‘Xenoblade Chronicles’ es un caso extraño en el catálogo occidental de Wii. Su pésima distribución lo ha convertido en un involuntario y preciado tesoro para los amantes de los buenos videojuegos. Centrándonos en el mercado español, resulta sorprendente que Nintendo invirtiera un dineral para traducir sus extensísimos diálogos y sacar una edición con un exclusivo mando clásico rojo para después convertir en una quimera su adquisición. Era paradójico que una semana después de su salida al mercado el juego fuera más fácil de encontrar en grandes superficies no especializadas que en los lugares que habitualmente frecuentan los aficionados. Afortunadamente para los europeos (en América siguen esperando su edición) estos problemas se han ido resolviendo poco a poco.
Despropósitos aparte, me permito el lujo y la osadía de describir ‘Xenoblade Chronicles’ como uno de los mejores juegos de esta generación, lo que lo convierte por definición en uno de los mejores JRPG de la última década. Ese género supuestamente muerto resplandece de nuevo gracias a un título que le devuelve el esplendor de épocas pasadas. La creación de Monolith Soft y del gran Tetsuya Takahashi (padre de ‘Xenogears’ y ‘Xenosaga’) demuestra con su sola existencia que hay futuro para la industria japonesa, y que este depende unicamente de la determinación, de la pasión y de la aplicación sin concesiones del genio y las buenas ideas.
Xenoblade Chronicles. Habitando en tu propio dios
Recordé gracias al juego un documental que vi hace muchos años sobre la vida que es invisible a nuestros ojos. Me impresionó profundamente la existencia de todo un mundo paralelo habitado por minúsculas formas de vida. Así, un sofá se convertía en un continente sobre el que paseaban manadas de extraños seres en lenta procesión, nuestra piel se erigía en esta escala en grandes cañones que sufrían inundaciones (el sudor) y eran rematados por enormes tubos (el vello) que formaban densos bosques.
En la introducción de ‘Xenoblade Chronicles’, dos dioses que representan el bien y el mal luchan hasta morir a causa de un doble golpe mortal. Las impresionantes figuras quedan así inertes para la eternidad, unidas por las espadas que segaron su existencia. En los miles de años siguientes todo un ecosistema florece en ambos titanes, la vida orgánica se desarrolla en Bionis, el bien, y la mecánica en Mekonis, el mal. El destino quiere que los habitantes de un mundo y otro continúen la lucha que finalizó en aquel señalado momento, como inoculados de un odio primigenio. He de decir que esta es la impresión que tendremos durante los dos primeros tercios de la aventura (unas 80 o 90 horas), después todo resulta ser mucho más complejo, lo que nos lleva a presenciar cómo el argumento esquiva de forma brillante el maniqueísmo inicial. Pero para eso hay que jugar y jugar, no voy a revelar aquí nada que pueda estropearos tan espléndida experiencia.
Run, run, run
Establecido el contexto resulta una obviedad que, más que nunca, nos encontramos ante un juego colosal. Lo es porque nos movemos literalmente por los cuerpos de dos colosos, pero también porque estos son de dimensiones apabullantes. Preparaos para correr.
Correremos sin descanso por inmensos valles, por escarpadas montañas, por frondosas selvas, sortearemos abismos y acantilados, conoceremos a otras razas, nos toparemos con mil y un animal que vive ajeno al destino que nos aguarda. Todo siempre con el horizonte marcado por unos ojos rojizos y amenazadores que señalan el final de nuestro viaje, por la larguísima espada que servirá de puente hacia el supuesto origen del mal. Descansaremos hoy en la pierna de Bionis para, en un par de jornadas llegar hasta su rodilla, subir por el muslo, alcanzar la espalda… Y correremos, correremos, correremos, hablando de vez en cuando con nuestros compañeros del origen de las cosas, de nuestros dioses, de nuestras motivaciones para avanzar y avanzar. Correremos sin descanso.
El mundo de ‘Xenoblade Chronicles’ se expone ante nuestros ojos como algo inabarcable. Es un mundo vivo, lleno de criaturas fantásticas y de parajes hermosos. Tal vez esperes en mitad del puente colgante que lleva hasta el pueblo Nopon para ver cómo el atardecer cae poco a poco sobre las cataratas que ves a varios kilómetros de donde estás. Posiblemente te quedes ensimismado cuando te coja la noche en el Manglar de Satorul y la neblina deje paso a una postal de ensueño. Seguramente te sorprendas a ti mismo embobado, perdiendo más tiempo del necesario en cruzar un acantilado, porque ese cielo estrellado es lo más hermoso que has visto nunca.
Lucha y evidencia
Me indignó mucho en su momento la abultada nota que mi admirada revista EDGE colgó a ‘Final Fantasy XII’. Aquella superproducción de excelsa factura presentaba un mundo abierto de indiscutible diseño, lo que sí era discutible, y mucho, era su sistema de lucha. La mezcla entre turnos y tiempo real derivaba, a causa de una errónea implementación, en batallas anodinas que podías compaginar con la consulta del messenger, tomar café o hablar por teléfono. Todo podía ser tan automático que llegaba un punto en que la presencia del jugador era anecdótica.
‘Xenoblade Chronicles’ tiene muchos puntos en común con ‘Final Fantasy XII’ pero su sistema de combate, afortunadamente, no es uno de ellos. Podríamos decir que este es lo que tenía que haber sido aquel. Y es que luchar en el juego de Monolith Soft es todo un placer que requiere continuamente de la participación del usuario. Tal vez te agobien los continuos tutoriales que acompañan las primeras horas, no desfallezcas, la recompensa es enorme. Como en todo JRPG tendrás que subir de nivel para poder seguir adelante, y el depurado sistema de lucha convertirá esta labor en un placer.
La Eternidad y un día
Las más de cien horas que alberga en su interior ‘Xenoblade Chronicles’ te harán sentir que tienes otra vida ajena a la tuya real. Llegará un momento en el que tendrás otra casa, una donde todo es posible, una en la que siempre querrás estar. Cientos de misiones secundarias se asimilarán de forma natural a tu viaje, podrás crear gemas que potencien tus incontables armas y armaduras, cuidarás la relación con amigos y desconocidos para enriquecer la amistad que dé pie a una interesante conversación… Todo en el juego se escribe con mayúsculas, con una escala épica.
La banda sonora te cautiva desde que pones el juego en la consola. Muchas veces me he mantenido en la pantalla inicial para admirar la evocadora imagen de la espada Monado clavada en mitad de una llanura. La música evoluciona lentamente a la par que el día da paso a la noche. Monado resplandece entonces pidiendo ser empuñada, requiriéndote para emprender la aventura.
No lo dudes ni por asomo, pulsar Start en ‘Xenoblade Chronicles’ es vivir una de las experiencias más gratificantes, no de Wii, sino de esta generación. Te aseguro que no te acordarás de las potentes entrañas de PS3 o 360, las obras maestras no saben de números.
‘Xenoblade Chronicles’ | Wii
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Plataforma: Wii
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Desarrollador: Monolith Soft
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Distribuidor: Nintendo
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Lanzamiento: Ya disponible
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Precio: 49,95 euros
<p>‘Xenoblade Chronicles’ es un juego de rol de dimensiones colosales, brillante, eterno, bello, inolvidable, una obra maestra.</p>
En VidaExtra | ‘Xenoblade Chronicles’ y sus problemas de distribución en Europa
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