un paso adelante espectacular que, salvo fuerza de causa mayor, todos acabaremos aplaudiendo cuando tengamos el juego a nuestro alcance.

Ficha Técnica: Pokémon Negro y Pokémon Blanco

• Plataformas: Nintendo DS
• Editor: Nintendo
• Desarrollador: Game Freak
• Lanzamiento: Primavera
• Precio: Por confirmar

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• Plataformas: Nintendo DS

• Editor: Nintendo

• Desarrollador: Game Freak

• Lanzamiento: Primavera

• Precio: Por confirmar

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