Ha pasado más de un año del lanzamiento de Remnant 2 y desde entonces hemos visto tres DLC: The Awakened King, The Forgotten Kingdom y ahora The Dark Horizon. Son historias que se juegan de forma independiente, pero al mismo tiempo se integran en la generación aleatoria de las historias y mundos. Es decir, puedes encontrar sus escenarios, enemigos y jefes en cualquier partida.
Remnant 2 tiene la capacidad de maravillarme. Lo hizo durante su lanzamiento y ha repetido en cada nueva historia. Gunfire Games no solo ha cumplido su promesa con respecto al contenido postlanzamiento del juego, sino que ha mejorado la apuesta con adiciones al margen de los DLCs.
La última actualización ha añadido un nuevo sistema de runas para seguir potenciando a nuestros personajes y el modo Avalancha de Jefes (Boss Rush), que nos permite enfrentarnos de nuevo a todos los jefes del juego. Trataré ambos en otra publicación independiente tras este análisis.
Ahora puedo decir sin lugar a dudas que The Awakened King es la mejor expansión de todas. Admito que The Forgotten Kingdom no estuvo mal y que su historia es muy emotiva. Y también admito que sabía de sobra que The Dark Horizon iba a ser mi DLC menos favorito porque se ambienta en el mundo que más me desagrada. No creo que esté mal diseñado o que sea feo, más bien me provoca un poco de miedo.
The Dark Horizon: un viaje hacia lo desconocido
The Dark Horizon cuenta con la historia más breve de los tres DLCs. La he completado en poco más de cuatro horas (dificultad fácil) y he sumado tres o cuatro horas más en completar las misiones secundarias, desbloquear armas nuevas y explorar el nuevo mapeado al completo... o eso creo, porque con Remnant 2 nunca se sabe cuánto te has dejado sin explorar.
Que no te engañe su duración. Sus predecesores no eran mucho más largos. Desde un punto de vista objetivo, The Dark Horizon es el DLC más innovador de Remnant 2. The Awakened King y The Forgotten Kingdom fueron bastante conservadores dentro de lo innovador, siendo el segundo una introducción a lo visto en este último: verticalidad casi absoluta.
El mapa de The Dark Horizon es muy pequeño a lo largo y ancho, pero eso responde a una verticalidad pasmosa. He contado hasta cinco o seis niveles, sin tener en cuenta los ascensos y descensos de las mazmorras instanciadas. Además, suma una nueva mecánica: un robot paravela para desplazarse entre barrancos con ayuda de unas columnas de aire que salen desde las profundidades. Es algo completamente nuevo en Remnant 2.
Y tiene sentido que el diseño del escenario sea así. Este DLC se ambienta en N'erud, un mundo convertido en nave que la raza Drzyr llevó hasta el horizonte de sucesos de un agujero negro. Creían era el origen de la creación y el hogar de su creador. La historia amplía el misterio de qué le ocurrió a este pueblo de exploradores y eruditos y muestra más secciones de la meganave: la zona agrónoma y una necrópolis. Los únicos que quedan para contarnos qué ocurrió son sus sirvientes mecánicos y una misteriosa entidad cósmica.
Lo único malo que puedo decir de este DLC es que he encontrado pocos jefes en comparación a sus predecesores. Varias mazmorras acaban con una sección de plataformeo y habilidad, ya sea por diseño de los desarrolladores o aleatoriedad. No hay un jefe final. Recuerdo un momento de especial frustración al salir de la tercera sin enfrentar a un jefe final. Al margen de las aberraciones (mini-jefes de color rojo), los jefes principales se pueden contar con los dedos de una mano.
El DLC también añade un nuevo Arquetipo: el Celador. Desbloquearlo no es difícil y en mi opinión es uno de los mejores de todo Remnant 2. No porque sea tan poderoso como el Ritualista, sino porque es versátil hasta las últimas. La clase cuenta con un dron con tres funciones: añadir blindaje, curar o atacar a los enemigos. Es el complemento perfecto para cualquier situación.
Lo he pasado extremadamente bien jugando con el Celador. Era la pieza que faltaba para completar mi estilo de juego, que se apoya en invocar la torreta ígnea del Ingeniero, hacer daño con estados alterados (fuego principalmente) y acabar rápidamente con los enemigos. El dron me permite tener otra invocación para hacer daño, pero al mismo tiempo otorgar blindaje o curación constante a otros jugadores en modo cooperativo. En mi opinión, el arquetipo es un gran acierto.
No me gusta N'erud. Es un mundo que une terror y fantasía espacial. Sus enemigos son criaturas alienígenas dignas del mejor combustible de pesadilla. Encuentras desde robots con escudos de energía hasta criaturas deformes, desde humanoides a unos bichos invertebrados asquerosísimos. Veneno y podredumbre. Los Drzyr se fueron y sus horribles experimentos genéticos heredaron su hogar.
Las secciones exteriores son preciosas, pero los interiores suelen recordarme a Dead Space. Puedes pasarte horas recorriendo túneles mecánicos de instalaciones en las que se experimentaba con todo tipo de vida, charcos de lodo negro y veneno morado. Y esto no lo digo como queja, sino a modo de alabar el magnífico diseño artístico y de escenarios de Gunfire Games.
Lo mejor que puedo decir de The Dark Horizon, Remnant 2 y Gunfire Games es que han conseguido maravillarme una vez más. Esta vez tiene más mérito, si cabe, porque ha sido en una ambientación que no me gusta... y que incluso detesto en algunas secciones. Lo he pasado muy bien, a excepción de algunos sustos que casi me provocan un infarto. Creo que es una buena forma de resumir mi experiencia en el DLC. Comparte veredicto con sus predecesores: ¡recomendadísimo!
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