Cuando me acerqué por primera vez a One Military Camp hace ahora escasamente un año, la guerra entre Rusia y Ucrania y lo ocurrido con Advance Wars me hizo temer lo peor. Ya en su momento comentaba lo difícil que me parecía asomarme a la idea de crear un campamento militar e iniciar una reconquista en un momento así, pero me alegra que en Abylight hayan conseguido seguir adelante sin grandes problemas.
La prueba de hasta qué punto lo han hecho está en cómo durante las últimas noches he estado creando barracones, organizando cuadrículas de edificios para navegar entre lo estéticamente apetecible y la disposición más eficiente, y enviando soldados a la guerra consiguiendo que todos vuelvan de una pieza.
Cómo crear el campamento militar perfecto
Con una estructura algo más encorsetada de lo que me gustaría, el bucle de One Military Camp nos pide contratar soldados, ponerlos a entrenar y especializarlos en los aspectos que reclaman las siguientes misiones para ir recuperando territorios invadidos y héroes que nos echen un cable en forma de beneficios para el campamento.
Pocas cosas me gustan más que colocar cuatro casitas sobre una cuadrícula, así que ya podréis imaginar que se necesita poco para contentarme. Sin embargo, bajo esa fachada de mofa cartoon, One Military Camp esconde más profundidad de la que podría parecer.
Con algo tan aparentemente simple como barracones y casas particulares para los soldados, campos de entrenamiento básicos de distintos atributos, campos de entrenamiento específicos para que puedan especializarse en distintas variantes, y todo lo que rodea a sus necesidades básicas, desde una cantina en la que comer hasta una enfermería en la que cuidarse sus tobillitos de cristal, el bucle crece lo suficientemente rápido para que siempre tengas un nuevo objetivo en el horizonte.
Aunque me gustaría poder aprovechar ese tiempo entre medio de todo el proceso para poder acudir a otras zonas del mapa a luchar con otros soldados más allá de los de la misión principal, reconozco que ese acompañamiento inicial, ese encorsetamiento que comentaba antes, en realidad es perfecto para adaptarte sin demasiados dolores de cabeza a lo dura que puede ser su economía.
Pequeños detalles a mejorar
Con aquella estrategia de ver hasta dónde puedes retorcer el juego e ir reiniciando partida para adaptarte a los límites encontrados, en One Military Camp en realidad todo se reduce a mantener las manos quietas cuando el cuerpo te pide ir más allá e ir adelantando trabajo mientras mejoras soldados y clases para las que aún no tienes misión.
Bajo esa regla de oro, todo saldrá bien, y aunque no he querido avanzar más de lo que me gustaría, por aquello de volver a él cuando salga del Acceso Anticipado, la idea de ir adaptándome a distintos biomas con distintas necesidades me parece de lo más apetecible.
Sí espero que, de aquí a septiembre cuando salga la versión final de One Military Camp, alguien pueda echarle un ojo con algo más de cariño a todo lo relativo a la experiencia e interfaz de usuario, sin duda el punto en el que más me ha cojeado el juego durante la prueba.
Atajos más cómodos, formas más ágiles de gestionar a tus soldados, alertas más claras que no te obliguen a estar mirando constantemente qué problemas tiene el campamento. Acelerar la forma de acceder a la información y sacarle partido, a grandes rasgos.
Más allá de eso, tanto por mecánicas como por los 100 niveles y la campaña completa que tienes por delante, si te llama mínimamente la atención dudo que termines decepcionado con él.
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