Turistas virtuales en un paisaje sintético. He descubierto de casualidad una serie de vídeos en los que decenas de jugadores organizados se divierten simplemente probando los límites de 'Battlefield 4', y ese sano toquetearlo todo para ver qué pasa me ha recordado algunas cosas. Cuando analicé el 'ModNation Racers' de PS Vita y me topé con su editor de circuitos pensé que la mejor forma de testearlo era dejarlo en manos de un niño. Como no podía ser de otra manera, aquella mente libre, limpia e inquieta forzó de forma inconsciente los peraltes, la geografía, el número de elementos en pantalla... Cuando probé aquel loco recorrido y vi que todo funcionaba sin que explotara nada pude concluir que la desarrolladora había realizado un buen trabajo.
Hace poco publicamos un curioso vídeo que mostraba a un jugador que se había pasado el modo campaña de 'Titanfall' sin pegar un solo tiro. Como sabéis, ese modo campaña va unido al modo multijugador, por lo que resultaba extraño ver cómo todo saltaba por los aires con los jugadores envueltos en la locura del estruendo mientras nuestro protagonista se agachaba, ajeno a todo, para observar el simple modelado de una hoja. Algunos lo tomaron como una falta de compañerismo, una broma pesada y de mal gusto. Yo vi en aquello cierto aire anárquico y poético.
Hace casi justo un año publiqué un post sobre una jugadora de 'Secret World' que había intentado llegar a los límites de aquel mundo virtual. Tras trece horas de viaje en un tren hacia ninguna parte un avatar en representación de los creadores del juego la rescató de su locura y la recompensó por su tenacidad.
Hay juegos que basan su encanto en esto que estamos hablando, que no es más ni menos que la curiosidad. Intrínseca al ser humano, la curiosidad crea la necesidad de explorar los límites del mundo real y, cuando este deja sus secretos al descubierto, lo que toca en pleno siglo XXI es hacer lo propio con el virtual.
'Just Cause 2' ponía a nuestra disposición una isla de miles de kilómetros cuadrados para que la hiciéramos nuestro parque de atracciones. Aventurarnos en 'just Cause 2' no suponía únicamente dar forma a esa isla a base de marcar la línea de su costa, la cosa iba más allá: la imaginación del jugador forzando los límites de la física en un Matrix más divertido que el habitado por Neo, todo lo que pasa por la cabeza con posibilidad de ser probado; la experimentación sin sentido o, más bien y viendo lo vacuo del guión, encontrar el sentido a través de la propia experimentación.
Los vídeos de Doom49ers sobre 'Battlefield 4' que comentaba al principio siguen esta sana pauta. El campo de batalla convertido en un patio de recreo. Veamos un último ejemplo. En 'Scribblenauts', juego en el que resuelves puzles escribiendo sobre la pantalla las herramientas que necesitas para resolverlos, resulta curioso cómo se enfrentan a la misma situación niños y adultos. Si por ejemplo hay que coger la estrella que corona un árbol, los primeros suelen invocar un hacha mientras los segundos prefieren cosas como vestirse con alas. La mente práctica y cuadriculada por la edad frente a la imaginación en estado puro de la infancia, la destrucción frente a la inocente creatividad, mejor volar hasta la estrella que cortar el árbol para que esta venga a nosotros.
En el par de vídeos de Doom49ers sobre 'Batlefield 4' que pongo a continuación vemos cómo se aparca la premisa de acabar con el enemigo para abrazar la sana mente de un niño. El sofisticado armamento militar convertido en una caja de petardos. La mente en blanco abierta a todo, la risa sana y los ojos como platos ante los resultados. La sorpresa como recompensa por la curiosidad. Todo es nuevo, todo puede pasar en estos escenarios creados con ceros y unos. Turistas virtuales en un paisaje sintético.
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