Análisis de Hyper Light Drifter, el debut soñado para cualquier estudio novel

Hay videojuegos que cuando te los pasas, tras disfrutar toda la travesía, los "olvidas". O dicho de otro modo: pasas al siguiente juego. Sin embargo a veces te encuentras con uno que te sigue atrapando y te incita a explorarlo más a fondo consultando, ya de paso, teorías o guías sobre su universo.

Con 'Hyper Light Drifter' he sentido lo mismo que con 'Fez'. Es el mejor piropo que se le puede dar a esta ópera prima de Heart Machine, una obra que nos enamoró irremediablemente desde el primer segundo que la vimos.

Una dolencia del corazón de su autor, Alex Preston, ha servido como inspiración para Hyper Light Drifter.

Es un trabajo que, sin duda, entra por la vista, un aspecto al que le saca mucho partido, puesto que es un videojuego muy visual, en donde no hay palabras y seremos nosotros los que le tendremos que buscar sentido a todo lo que estamos viendo: un protagonista que sufre, visiones oscuras... Algo que su propio autor, Alex Preston, ha vivido en primera persona, al tener una dolencia del corazón desde pequeño, como comentó en una entrevista a Rock Paper Shotgun hace tres años. Fue su mayor inspiración para crear 'Hyper Light Drifter'.

En este universo sobran las palabras. Literalmente

La ausencia total de ayudas, salvo las del pertinente mini-tutorial inicial para tener claro lo básico (el movimiento de impulso y los ataques a corta y larga distancia, básicamente), y de diálogos, consiguen que nos fijemos más en su entorno intentando escudriñar dónde estamos, qué está pasando ahí y qué significan todas esas viñetas que nos van presentando sus habitantes.

A pesar de la engañosa simpleza de su dibujado, Heart Machine ha hecho un excelente trabajo al haber sabido plasmar perfectamente un mundo que no dejará de sorprendernos a cada paso y en el que será imposible perderse debido a lo bien estudiado que está su entorno. Casi se podría decir que llegaremos a memorizarlo como un 'Dark Souls', y eso que no es, ni de lejos, una aventura tan larga... aunque sí oculta muchísimos secretos en su interior que nos pueden tener ocupados bastante más de lo que dura la historia en sí. Sin olvidar que también es exigente.

Su propio autor lo describió en su momento como una mezcla entre 'The Legend of Zelda: A Link to the Past' y 'Diablo', pero lo cierto es que, como ya relatamos hace unas semanas, se ajusta más a un combo perfecto entre la magia de la saga Zelda, el evocador misterio de 'Fez', y la dificultad de los citados Souls.

Hyper Light Drifter gana enteros con el tiempo

Ese cóctel perfecto se ve arropado por una libertad casi total de decisiones al inicio de la aventura. Si bien habrá ciertas zonas bloqueadas hasta que hayamos conseguido ciertos objetivos en la historia, es bastante generoso a la hora de afrontar el viaje según nuestras preferencias.

Yo al principio opté por el camino del este hasta que me atasqué tontamente sin saber por dónde tenía que ir hasta conseguir la última "llave" para batirme en duelo contra el teórico primer jefe, pero al final completé, casi sin darme cuenta, la zona del norte, que aparentemente era más compleja. En todo ese tiempo, además, fui acumulando "monedas" con las que pude comprar varias mejoras para el personaje, desde aumentar el número de botiquines (su uso es similar a un frasco de estus en los Souls) hasta desbloquear movimientos imprescindibles para progresar en la historia, como el poder encadenar el Dash hasta el infinito (o hasta que el cuerpo aguante, porque no es nada fácil: mi récord está en 30 y podemos practicarlo desde la tienda que nos lo vende) o mejorar las armas.

En 'Hyper Light Drifter' no hay experiencia. Tal y como comentó Heart Machine en KickStarter, quería recuperar la esencia de los 8 y 16 bits, en donde progresábamos nosotros, realmente, no el personaje (obviando esas leves modificaciones del equipo, claro está). Esto desemboca en una curva de dificultad bien estudiada que encontrará su pico en la zona sur del mapa, donde se encuentran los mayores peligros y también el mayor número de jefes finales.

Y aquí vamos a morir. Mucho. No es un juego imposible, ni mucho menos... salvo que nos aventuremos en la Nueva Partida +, donde contamos con solo dos puntos de vida. Ahí empieza el verdadero reto y los errores se pagan directamente con la muerte. Pero no nos desviemos... En la primera partida tendremos también un buen reto en el que, al igual que los Souls, habrá que saber medir muy bien los ataques. Ir a lo loco será un suicidio. Habrá que estudiar los patrones de los enemigos y saber el momento oportuno para atacar.

Es como viajar a los 90 y volver a sentirnos niños

En este sentido, me ha encantado la decisión de Heart Machine sobre el uso de las armas de fuego: cuando se gasta la munición (que por cierto, es global para todas) o bien atacamos al enemigo para reponerla, o bien se la robamos con el movimiento Dash (previa mejora, ojo). Esto nos obliga a estar en constante movimiento y también a estar alternando entre la espada y las pistolas.

Esta mecánica cobra especial sentido contra los jefes, donde habrá que medir al límite el uso de cada arma. Y aquí, por cierto, nos toparemos con algunos que a veces soltarán balas como si de un danmaku se tratase, aunque sin ese festival tan exagerado en el que no cabe casi un alfiler.

Por si esto fuera poco, otro atractivo de 'Hyper Light Drifter' son sus secretos. Desde los hasta cierto punto más evidentes, como esos cofres que se atisban y cuyo camino hasta ellos podemos deducir sin demasiadas complicaciones (siempre con el Dash entre plataformas), hasta las salas ocultas o plataformas invisibles (nuestro Bot nos indicará con un sonido cuándo hay algo cerca).

Al igual que pasó con 'Fez', podemos descifrar un idioma descubriendo unas losas con unos símbolos muy raros, y a mayores tendremos un montón de llaves para recoger y acumular que nos permitirán abrir puertas que guardan más tesoros, como distintos tipos de traje con propiedades especiales.

Y es que si nos ceñimos a su historia, no es desde luego una aventura larga (me ha durado poco más de seis horas en tres sesiones distintas), pero si nos sumergimos a fondo en su universo, veremos que hay mucho donde perderse. Y con momentos incluso para la sorpresa, como cierto mini-juego futbolero...

En definitiva, un nuevo motivo para seguir alabando los productos indies y un inmejorable debut para Heart Machine, que además ha tenido el acierto de contar con Disasterpeace para su banda sonora. Toda una gozada.