Inédito en occidente hasta 2010, Castlevania: Rondo of Blood pudo haber sido una rareza dentro de las gestas vampíricas de Konami. Pero aquella joya era -y es- demasiado buena como para pasar desapercibida: la cruzada de Richter Belmont es considerada por méritos propios una de las entregas más decisivas e influyentes de toda la saga Castlevania. Palabras mayores.
Lanzado en 1993 para PC Engine (la Turbografx nipona), Rondo of Blood supuso la evolución natural del legado de Castlevania tras el punto y seguido que supuso Super Castlevania IV. Y, a la vez, se consolidó como una magistral transición en lo jugable y lo visual hacia todas las entregas y spin-offs que llegarán después.
Empezando, lógicamente, por su secuela directa: el legendario Castlevania: Symphony of The Night arranca -literalmente- desde el clímax de la aventura de Richter.
Porque la grandeza de Castlevania: Rondo of Blood ni pasa desapercibida mando en mano ni tampoco debía ser olvidada. Por un lado, porque su ausencia en occidente (hasta su llegada a la Consola Virtual de Nintendo) fue un cabo suelto de la saga, según el propio Koji Igarashi.
Pero también porque, más allá de la enorme huella que dejó dentro de Castlevania, es una aventura redonda que irradia sensaciones atemporales tan características de los clásicos de Konami de principios de los 90.
Y pese a que, como veremos, Rondo of Blood se intentó relanzar y e incluso fue actualizado en varias ocasiones, a veces con modificaciones no lo suficientemente sutiles en sistemas contemporáneos como la SNES y otras de manera mucho más ambiciosa en consolas posteriores, hasta la fecha no ha sido posible igualar el encanto del clásico original de PC Engine.
Con todo eso por delante, ¿qué tiene Castlevania: Rondo of Blood de especial? La respuesta rápida y poco concisa es su modo de encontrar el equilibrio perfecto entre todo lo bueno de las entregas anteriores y todo lo que nos deslumbró de lo que llegó después. La respuesta no tan corta es más interesante.
La purga del Matavampiros más allá de Nintendo
Tras presenciar el siniestro ritual que trae de vuelta a Drácula, y superada una primera prueba de destreza impuesta por la propia muerte, la purga demoníaca de Richter arranca en lo más profundo de Europa, en las proximidades del castillo del Señor de las Tinieblas. Con esa tan reconocible atmósfera de fantasía oscura de Castlevania como telón de fondo.
Han pasado más de cien años desde que el legendario Simon Belmont venciese a Drácula, pero el mundo apenas ha cambiado. Rondo of Blood nos traslada a una retorcida visión alternativa del año 1792 en la que toda clase de criaturas de la oscuridad extienden la decadencia y el caos al amparo de la noche. Una amenaza que solo podrá ser frenada por el látigo Matavampiros y su nuevo portador: Richter Belmont.
La estructura de niveles de Rondo of Blood da continuidad al desafiante desarrollo lineal que elevaron la saga Castlevania al estatus de culto. Los primeros niveles sirven para que, ya como Ritcher, nos hagamos al uso del látigo a base de azotar hasta reducir y pulverizar cualquier criatura que nos salga al paso.
Llegado el momento, justo frente a la entrada al castillo de Drácula, toca la prueba de fuego (nunca mejor dicho): deberemos enfrentarnos a un poderoso Wyvern antes de dejar atrás los escombros del pueblo que rodea la fortaleza. Siendo conscientes de que, en caso de fracasar, la propia humanidad estará condenada.
Todo lo que podía desear un fan de Castlevania está presente en Rondo of Blood desde los primeros compases. Ganando en el proceso, lógicamente, nuevos matices gracias a la tecnología del Super CD-ROM de PC Engine.
Dando contexto a cada nuevo tramo principal de la aventura con animaciones con marcada estética de anime doce años antes del lanzamiento de Castlevania: Dawn of Sorrow. Solo que aquí no hay elementos de RPG o subidas de niveles: nuestra destreza con el látigo será lo único capaz de detener a Drácula.
El apartado visual ha tenido siempre una presencia especial en Castlevania, especialmente en lo relativo a sus cuidados sprites y la ambientación de sus escenarios, pero lo logrado en el apartado musical de cada entrega siempre suele estar varios pasos por delante. Y Castlevania: Rondo of Blood no es la excepción.
Que fuese la primera entrega lanzada en CD supuso un salto de calidad en lo sonoro y Konami supo aprovechar a las mil maravillas la oportunidad. Y para muestra, así sonaban sus piezas musicales en 1993.
Eso sí, el paso de Castlevania al entonces novedoso formato digital permitió añadir otros extras la mar de interesantes a la experiencia, como ilustraciones y voces digitalizadas que terminan de redondear un apartado artístico impecable.
¿Y en lo jugable? Ahí es donde Rondo of Blood realmente se luce: si bien, como dijimos, en lo referente al diseño de sus niveles Konami ofrece a los jugadores de PC Engine una aventura lineal (básicamente, atravesar una pantalla y sus peligros hasta llegar al siguiente punto) también se introdujeron elementos especialmente interesantes a la fórmula clásica.
- De partida, como en Castlevania III: Dracula 's Curse, Konami introdujo una suerte de ramificación de caminos. Es decir, el jugador podía abordar dos rutas que convergen al final.
- A lo que hay que sumar que, también cómo en Dracula 's Curse, nuestro azotador de demonios no está solo: a partir de determinado punto del juego María, una pequeña hechicera y conjuradora, pasa a formar parte de la aventura como segundo personaje seleccionable.
- Y no solo eso: en Rondo of Blood también disponemos de varias ranuras de guardado y hasta un selector de niveles. Y lo mejor de todo es que ninguna de estas dos novedades en torno al guardado de partidas afectó a su sensacional rejugabilidad.
Si bien contar con dos protagonistas muy diferentes no podía considerarse una novedad, en lo jugable el Castlevania de PC Engine también brillaba con luz propia: Richter no dominaba el látigo Matavampiros como Simon, ya que ni puede mejorarlo sobre la marcha ni tampoco da latigazos en múltiples ángulos, pero a cambio su habilidad con las armas secundarias le permitía acceder al Item Crash, un movimiento definitivo que llena visualmente toda la pantalla para dejarla vacía de amenazas.
Por su parte, María cambia el tono del juego: además de las nuevas escenas intermedias, bastante más desenfadadas que las de Richter, su habilidad para conjurar toda clase de animales suponían un nuevo registro a la hora de desenvolvernos por los complejos pasillos y estancias del castillo de Drácula.
Retomando lo visual, Castlevania Rondo of Blood sigue siendo una delicia casi 30 años después. Siendo el molde, además, de los títulos venideros: sin el juego de PC Engine es imposible entender el colosal salto de calidad entre Super Castlevania IV y Symphony of the Night.
Algo que se nota en cada píxel y cada animación. Y lo mismo ocurre con sus escenarios: pese a estar elaborados para ser recorridos de forma lineal, el juego nos desafía a exprimirlos al máximo, ya que solo es posible acceder al final bueno de Rondo of Blood rescatando a las cuatro prisioneras de Drácula, incluyendo a María (la segunda protagonista) y propia la prometida de Richter.
¿Un juego perfecto? Bueno, pese a que atravesar ciertas zonas pondrán a prueba nuestra destreza al dar latigazos en salto, definitivamente algunos combates contra enemigos y jefazos no igualaron ese nivel de desafío. Algo que fue replanteado tres años después en su primera puesta a punto para el cerebro de la bestia.
Vampire Kiss y The Dracula X Chronicles: Las otras versiones de Rondo of Blood
Los rumores eran ciertos: Konami se encontraba desarrollando una revisión de Rondo of Blood para la 16 bits de Nintendo. Sobre el papel, se trataría de una edición acomodada (lógicamente) al hardware de la SNES y sus posibilidades, con cambios en aspectos clave. La realidad es que el lanzado en territorio PAL como Castlevania: Vampire Kiss resultó ser diferente.
Lo que parecía un bombazo acabó siendo una alegría sin demasiada fanfarria. Si bien Vampire Kiss fue (y es) un juego de nota, la realidad es que se quedó a las puertas de ser la adaptación soñada. Al menos, la que Richter y María realmente merecían.
Konami desechó ese toque manga y puso sobre la mesa una identidad visual diseñada para la ocasión -todo sea dicho, no le sentó nada mal- manteniendo la mayoría de los sprites originales o dándoles más detalles a través de un aumento del color y la diferencia de hardware frente al PC Engine.
Sin embargo, fueron el resto de cambios los que acabaron dividiendo opiniones por parte del que se supone que iba a ser el Rondo of Blood de Super Nintendo.
- Empezando por la diferencia más sonada, María no solo fue completamente rediseñada, sino que dejó de ser la segunda protagonista para ser únicamente una de las doncellas que Richter rescata durante la trama. Es más, tardaríamos un poco más en cruzarnos con ella durante la aventura.
- En el camino, además, se perdieron muchos de los jefazos finales. Incluyendo al Wyvern, el Bone Golem, el Dogether, la Momia o el Shaft. A cambio, se elevó la dificultad de los presentes, incluyendo al propio Drácula.
- En lo relativo a los niveles, pese a las semejanzas visuales, las diferencias no tardan en aparecer. Incluyendo la redistribución de muchas zonas, enemigos y jefes. Por no hablar de la reducción de cuatro a dos fases alternativas. Eso sí, se aprovechó para aumentar generosamente la dificultad de todo el juego.
Un conjunto de diferencias que quedan todavía más a la vista al comparar ambos juegos frente a frente.
Por lo general Castlevania: Vampire Kiss se considera una versión alternativa de Rondo of Blood, siendo el juego de PC Engine el que realmente se considera vinculado oficial y cronológicamente a la saga, tanto por Konami como por el propio Igarashi.
¿Una oportunidad perdida? Bueno, durante muchos años Castlevania: Vampire Kiss fue la única manera de jugar a Rondo of Blood en territorio europeo y Estados Unidos. Lo cual no quita que, a posteriori, muchos fans continúen debatiendo sobre si podían haberse ahorrado las licencias y novedades. Y no fueron los únicos.
Dado el atronador éxito de Castlevania: Symphony of the Night, Konami e Igarashi tuvieron una idea brillante: un remake con escenarios y personajes poligonales de Rondo of Blood para PSP que llegó bajo el nombre de Castlevania: The Dracula X Chronicles . Y aquella idea tenía mucho sentido:
- Rondo of Blood no solo es realmente aconsejable previo a abordar Symphony of the Night, sino que para Konami no lanzarlo en territorio occidental seguía siendo una espinita. A fin de cuentas, aquella entrega era un episodio esencial de la saga Castlevania.
- Por otro, esta nueva adaptación será una réplica muy fiel al Rondo of Blood original, trasladando cada píxel a escenarios y personajes creados en tres dimensiones. Eso sí, la aventura seguía siendo en scroll lateral.
Y pese a que el remake de Rondo of Blood contó con nuevas cinemáticas, rediseños de personajes y toda la experiencia del clásico de PC Engine, lo cierto es que los sprites originales siempre acabaron teniendo muchísimo más carisma y tirón. Por suerte, los jugadores podían elegir.
Una vez superada la aventura nos encontraremos con dos regalos insólitos: una copia digital de Castlevania: Rondo of Blood y otra de Castlevania: Symphony of the Night. Sumar los clásicos al remake era ofrecer dos regalazos irresistibles a los fans de la saga. Una locura.
Es más, era la única manera de jugar al legendario Rondo of Blood sin tener que adquirir el disco de importación y una PC Engine nipona. Y lo siguió siendo hasta la llegada del juego a la Consola Virtual de Nintendo.
¿Qué ha sido de Richter Belmont?
Richter es, junto a Simon y Alucard, uno de los héroes más populares de la saga Castlevania. Y eso que, técnicamente, sólo ha protagonizado una entrega principal. Lo cual no quita que haya realizado apariciones muy memorables en secuelas, spin-offs y haya llegado a aparecer, reclamando una plaza propia, en el mayor crossover de videojuegos de la historia.
Tras la revisión de su personaje en Vampire Kiss, Konami arrancó Symphony of the Night haciéndonos revivir la mítica batalla entre Richter y Drácula. Y no solo eso: una vez completamos el castillo también pasa a ser seleccionable, junto con María, en el juego.
Se puede decir que, desde entonces, y salvo en Castlevania Judgment (cuya plaza fue ocupada por María) Richter ha sido un habitual en todos los títulos relacionados con la saga Castlevania. Repartiendo latigazos allá donde los cazavampiros de Konami de distintas generaciones acaban cruzando sus destinos.
Incluyendo apariciones en juegos tan diversos como:
Castlevania: Harmony of Despair
Una apuesta multijugador en la que hasta seis jugadores limpian un escenario demoníaco de manera simultánea. Eso sí, como nota a tener en cuenta, Richter es un personaje adicional descargable como María o el mismísimo Simon Belmont.
Castlevania Puzzle: Encore of the Night
Una especie de deconstrucción y reensamblaje de Symphony of the Night en clave de juego de puzles donde Richter no solo forma parte de la historia, sino que además podremos repartir latigazos por su cuenta.
Castlevania: Moonlight Rhapsody
Si bien se sabe lo justo y necesario sobre el próximo juego de Castlevania para móviles, podemos ya desde los primeros datos oficiales se ha confirmado que Richter será uno de los héroes seleccionables.
Y, ahí no acaba su leyenda: como comentamos, el propio Richter es uno de los personajes de Super Smash Bros. Ultimate en calidad de luchador Eco de Simon Belmont.
Un honor que lo pone a la altura de Mario, Sonic, Pac-Man, Ryu o Solid Snake, lo cual tiene un valor especial, ya que -más allá de sus apariciones estelares- dentro de la saga Castlevania solo lo hemos visto protagonizar un juego. Eso sí, un juego trascendental para el legado de su propia saga.
A fin de cuentas, Castlevania: Rondo of Blood quizás no sea el mayor y más ambicioso juego de Castlevania, pero es absolutamente imposible medir el calado de la saga sin ponernos en la piel de Richter Belmont. En muchos aspectos, Rondo of Blood perfeccionó lo que ya había hasta hacerlo propio, creando un nuevo molde a su forma. En otros, se atrevió a mostrar cómo serán los Castlevania del futuro sin renunciar al estilo clásico.
En cualquier caso, estamos hablando de un clásico que no para de ganar peso con el paso de los años. Uno de los mejores juegos jamás lanzados para PC Engine y, casi tres décadas después, uno de los máximos reclamos de la Turbografx mini.
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