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‘Bionic Commando’, el último título del estudio barcelonés GRIN, tras un excelente remake de la versión original con ‘Bionic Commando Rearmed’, un flojo ‘Wanted’ y un predeciblemente insuficiente ‘Terminator Salvation’; es una notable apuesta que deberíamos tener en cuenta los jugadores más empedernidos.
Sin llegar a alcanzar la calidad que algunos pronosticábamos al ver los primeros vídeos, ‘Bionic Commando’ cuenta con la ventaja de ser un título muy divertido.
La parte mala es que lamentablemente es una sensación que sólo se ha manifestado desde la mitad del título en adelante, dejando los primeros pasos en tierra de nadie entre un buen juego y una obra del montón. Os invito a conocer las razones, bienvenidos al análisis de ‘Bionic Commando’.
‘Bionic Commando’, manco y con rastas
Nathan “RAD” Spencer es el integrante de un comando biónico creado y posteriormente perseguido por el gobierno. El pobre Nathan está encerrado en una celda privado de su brazo de metal, pero un ataque nuclear obliga al estado a realizar un pacto para liberarlo y que salve al mundo de la devastación.
Entre medio hay un giro previsible desde los primeros minutos y la típica historia chico busca a chica con un final inesperado si no fuese porque ya se encargan de chafárnoslo conforme vamos avanzando en la aventura.
No podemos pasar por alto el comienzo del juego, uno de los más surrealistas que me he encontrado frente a una pantalla. Nos lanzan a un edificio medio derruido con la misión de encontrar nuestro brazo biónico, mandado mediante un cohete a la zona más alejada posible de nuestra posición (cosas del gobierno).
Lo curioso es que ese camino en el que aprendemos a saltar y desplazarnos mientras acabamos con tres o cuatro enemigos con una miopía preocupante lo hacemos sin el susodicho brazo. Por si no os hacéis a la idea os lo diré aún más claro. Nuestro personaje es manco. Brutal.
Tras ello toca salir del edificio y como era de esperar la espectacularidad cinematográfica entra en escena.
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Mal, mal, mal…
‘Bionic Commando’ es uno de esos juegos que, de no haberlo terminado, habría acabado pensando que es un completo fracaso. Lo bueno es que realmente no lo es, pero como conoceréis a continuación sus desarrolladores han creado un batiburrillo de sensaciones donde lo lamentable solapa a lo soberbio y viceversa.
La primera parte del título podría pasar como suficiente si nos llegase de manos de otra distribuidora, pero lamentablemente estamos hablando de Capcom y el nivel exigido para una producción de este calibre es mucho más alto que el demostrado por Grin.
Cuidado seguimos sin hablar de un mal juego, pero la competencia cada vez es mayor y, en estos tiempos tan duros, errores como el que nos ocupa se pagan muy caros.
‘Bionic Commando’ no es más que un pasillo interminable en una época donde hasta el título de menos nivel ya cuenta con una ciudad totalmente abierta.
Lo entendería en un juego como ‘Wanted’ donde casi es necesaria la presencia de esos pasillos. Pero en ‘Bionic Commando’, un pseudo Spiderman de infinitas posibilidades y prometedores esquemas de juego, un pasillo es una maldita cárcel.
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Los escenarios, preciosos casi todos por cierto, son un eterno dolor de cabeza. Mientras te estás balanceando emocionado con la, difícil pero atractiva, fluidez de tus movimientos; prácticamente sin avisarte te encuentras con unas nubes radioactivas que te matan casi al instante.
Es un verdadero fallo ya que en todo momento se te da la posibilidad de poder maravillarte con tu entorno, te engaña pensando en su inmensidad y sus posibilidades para después golpearte duramente con un brazo de metal en toda la cara.
En muchas ocasiones te da la impresión de que aquél edificio puede contener algo interesante, además de un posible final del nivel o secreto, así que te lanzas a explorarlo. Pero será cuando ya estés allí, al impulsarte por última vez con tu brazo en un viaje de no retorno, cuando te darás cuenta que lo único que te espera en esa dirección es una inexplicable muerte segura a causa de una excusa patillera para controlar al milímetro cada uno de tus pasos.
Súmale a eso una pantalla de carga entre muerte y muerte que parece no tener fin y acabarás con una soga al cuello mucho antes de lo que habrías imaginado.
¿O bien?
Como comprenderéis, la frustración que provoca esta serie de situaciones acaba con la paciencia de cualquiera. Pero sorprendentemente, justo en el momento en el que estás a punto de sacar el juego y empezar a usarlo de posavasos, todo da un giro de 180º y te deja con la boca abierta exclamando: “Hostia p…”
Y es que hay que decir lo bueno y lo malo, y si tenemos en cuenta lo primero, ‘Bionic Commando’ me ha regalado momentos brutales.
Peleas de vértigo, movimientos especiales, un final de infarto… Un prometedora roca a la que en multitud de ocasiones cuesta diferenciar entre un diamante y una mera piedra de barro.
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Mención especial merece también la dificultad del juego, de esas que a veces te vuelven loco sin saber de donde te vienen los disparos y te hacen repetir la misma zona más de tres veces hasta que le coges el truco.
Aquí no existe eso de darle a un botón e irte enganchando con el brazo donde primero pille. Si te quieres enganchar allí tendrás que apuntar, calcular la distancia del cable y rezar para que, en el tiempo que tardas en pensar todo esto, no estés ya en una nube radioactiva o en el agua (un brazo de siete toneladas y profundidad oceánica son dos elementos que no se llevan bien).
Y precisamente eso, que resultará extremadamente tedioso para algunos, a mí me ha conseguido enganchar una barbaridad.
Dicha dificultad, que requiere de cierto tiempo y práctica dominar, refleja un claro homenaje a la obra original, donde no existía botón de salto y debías desplazarte mediante el brazo biónico, igual que en esta entrega, controlando los espacios al milímetro.
Mover el personaje, afinar sus movimientos y acabar con nuestros enemigos con estilo, acaba convirtiéndose a las pocas horas una auténtica gozada.
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Aunque creo que el brazo podía dar para muchas más, las acciones que nos plantea (levantar un coche y tirarlo a un robot gigante, lanzar a los enemigos por los aires mientras llenamos su cuerpo de plomo poligonal…) son muy vistosas y en ningún momento han acabado por aburrirme.
Conclusión
¿Mi recomendación? Probadlo largo y tendido, alquilarlo unas horas antes de haceros con él. Sólo así sabréis si compartís o no mi visión.
No os fiéis de la demo multijugador que se lanzo hace ya varias semanas. Si la probáis no dudaréis en mandar a la basura la idea de, como mínimo, darle una oportunidad. Es una de esas inexplicables campañas de promoción que restan ventas al título justo antes de lanzarlo a la venta.
‘Bionic Commando’ es un buen juego. No uno excelente y posiblemente esté pendiente de un hilo el llamarlo notable, pero no deja de ser una apuesta que a muchos, como a mí, acabará por engancharos.
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Ficha Técnica: Bionic Commando
‘Bionic Commando’, el último título del estudio barcelonés GRIN, tras un excelente remake de la versión original con ‘Bionic Commando Rearmed’, un flojo ‘Wanted’ y un predeciblemente insuficiente ‘Terminator Salvation’; es una notable apuesta que deberíamos tener en cuenta los jugadores más empedernidos.
Sin llegar a alcanzar la calidad que algunos pronosticábamos al ver los primeros vídeos, ‘Bionic Commando’ cuenta con la ventaja de ser un título muy divertido.
La parte mala es que lamentablemente es una sensación que sólo se ha manifestado desde la mitad del título en adelante, dejando los primeros pasos en tierra de nadie entre un buen juego y una obra del montón. Os invito a conocer las razones, bienvenidos al análisis de ‘Bionic Commando’.
‘Bionic Commando’, manco y con rastas
Nathan “RAD” Spencer es el integrante de un comando biónico creado y posteriormente perseguido por el gobierno. El pobre Nathan está encerrado en una celda privado de su brazo de metal, pero un ataque nuclear obliga al estado a realizar un pacto para liberarlo y que salve al mundo de la devastación.
Entre medio hay un giro previsible desde los primeros minutos y la típica historia chico busca a chica con un final inesperado si no fuese porque ya se encargan de chafárnoslo conforme vamos avanzando en la aventura.
No podemos pasar por alto el comienzo del juego, uno de los más surrealistas que me he encontrado frente a una pantalla. Nos lanzan a un edificio medio derruido con la misión de encontrar nuestro brazo biónico, mandado mediante un cohete a la zona más alejada posible de nuestra posición (cosas del gobierno).
Lo curioso es que ese camino en el que aprendemos a saltar y desplazarnos mientras acabamos con tres o cuatro enemigos con una miopía preocupante lo hacemos sin el susodicho brazo. Por si no os hacéis a la idea os lo diré aún más claro. Nuestro personaje es manco. Brutal.
Tras ello toca salir del edificio y como era de esperar la espectacularidad cinematográfica entra en escena.
Mal, mal, mal…
‘Bionic Commando’ es uno de esos juegos que, de no haberlo terminado, habría acabado pensando que es un completo fracaso. Lo bueno es que realmente no lo es, pero como conoceréis a continuación sus desarrolladores han creado un batiburrillo de sensaciones donde lo lamentable solapa a lo soberbio y viceversa.
La primera parte del título podría pasar como suficiente si nos llegase de manos de otra distribuidora, pero lamentablemente estamos hablando de Capcom y el nivel exigido para una producción de este calibre es mucho más alto que el demostrado por Grin.
Cuidado seguimos sin hablar de un mal juego, pero la competencia cada vez es mayor y, en estos tiempos tan duros, errores como el que nos ocupa se pagan muy caros.
‘Bionic Commando’ no es más que un pasillo interminable en una época donde hasta el título de menos nivel ya cuenta con una ciudad totalmente abierta.
Lo entendería en un juego como ‘Wanted’ donde casi es necesaria la presencia de esos pasillos. Pero en ‘Bionic Commando’, un pseudo Spiderman de infinitas posibilidades y prometedores esquemas de juego, un pasillo es una maldita cárcel.
Los escenarios, preciosos casi todos por cierto, son un eterno dolor de cabeza. Mientras te estás balanceando emocionado con la, difícil pero atractiva, fluidez de tus movimientos; prácticamente sin avisarte te encuentras con unas nubes radioactivas que te matan casi al instante.
Es un verdadero fallo ya que en todo momento se te da la posibilidad de poder maravillarte con tu entorno, te engaña pensando en su inmensidad y sus posibilidades para después golpearte duramente con un brazo de metal en toda la cara.
En muchas ocasiones te da la impresión de que aquél edificio puede contener algo interesante, además de un posible final del nivel o secreto, así que te lanzas a explorarlo. Pero será cuando ya estés allí, al impulsarte por última vez con tu brazo en un viaje de no retorno, cuando te darás cuenta que lo único que te espera en esa dirección es una inexplicable muerte segura a causa de una excusa patillera para controlar al milímetro cada uno de tus pasos.
Súmale a eso una pantalla de carga entre muerte y muerte que parece no tener fin y acabarás con una soga al cuello mucho antes de lo que habrías imaginado.
¿O bien?
Como comprenderéis, la frustración que provoca esta serie de situaciones acaba con la paciencia de cualquiera. Pero sorprendentemente, justo en el momento en el que estás a punto de sacar el juego y empezar a usarlo de posavasos, todo da un giro de 180º y te deja con la boca abierta exclamando: “Hostia p…”
Y es que hay que decir lo bueno y lo malo, y si tenemos en cuenta lo primero, ‘Bionic Commando’ me ha regalado momentos brutales.
Peleas de vértigo, movimientos especiales, un final de infarto… Un prometedora roca a la que en multitud de ocasiones cuesta diferenciar entre un diamante y una mera piedra de barro.
Mención especial merece también la dificultad del juego, de esas que a veces te vuelven loco sin saber de donde te vienen los disparos y te hacen repetir la misma zona más de tres veces hasta que le coges el truco.
Aquí no existe eso de darle a un botón e irte enganchando con el brazo donde primero pille. Si te quieres enganchar allí tendrás que apuntar, calcular la distancia del cable y rezar para que, en el tiempo que tardas en pensar todo esto, no estés ya en una nube radioactiva o en el agua (un brazo de siete toneladas y profundidad oceánica son dos elementos que no se llevan bien).
Y precisamente eso, que resultará extremadamente tedioso para algunos, a mí me ha conseguido enganchar una barbaridad.
Dicha dificultad, que requiere de cierto tiempo y práctica dominar, refleja un claro homenaje a la obra original, donde no existía botón de salto y debías desplazarte mediante el brazo biónico, igual que en esta entrega, controlando los espacios al milímetro.
Mover el personaje, afinar sus movimientos y acabar con nuestros enemigos con estilo, acaba convirtiéndose a las pocas horas una auténtica gozada.
Aunque creo que el brazo podía dar para muchas más, las acciones que nos plantea (levantar un coche y tirarlo a un robot gigante, lanzar a los enemigos por los aires mientras llenamos su cuerpo de plomo poligonal…) son muy vistosas y en ningún momento han acabado por aburrirme.
Conclusión
¿Mi recomendación? Probadlo largo y tendido, alquilarlo unas horas antes de haceros con él. Sólo así sabréis si compartís o no mi visión.
No os fiéis de la demo multijugador que se lanzo hace ya varias semanas. Si la probáis no dudaréis en mandar a la basura la idea de, como mínimo, darle una oportunidad. Es una de esas inexplicables campañas de promoción que restan ventas al título justo antes de lanzarlo a la venta.
‘Bionic Commando’ es un buen juego. No uno excelente y posiblemente esté pendiente de un hilo el llamarlo notable, pero no deja de ser una apuesta que a muchos, como a mí, acabará por engancharos.
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‘Bionic Commando’, manco y con rastas
- Plataformas: PS3 (versión analizada), Xbox 360
- Distribuidor: Capcom
- Estudio: Grin
- Lanzamiento: Ya disponible
- Precio: 69,95 euros
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-
Plataformas: PS3 (versión analizada), Xbox 360
-
Distribuidor: Capcom
-
Estudio: Grin
-
Lanzamiento: Ya disponible
-
Precio: 69,95 euros
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