'Brink'. Análisis

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Llevamos tanto tiempo jugando a títulos buenos, pero tan parecidos entre si, que confiábamos en Splash Damage para que aportase un soplo de aire fresco al género de los FPS con el lanzamiento de ‘Brink’. No es que la expectación haya sido espectacular, de hecho me juego el cuello a que muchos de los que leen ahora esto ni siquiera conocían la existencia del título o, como mínimo, que llegase a las tiendas esta misma semana.

Pero sin embargo los que sí esperábamos como agua de mayo cada nueva actualización de detalles y vídeos, teníamos la fe de encontrarnos un título notable, con un diseño diferente, unas opciones de personalización que alargarían la vida del juego, y ese efecto nostálgico que rememoraba a los movimientos de ‘Mirror’s Edge’ provocados por el sistema de control SMART. Pues bien, bienaventurados aquellos que ignoraban la existencia de ‘Brink’, porque tal y como descubriréis en el siguiente análisis, a los demás nos han pegado un palo que poco podíamos prever.

Empezó a llamar nuestra atención rezando aquello de “por fin un juego que mezcla bien el modo campaña, el cooperativo y el multijugador“. Y sí, oye, los tres modos están ahí, juntitos, pero el que mucho abarca poco aprieta y al final en vez de centrarse en un único modo y hacerlo a lo grande, han ido esparciendo buenas intenciones por todos lados. ¿Y qué son las intenciones? Pues exactamente lo mismo que las ilusiones, nada. Queda bien hablar de ellas, pero si finalmente no cumples con lo esperado el resultado es ‘Brink’.

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Multijugador, cooperativo e individual ¿tres por el precio de uno?

Dejémonos de milongas, ‘Brink’ debería haber sido un título multijugador, a secas, puesto que es ahí precisamente donde reside su gracia. Quedas con amigos, formas un equipo y os compenetráis entre vosotros para alcanzar los objetivos típicos. Que si protege al rehén, destruye esa puerta… no han inventado nada, pero al menos la fórmula continúa funcionando. Consigue experiencia realizando lo que se te indica mientras vuelas alguna que otra cabeza y al volver al menú podrás ganar nuevas ropitas, accesorios de armas, habilidades.

Pero amigos, ‘Call of Duty’ ha hecho mucho daño, y si algo apremia aquí es conseguir el máximo de puntuaciones posibles para desbloquear esto o aquello, por lo que el resultado siempre suele derivar en un “tonto el último“ que poco o nada tiene que ver con el planteamiento cooperativo que promete el juego.

Se ha intentado solventar con las bonificaciones por ayudas a compañeros, como por ejemplo curar a un caído en combate, pero a la vista está que o te buscas gente con ganas de jugar como es debido y organizáis vuestros ataques o te puedes morir de asco esperando a que un niño australiano se acerque a echarte una mano.

Es curioso como últimamente los juegos intentan camuflar una mecánica simple pero efectiva con un trillón de opciones que finalmente acabarán por caer en el olvido. En el caso de ‘Brink’ esta distracción la ofrecen las opciones de personalización, con muchísimas armas distintas y aún más accesorios. Pero como a la que nos hemos acostumbrado es a la del principio, pronto dejaremos de lado esa, aparentemente, útil opción.

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Un buen juego, pero con reservas

Ojo porque no debemos confundir todo esto con que tenga nula jugabilidad, ahí están sus cuatro clases para equilibrar la balanza: el soldado y su fuerza bruta, el espía que se disfrazará para entrar en zona enemiga, el médico que nos salvará de más de un apuro y el mecánico que podrá crear torretas y desactivar bombas para hacer del escenario algo similar a un título tower defense.

Pero es inevitable volver a lo de antes, juega con amigos y tendrás la oportunidad de pasártelo bien. Hazlo en el online con desconocidos y, puede que sí, o puede que no, esa sensación se retome. Eso sí, que no se te ocurra comprar este juego para limitar su vida útil al modo para un jugador, porque entonces vas a sudar sangre para conseguir cualquier cosa.

La culpa de este fenómeno la tiene la inteligencia artificial de los bots, tanto aliados como enemigos. Por un lado los primeros pasarán olímpicamente de tus acciones, convirtiéndose en más de una ocasión en un molesto estorbo. Me faltan dedos en las manos para contar las veces que me he quedado esperando a que un bot médico me reanime cuando me tenía a tiro de piedra.

Lo de los enemigos, en cambio, debe ser culpa de un experimento científico que ha enviado los bots de los multijugadores online de hace más de una década a la actualidad. Son tan inútiles como duros, y aunque al esconderte tras una tubería dejarán de buscarte lo pasarás realmente mal para quitarles media barra de vida. Y claro, como los ataques coordinados simplemente te incluyen a ti en una nueva versión de “yo contra el mundo“, superar una fase con relativa facilidad será misión imposible.

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Parkour, saltando como Faith

Sumémosle su apartado gráfico, que tiene unos diseños tanto de escenarios como de personajes bastante originales. Pero eso lo podrás comprobar cuando el motor del juego te los muestre tal y como son, y no como una maraña de polígonos con texturas difuminadas. No dejemos dudas en el aire, eso es algo que pasa más de lo que debería.

Y entonces saltamos al sello diferenciativo de ‘Brink’. Precisamente ayer mi compañero Villalobos se molestaba en hacer una ligera comparativa entre el movimiento de los personajes de ‘Brink’ con los de ‘Mirror’s Edge’, ambos inspirados en el parkour. Si bien me considero un enamorado de la profundidad en el control de la aventura de Faith, aquí me han dejado completamente frío, con un sistema que funciona y aporta agilidad a las partidas pero que sin embargo no sirve absolutamente de nada en el 90% de los casos. Es más, empieza a correr por las barandillas y a saltar de un lado a otro y pronto verás cómo te han pegado un escopetazo en la cabeza que ni siquiera sabes de dónde ha venido.

‘Brink’, tal y como está en este momento, y a falta de una oleada de parches que necesita con urgencia y probablemente se alargará varias semanas, no es un competidor de altura para el mercado actual. Tiene sus destellos y no es un mal juego, al fin y al cabo, pero no tiene nada que hacer, ni a nivel jugable ni gráfico, ni con lo que ha llegado hasta la fecha, ni mucho menos con lo que está por llegar.

Si lo que buscaban era una experiencia multijugador deberían haber centrado sus esfuerzos en ello y posiblemente el tono y contenido del análisis sería muy distinto. Si lo que querían en cambio era aunar los modos de un jugador con el multijugador, dudo mucho que el resultado final se acerque lo suficiente a lo que previamente habían ideado. Otra vez será.

Ficha Técnica: Brink

Llevamos tanto tiempo jugando a títulos buenos, pero tan parecidos entre si, que confiábamos en Splash Damage para que aportase un soplo de aire fresco al género de los FPS con el lanzamiento de ‘Brink’. No es que la expectación haya sido espectacular, de hecho me juego el cuello a que muchos de los que leen ahora esto ni siquiera conocían la existencia del título o, como mínimo, que llegase a las tiendas esta misma semana.

Pero sin embargo los que sí esperábamos como agua de mayo cada nueva actualización de detalles y vídeos, teníamos la fe de encontrarnos un título notable, con un diseño diferente, unas opciones de personalización que alargarían la vida del juego, y ese efecto nostálgico que rememoraba a los movimientos de ‘Mirror’s Edge’ provocados por el sistema de control SMART. Pues bien, bienaventurados aquellos que ignoraban la existencia de ‘Brink’, porque tal y como descubriréis en el siguiente análisis, a los demás nos han pegado un palo que poco podíamos prever.

Empezó a llamar nuestra atención rezando aquello de “por fin un juego que mezcla bien el modo campaña, el cooperativo y el multijugador“. Y sí, oye, los tres modos están ahí, juntitos, pero el que mucho abarca poco aprieta y al final en vez de centrarse en un único modo y hacerlo a lo grande, han ido esparciendo buenas intenciones por todos lados. ¿Y qué son las intenciones? Pues exactamente lo mismo que las ilusiones, nada. Queda bien hablar de ellas, pero si finalmente no cumples con lo esperado el resultado es ‘Brink’.

analisis-brink-04.jpg

Multijugador, cooperativo e individual ¿tres por el precio de uno?

Dejémonos de milongas, ‘Brink’ debería haber sido un título multijugador, a secas, puesto que es ahí precisamente donde reside su gracia. Quedas con amigos, formas un equipo y os compenetráis entre vosotros para alcanzar los objetivos típicos. Que si protege al rehén, destruye esa puerta… no han inventado nada, pero al menos la fórmula continúa funcionando. Consigue experiencia realizando lo que se te indica mientras vuelas alguna que otra cabeza y al volver al menú podrás ganar nuevas ropitas, accesorios de armas, habilidades.

Pero amigos, ‘Call of Duty’ ha hecho mucho daño, y si algo apremia aquí es conseguir el máximo de puntuaciones posibles para desbloquear esto o aquello, por lo que el resultado siempre suele derivar en un “tonto el último“ que poco o nada tiene que ver con el planteamiento cooperativo que promete el juego.

Se ha intentado solventar con las bonificaciones por ayudas a compañeros, como por ejemplo curar a un caído en combate, pero a la vista está que o te buscas gente con ganas de jugar como es debido y organizáis vuestros ataques o te puedes morir de asco esperando a que un niño australiano se acerque a echarte una mano.

Es curioso como últimamente los juegos intentan camuflar una mecánica simple pero efectiva con un trillón de opciones que finalmente acabarán por caer en el olvido. En el caso de ‘Brink’ esta distracción la ofrecen las opciones de personalización, con muchísimas armas distintas y aún más accesorios. Pero como a la que nos hemos acostumbrado es a la del principio, pronto dejaremos de lado esa, aparentemente, útil opción.

analisis-brink-02.jpg

Un buen juego, pero con reservas

Ojo porque no debemos confundir todo esto con que tenga nula jugabilidad, ahí están sus cuatro clases para equilibrar la balanza: el soldado y su fuerza bruta, el espía que se disfrazará para entrar en zona enemiga, el médico que nos salvará de más de un apuro y el mecánico que podrá crear torretas y desactivar bombas para hacer del escenario algo similar a un título tower defense.

Pero es inevitable volver a lo de antes, juega con amigos y tendrás la oportunidad de pasártelo bien. Hazlo en el online con desconocidos y, puede que sí, o puede que no, esa sensación se retome. Eso sí, que no se te ocurra comprar este juego para limitar su vida útil al modo para un jugador, porque entonces vas a sudar sangre para conseguir cualquier cosa.

La culpa de este fenómeno la tiene la inteligencia artificial de los bots, tanto aliados como enemigos. Por un lado los primeros pasarán olímpicamente de tus acciones, convirtiéndose en más de una ocasión en un molesto estorbo. Me faltan dedos en las manos para contar las veces que me he quedado esperando a que un bot médico me reanime cuando me tenía a tiro de piedra.

Lo de los enemigos, en cambio, debe ser culpa de un experimento científico que ha enviado los bots de los multijugadores online de hace más de una década a la actualidad. Son tan inútiles como duros, y aunque al esconderte tras una tubería dejarán de buscarte lo pasarás realmente mal para quitarles media barra de vida. Y claro, como los ataques coordinados simplemente te incluyen a ti en una nueva versión de “yo contra el mundo“, superar una fase con relativa facilidad será misión imposible.

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Parkour, saltando como Faith

Sumémosle su apartado gráfico, que tiene unos diseños tanto de escenarios como de personajes bastante originales. Pero eso lo podrás comprobar cuando el motor del juego te los muestre tal y como son, y no como una maraña de polígonos con texturas difuminadas. No dejemos dudas en el aire, eso es algo que pasa más de lo que debería.

Y entonces saltamos al sello diferenciativo de ‘Brink’. Precisamente ayer mi compañero Villalobos se molestaba en hacer una ligera comparativa entre el movimiento de los personajes de ‘Brink’ con los de ‘Mirror’s Edge’, ambos inspirados en el parkour. Si bien me considero un enamorado de la profundidad en el control de la aventura de Faith, aquí me han dejado completamente frío, con un sistema que funciona y aporta agilidad a las partidas pero que sin embargo no sirve absolutamente de nada en el 90% de los casos. Es más, empieza a correr por las barandillas y a saltar de un lado a otro y pronto verás cómo te han pegado un escopetazo en la cabeza que ni siquiera sabes de dónde ha venido.

‘Brink’, tal y como está en este momento, y a falta de una oleada de parches que necesita con urgencia y probablemente se alargará varias semanas, no es un competidor de altura para el mercado actual. Tiene sus destellos y no es un mal juego, al fin y al cabo, pero no tiene nada que hacer, ni a nivel jugable ni gráfico, ni con lo que ha llegado hasta la fecha, ni mucho menos con lo que está por llegar.

Si lo que buscaban era una experiencia multijugador deberían haber centrado sus esfuerzos en ello y posiblemente el tono y contenido del análisis sería muy distinto. Si lo que querían en cambio era aunar los modos de un jugador con el multijugador, dudo mucho que el resultado final se acerque lo suficiente a lo que previamente habían ideado. Otra vez será.

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Multijugador, cooperativo e individual ¿tres por el precio de uno?

analisis-brink.jpg
  • Plataformas: PC, PS3, XBox 360 (versión analizada)
  • Editor: Splash Damage
  • Desarrollador: Bethesda
  • Lanzamiento: 13/05/2011
  • Precio: 69,95 euros

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Brink
  • Plataformas: PC, PS3, XBox 360 (versión analizada)

  • Editor: Splash Damage

  • Desarrollador: Bethesda

  • Lanzamiento: 13/05/2011

  • Precio: 69,95 euros


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