Ya es por aquí conocida mi devoción por los juegos de dirección y gestión, así que era inevitable que tarde o temprano acabase cayendo en la última presumible estrella del género, el simulador de gestión de trenes ‘Railway Empire’, un aspirante a sucesor espiritual de la ya mítica saga ‘Railroad Tycoon’.
Pero el poder de la nostalgia es enorme, así que Gaming Minds Studios tiene la difícil tarea de no sólo crear un juego soberbio como lo fueron aquellos, también adaptarse a los tiempos que corren ofreciendo una experiencia lo más completa posible sin olvidar las puertas de entrada. Si ‘Railway Empire’ alcanza o no ese zénit, es algo que descubriremos en su análisis.
Otra excusa para engancharte hasta las tantas
Con una rama de opciones que va desde la campaña hasta el modo sandbox, si hay algo que atesora ‘Railway Empire’ es una cantidad de horas alucinante frente a la pantalla. Nuestro objetivo en cada uno de ellos, ya sea siguiendo limitaciones y objetivos, o experimentando y creciendo todo lo que queramos sin preocuparnos de rivales o dinero, es crear la red de trenes perfecta.
Eso pasa no sólo por hacer que los trenes pasen por granjas y fábricas recogiendo materiales para llevarlos hasta una ciudad, también por gestionar qué bienes necesita cada urbe para crecer, qué vehículos serán los adecuados para cada tarea y, por descontado, conseguir que nuestra red sea lo suficientemente eficiente para que, además de reportarnos ingresos constantes, también sea apetecible para que los pasajeros de cada ciudad nos elijan como su medio de transporte.
Muchas cosas a tener en cuenta a las que, posteriormente, se suman las compras de propiedades, la gestión de trabajadores, la mejora de nuestras infraestructuras y, por encima de todo, un doloroso grano en las posaderas en forma de rivales, quienes tratarán de llevarse por delante a todos esos materiales y pasajeros ofreciendo infraestructuras más apetecibles.
Es justo ahí donde entra la otra capa de profundidad del juego, una más Empire y menos Railway en la que entran en juego las subastas de propiedades, las acciones de otras empresas y los informes financieros que dictarán si podemos quitarnos de en medio a nuestros competidores cargando con sus beneficios, sus redes y, por supuesto, sus deudas.
Quiere ser accesible, pero no siempre lo consigue
Con una campaña que nos sirve de tutorial saltando de una época a otra, aprenderemos todas las nociones básicas del juego para que podamos lanzarnos sin miedo a crear nuestras propias partidas. Empieza por lo básico, dictando cómo se crean las estaciones, se conectan las vías y se da prioridad a unos trenes u otros, pero no siempre de forma acertada.
Digamos que es un juego sesudo. Si bien te lleva de la mano con mucha delicadeza en algunas cuestiones, en otras lo hace más por las bravas, dándote lo justo para que seas tú, a base de ensayo y error, el que acabes averiguando cómo funciona. Las zonas de avituallamiento son un buen ejemplo de esto último.
Es cierto que, en una constante atención a las quejas de los usuarios, algunos de esos problemas ya están solucionándose, pero no resta importancia al hecho de que en algunos aspectos se da demasiada importancia a cosas que no lo son tanto y, en otros que parece primordiales, hay cierto libre albedrío.
No ayuda que, a nivel de menús, muchas cosas se queden en el tintero o no se planteen de forma cómoda. Hablo de cosas tan básicas como comparativas entre máquinas o atajos para conocer qué necesita cada ciudad en todo momento. A veces te obliga a pasear entre pantallas para alcanzar un objetivo de una forma que debería ser mucho más visual y simple. Lo que sea para acabar rápido con los deberes y ponerte a jugar, en este caso disfrutar de lo más divertido del juego, construir infraestructuras.
La opinión de VidaExtra
Pese a decisiones de diseño no demasiado acertadas y algunas carencias como la de contar con rivales que no se rigen por las mismas normas o la falta de un modo multijugador, ‘Railway Empire’ es un buen juego para que los fans de este tipo de títulos se pierdan en él durante infinidad de horas.
Con ciertos arreglos en el equilibrio de su aprendizaje y algo más de mimo en sus posibilidades para no centrar la progresión en un árbol de habilidades, ‘Railway Empire’ bien podría acabar convirtiéndose en ese digno sucesor de ‘Railroad Tycoon’ que muchos esperábamos.
A su favor juega la posibilidad de seguir actualizándose constantemente y, al menos en la versión de PC, todo lo que los modders puedan hacer crecer el juego gracias a Steam Workshop. ‘Railway Empire’ apunta a ser uno de esos juegos que, si bien ahora puede llegar a generar ciertas muecas de desconfianza, seguro que con el paso del tiempo se convierte en un título que va mucho más allá de simplemente querer estar en tu lista de deseados.
A favor
- Una propuesta divertidísima
- Incontables horas de juego, ya sea en campaña o modo libre
- Decenas de mecánicas que se van aprendiendo poco a poco
En contra
- El tutorial hace aguas y ralentiza el aprendizaje
- Que la IA siempre juegue con ventaja
- La falta de un modo multijugador
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