Cuando se hacen las cosas con mimo y dedicación, hasta el punto de necesitar nueve largos años para dar por concluida esa obra, se nota. En un mundo que parece sacarlo todo con prisas y arreglarlo después a base de parches, es encomiable lo que ha logrado D-Pad Studio con 'Owlboy'.
La mayoría lo descubrimos por primera vez a raíz del premio que cosechó en 2010 en el Independent Game Festival dentro de la categoría de excelencia en artes visuales. Y no nos extraña, porque es una auténtica delicia para los que amamos el píxel. Pero 'Owlboy' es algo más que una cara bonita cargada de nostalgia.
Es, como ha sabido reflejar perfectamente un usuario de Steam en su crítica:
Como si hubiese una realidad alternativa en la que Nintendo sacó una SNES 2 en vez de una Nintendo 64 y que éste fuese el mejor videojuego de dicha consola.
Una oda a los plataformas de los 90 (y algo más)
Para comprender la magia de 'Owlboy' hay que adentrarse en su universo y mirar más allá. Porque no es un plataformas al uso ni una aventura en la que hay que derrotar al malo de turno y ya está. No. Es algo mucho más profundo y enrevesado que hasta flirtea de modo muy amplio con el género de los shoot'em up, pero sin llegar hasta lo imposible como hacen los danmaku. Es bastante más sutil.
Tampoco estamos, pese a ser un homenaje a los noventa, ante un juego imposible de superar. De hecho, me ha parecido bastante accesible, dentro de lo que cabe, y tan solo tendremos que repetir algún enfrentamiento contra ciertos jefes por pecar de ansiosos y no fijarnos bien en el entorno o en sus distintos patrones de ataque.
Pero vayamos por el principio. ¿De qué va exactamente esta obra de D-Pad Studio? ¿A quién manejamos? En 'Owlboy' encarnamos a Otus, un niño-búho que no es capaz de hablar. Es habitante del pequeño pueblo Vellie, situado en el cielo, igual que el resto de islas de este peculiar mundo lleno de "humanos con plumas".
Para su desgracia (y a la vez, fortuna), cuando más aprobación necesitaba de parte de sus compañeros para que lo tomasen en serio, se presenta un ejército de piratas con la intención de arrasar todo. Y ahí es cuando comienza nuestro viaje, viendo cómo la trama se va complicando más y más, dejando claro que nada es lo que parece a simple vista. La historia es, de hecho, uno de sus puntos fuertes.
Owlboy: en la variedad radica parte de su encanto
Ya entrando en materia, hay que reincidir en el hecho de que no es un plataformas al uso puesto que, para empezar, manejamos a un ser que vuela. El concepto "salto" ya no es el mismo, pese a que a lo largo de la historia nos vayamos a encontrar situaciones en las que sólo podamos usar el salto (como al pasar debajo de una cascada). Incluso el protagonista no es un héroe al uso.
Más que nada porque no se podrá valer por sí mismo para derrotar a los enemigos. Podrá aturdirlos o recoger objetos para lanzarlos, y ya está. Para atacar como tal se valdrá de la ayuda de ciertos aliados que se irán uniendo en la aventura, como el bueno de Geddy, el mejor amigo de Otus.
Gracias a ellos desbloquearemos distintos tipos de ataques y habilidades que nos permitirán, no solamente progresar en nuestro viaje para intentar parar a los piratas, sino también resolver puzles. Porque 'Owlboy' no es, ya lo hemos recalcado, un plataformas al uso. Ni tampoco un "juego de naves" con pájaros. Aquí los rompecabezas tienen mucho peso y también contaremos con otro tipo de situaciones (con sigilo o con trampas) que requerirán habilidad y cautela.
Es sorprendente lo variado que resulta en todo momento, porque cada zona nos obliga a cambiar el chip por completo, por lo que la aventura no pierde su frescura en ninguna ocasión. Desde infiltrarnos en una base ocultándonos tras unas cajas hasta buscar constantemente una fuente de luz para no perdernos dentro de una cueva, o averiguar cómo se puede activar un mecanismo bloqueado.
Eso sí, será necesario contar con buena memoria, puesto que no tendremos mapa y el juego nos irá contando lo básico para poder avanzar. El resto será cosa nuestra (por suerte el diseño de niveles acompaña y será muy difícil perderse).
Una aventura que se "eleva" según progresamos
D-Pad Studio ha conseguido algo muy difícil en una aventura: no solamente mantener el interés en todo momento, sino que vaya a más. Sorprenderse con cada giro de la trama, intentar adivinar quién puede ser el tercer aliado o para qué sirven las tres monedas doradas ocultas... Siempre hay un motivo para seguir.
Es difícil ponerle un "pero", puesto que este modesto estudio noruego se ha preocupado porque todos los apartados rozen la excelencia. Cada zona está estudiada al milímetro para sacar partido de las habilidades de cada aliado, destacando también en los enfrentamientos contra los jefes. Porque estos irán variando y mejorando sus patrones de ataque por cada impacto serio que les propinemos. Ahora bien, no son duelos imposibles. Hay que fijarse bien.
Además, 'Owlboy' premia la exploración. Cada localización cuenta con un determinado número de monedas normales a recoger que nos servirán después para comprar mejoras estéticas (gorros para Otus), potenciar las armas (mayor alcance para el disparo de Geddy, etc) o ampliar la vida. Y cómo no, muchas de esas zonas estarán ocultas tras muros aparentemente normales.
Y todo esto resulta una gozada gracias a su excelente banda sonora.
Pero es que, por si fuera poco, en medio de todo ese tono serio y catastrofista, en 'Owlboy' también hay retazos de humor con guiños al siglo pasado o por medio de ciertos seres que iremos encontrando por el camino. Desde situaciones muy sutiles, como saludar a un pez con sombrero de copa, hasta el minijuego que podemos desbloquear tras rescatar a tres individuos de lo más peculiares.
Tal vez, como único punto negativo, podríamos decir el movimiento de su scroll. No porque no sea fluido, ni mucho menos, sino porque va por casillas. Éstas pueden ser grandes o de tamaño medio. El problema, en definitiva, es que llegaremos hasta el extremo de una zona y no veremos la siguiente hasta cruzarla. Y no hablamos de puertas, donde ahí sí que está justificado, sino en espacios abiertos. Una decisión de diseño que choca un poco, ciertamente.
Volviendo a lo positivo, que no es poco, hay un detalle que interesará a los completistas. Tras finalizar la historia, podremos volver atrás para rematar lo que nos falte por hacer, al contrario que con el sobresaliente 'Ori and the Blind Forest'.
La opinión de VidaExtra
En resumen, que ha merecido la pena la espera. Se nota que D-Pad Studio se lo ha tomado en serio con su criaturita (nueve años de gestación, no lo olvidemos). Totalmente recomendable, tanto para los que echan de menos los juegos de los noventa como para los que buscan experiencias que les llenen por completo.
A favor
- Su exquisito apartado técnico (visual y sonoro)
- Variedad encomiable de situaciones en la historia
- Los duelos contra los jefes finales
- La búsqueda de las monedas ocultas
En contra
- Su
- por casillas, incluso en espacios abiertos
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