El secreto estaba en la voz. Siempre fue así, pensaba yo, pero es que Hideo Kojima, ese Kubrick de lo videolúdico, buscando la enfermiza perfección, la exacta conjunción entre lo que vemos en pantalla y lo que quiere transmitir desde bambalinas, pensó que ese Snake cercano a la cincuentena de 'Metal Gear Solid V' necesitaba de alguien de edad pareja para ser creíble. Ahí es donde entró en juego Kiefer Sutherland.
Tras el revuelo montado por la destitución de David Hayter como la voz habitual de los protagonistas de la saga Metal Gear, todo parece volver a su cauce a medida que Kojima junta las piezas del puzle. Según el genio japonés, la gran revolución de 'Metal Gear Solid V' se encuentra más allá del concepto de mundo abierto, más allá de la gravedad de los temas que se tratan y más allá del milagro tecnológico que nos vende bajo el nombre de Fox Engine.
Esa gran revolución se encuentra en los pequeños matices, en cómo todo lo enumerado se alía para acoger un protagonista más real, más humano, que se expresa con pocas palabras pero con el gesto adecuado, que en lugar de "Kaz, ¿estás bien?" nos dice simplemente "Kaz", y lo entendemos todo. El secreto estaba en la voz. Siempre fue así, pensaba yo.
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