Desde hace unos años hasta ahora me he acostumbrado a tener todas las consolas enchufadas y listas para jugar en cualquier momento. Ya se llame Nintendo 64, PSone, Xbox360 o Dreamcast, la sensación de verlas guardadas en el armario trae consigo un irremediable chute de realidad al que hacer frente: nos hacemos mayores y ya no hay tiempo para todo.
Puede que yo sí encuentre hueco para estas historias. Puede que tanto DS, PS2 o Game Boy Camera estén hechas para individuos que sepan disfrutar de sus virtudes pasen los años que pasen. Para usuarios que todavía encuentren divertido eso de soplar cartuchos o comprar pilas nuevas. Soy un nostálgico, ¿qué le vamos a hacer? y por culpa de semejante sensiblería la despedida definitiva de Miiverse duele más de lo que debería.
Con el adiós del servicio podéis olvidaros de escribir mensajes en los niveles de 'Super Mario Maker'. Olvidaos de ver vuestros ánimos en la pista Miiverse de 'Super Smash Bros', publicar repeticiones vía Youtube o compartir escenarios. Olvidaos de seguir creando torneos en 'Mario Kart 8' y evitad dibujar en el Gamepad para que aparezcan en las paredes de 'Splatoon'. El cierre de Miiverse ha desencadenado el punto y final al ecosistema social de Nintendo.
Lo cierto es que llevaba meses viendo venir la noticia. Del centenar de amigos que gustosamente acumulo en Wii U, más del 90% ha optado por la desbandada. Bien por el efervescente ascenso de Switch o por la falta de títulos en su recta final, la defenestrada sobremesa de Nintendo (pese a su brillante catálogo) ha pasado a la historia de los grandes errores comerciales.
Si hay plataforma que invite a establecer lazos con aquellos que todavía seguimos en el barco y que congregue a los románticos de una consola en el otro barrio Miiverse se llevaría la medalla al mérito. Dibujos de traca por aquí, mensajes por allá, chistes malísimos, participación con los desarrolladores, especiales en eventos. El universo de los Mii puede que no sea el paradigma de la creatividad y la libertad de expresión, pero ofrece todo lo bueno de la comunidad nintendera.
La compañía, utilizando su cuenta de twitter para anunciar el cierre del entorno social, también ha aprovechado para dar carpetazo a Wii U Chat y Nintendo TVii. Otra bajona más. Con el servicio de videollamadas al más puro estilo Skype he podido echar los mejores momentos frente al Gamepad: ver el piso nuevo de mi amigo del alma, sus regalos de cumpleaños, acordes que me tenía guardados y una felicitación de navidad que quedará para la historia. U Chat funcionaba y voy a echarla en falta más de lo que me temía.
Entre tal maremágnun de sensaciones hay algo que me escama y que me invita a la esperanza a la vez; ¿Qué ocurre con 3DS? ¿Por qué los usuarios de la portátil también se ven afectados? La realidad es que con la muerte comercial de Wii U y el lanzamiento de Nintendo Switch muchos nos temíamos el descanso del guerrero para la portátil, pero lo cierto es que con New 2DS XL la cancelación del servicio social suena todavía más cuestionable.
Tal y como se encargaba de comunicar Nintendo of América:
Comenzamos el servicio Miiverse en 2012 junto con el lanzamiento del sistema Wii U porque queríamos proporcionar un espacio donde los usuarios pudieran compartir sus impresiones. Gracias al apoyo creemos que hemos podido lograr ese objetivo.
Decidimos terminar el servicio en este momento porque, entre otras razones, muchos usuarios están cambiando a servicios de redes sociales.
Razón no le falta, por supuesto que no, pero tras casi 70 millones de consolas vendidas y un catálogo repleto de juegos brillantes, el recorte de funcionalidades sociales ni ayuda, ni se entiende a menos que estemos ante la inminente presentación de la nueva plataforma o que estén moldeando la comunidad online que necesita Nintendo. Fácil, atractiva, con funciones My Nintendo y con espacio para expresarnos como nos plazca.
Aunque mi positivismo se venga arriba con ganas hay que echar el freno de mano. Switch está demostrando una sólida trayectoria y un futuro rentable para Kimishima, pero tanto la interfaz principal, como los ajustes, las forma de añadir amigos y los sosos perfiles de jugador son el atracón de realidad que necesitamos. Todo ello sin contar con su mejorable eShop y las complicaciones de la App que nos “ayuda” a comunicarnos con amigos.
Los antecedentes son desalentadores. Entre la falta de ideas frescas y el miedo a edificar un entorno social demasiado permisivo, Nintendo sigue perdiendo espacio, tiempo y dinero. Con lo fácil que parece seguir el modelo de Steam. Con lo fácil que hubiera sido recompensar la fidelidad de los usuarios de Wii U manteniendo Miiverse y con lo duro que es enfrentarse a la nostalgia.
Para aquellos que como yo, quieran guardar a buen recuado los mensajes publicados a lo largo de estos años no está todo perdido. Por suerte todavía tendremos tiempo de recuperar dibujos, comentarios y demás recuerdos a través de su web.
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