En verano y hace más de 20 años: así jugamos a Street Fighter por primera vez

En verano y hace más de 20 años: así jugamos a Street Fighter por primera vez

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En verano y hace más de 20 años: así jugamos a Street Fighter por primera vez
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Alex CD

Director

Coordinador editorial de VidaExtra. Llevo 20 años escribiendo sobre videojuegos en VidaExtra, desde análisis a noticias y artículos de opinión, además de desempeñar las labores de coordinación editorial del medio. LinkedIN

Sin tratarse de una cifra especialmente redonda, se da la circunstancia de que hoy se cumplen 31 años desde el lanzamiento del primer 'Street Fighter'. Y en VidaExtra nos hemos estado preguntando los unos a los otros cómo fue nuestro primer contacto con la saga.

Es curioso: todos coincidimos en relacionarla con el verano y las vacaciones. Tiene sentido, por la edad que tenemos vivimos situaciones similares en la década de los 90, pero lo que más me ha gustado comprobar es que en esos pueblos donde veraneábamos estaba el 'Street Fighter' y en los que vivíamos no.

Os dejamos la breve historia sobre el inicio de nuestra relación con los personajes creados por Capcom.

Street Fighter II

Alex CD

Durante mucho tiempo asocié ‘Street Fighter’ con el verano. No recuerdo el año exacto en que tuvo lugar mi primera toma de contacto con la saga, pero sí sé que fue en un salón recreativo situado en un pueblo alicantino llamado Guardamar del Segura. Allí pasaba los veranos en esa etapa de mi vida donde las vacaciones estivales duraban dos o tres meses y no sólo dos o tres semanas.

Tampoco sé cuánto dinero me dejé en la máquina del ‘Street Fighter II’. O para ser más exactos, cuánto dinero de mis padres en forma de monedas de 25 pesetas (lo que ahora serían 15 céntimos de euro) llegué a gastar durante aquellas calurosas tardes. Mi edad y mis obligaciones por aquel entonces no tenían nada que ver con trabajos, remuneraciones salariales y demás historias de adultos. Estudiaba, me iba de vacaciones y, por suerte, mis padres eran lo suficientemente comprensivos como para darme monedas y más monedas que aquella máquina se tragaba sin compasión.

El salón olía mal, como probablemente lo hacían todos los otros salones recreativos repartidos por el mundo. Esa mezcla de metal, humo y sudor era difícil de esquivar. Pero eso importaba poco cuando podía echarme unas partidas con Ryu, Ken, Blanka y compañía. No avanzaba demasiado en el juego porque yo era más de ir probando todos los personajes que de pegarme a uno para aprenderme todos sus movimientos bien y destrozar a cualquier oponente. Cinco duros, otros cinco duros, cinco duros más…

Es curioso. Por aquel entonces, en algún momento situado probablemente a principios o mediados de los noventa, era mi máquina recreativa preferida. Más tarde, ‘Street Fighter II’ fue uno de los títulos que más horas me robaron en mi SNES. Digo que es curioso porque ahora, muchos años después de aquella época, los juegos de lucha se me dan tremendamente mal. He probado algún ‘Street Fighter’ más, entre ellos el cuatro y el cinco, así como otras sagas tipo ‘Injustice’, pero no hay forma. Lo pasé bien con ‘SFII’ y con ‘Mortal Kombat’ y le dije adiós al género, al parecer.

En fin, que la saga cumple hoy 31 años. Todavía le quedan otros diez para alcanzarme.

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Frankie MB

Nunca he ocultado el fanatismo que profeso a la saga 'Street Fighter', ni tampoco lo nefasta que fue mi primera toma de contacto con ella. La versión de Amstrad de aquél juego de lucha de Capcom era incluso más ingobernable que la de recreativas. Ni el juego ni el PC eran míos, así que tampoco le dediqué demasiada atención. Pero la secuela... ¡madre mía con la secuela!

Mi reencuentro con Ryu y compañía (aunque tardé mucho, muchísimo, en relacionar ambos títulos) fue con una recreativa que había aparecido en el barrio. Desde entonces, cada día era un nuevo descubrimiento. En torno a ella nos arremolinábamos compartiendo lo aprendido. Cómo consigues cubrirte retrocediendo cuando te pegan, el "truco" para electrocutar con el monstruo que rueda...

A partir de ahí empezamos a descubrir cómo se hacían lo que llamábamos entre nosotros como "magias", aunque no teníamos ni idea de cómo hacer el agarre giratorio del Ruso. Antes de que nos diéramos cuenta ya competíamos entre nosotros, nos aprendimos los nombres de los luchadores... y no solo descubrimos los movimientos especiales: ¡los dominábamos! Y entonces llegó la Super Nintendo.

No tuve aquél maravilloso Super Pack, ese legendario combo de 'Super Mario World' y 'Street Fighter II'. Sin embargo, durante unas vacaciones de verano nos fuimos a ver a nuestros familiares de Chile y, pese a la amplia colección de juegos de SNES de mis primos mayores, al final todo derivaba en maratones de 'Street Fighter II'. Intesísimos, por cierto.

Mi primera copia en propiedad llegaría con 'Street Fighter II Champion Edition', y se abrió la caja de pandora. En mi casa no solo iban apareciendo los juegos en sí, también se empezaron a acumular las películas, el manga editado por Glenat, las guías, los libros de ilustraciones importados de Japón. Los tazos. Luego llegará la serie 'Street Fighter Alpha', los alocados crossovers con Marvel, aquella tercera entrega que apareció en una bolera de Fuengirola...

Y así hasta el día de hoy. Jugando semanalmente contra rivales de todo el mundo en esa gran recreativa online que es la 'Arcade Edition' de 'Street Fighter V' y, con mayor frecuencia, a la recién editada colección en Switch. Dando y recibiendo lecciones de cómo se juega. Y mi plan es seguir haciéndolo durante 31 años más, como mínimo.

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R. Márquez

Hablar sobre ‘Street Fighter’ es hacerlo también sobre el verano. Más bien sobre la nostalgia que provoca cuando llega a su fin. En mi caso estaba atado a los viajes al pueblo de mi padre, un viaje en coche a Andalucía que se alargaba toda una noche para ahorrarnos el trayecto. Al llegar, tocaba desayunar en el bar del pueblo, y allí es donde se encontraba, año tras año, una recreativa con el juego.

No pondría la mano en el fuego sobre qué edad tenía yo, o cómo era la máquina, o si en algún momento llegué a convencer a mis padres para que me dejasen jugar. Tampoco si algún familiar lo hizo, como tampoco una foto mental de cómo me quedaba allí mirando cómo alguien disfrutaba de su partida. Sólo que al superar uno de aquellos veranos un amigo tenía el juego alquilado para Mega Drive.

La lógica me dice que debía ser ‘Super Street Fighter II’, probablemente porque su portada resuena en mi cabeza con más fuerza que ninguna otra opción. Así que lo único sobre lo que podría firmar con sangre, meter la mano en el fuego o jurar por mis muertos fue la sensación de satisfacción de poder tener en las manos, por fin, ese juego con el que tanto había soñado.

Y allí estaba Dhalsim, con sus elefantes en segundo plano mientras él (yo) estiraba el brazo, estiraba la pierna y, si había un poco de suerte, también sacaba fuego por la boca. Puestos a hablar de cosas que no recuerdo, tampoco sé si gané alguna partida, pero no me parece una anécdota peor por ello. El subidón de emoción que viví ese día fue más que suficiente para que aún siga vívido a día de hoy.

Street Fighter

Jarkendia

Mi primer recuerdo con 'Street Fighter' no fue positivo. Me refiero, claro está, a la primera entrega de todas, la cuál probé en Amiga 500. Era tosco y la ejecución de los especiales era compleja para la época, y también porque no estaba del todo pulido. La revolución, a todos los niveles, llegó con su secuela.

Ese momento jamás lo olvidaré, porque las revistas ya me habían puesto en antecedentes y pude comprobarlo de primera mano en un bar de un pueblo cuyo nombre no recuerdo. La era dorada de la lucha en 2D había comenzado.

No había nada remotamente parecido, haciendo palidecer a su propio precursor o al mítico 'Yie Ar Kung-Fu' de Konami, uno de los pioneros del género. Capcom supo crear una identidad propia, con personajes coloridos, variados y, sobre todo, carismáticos, que han marcado una tendencia de manera poco habitual. Hoy en día es, no en vano, parte de la cultura popular del videojuego.

Sobra decir que viví todo un sueño cuando la compañía de Osaka anunció sus conversiones a sistemas domésticos. Si bien el port para Amiga 500 era horrendo, pude quitarme la espinita con ese 'Street Fighter II: Champion Edition' para Mega Drive lanzado en 1993, al no disponer del Cerebro de la Bestia de Nintendo. Ahí empezó mi fiebre por los juegos de lucha, donde tampoco faltaron los 'Fatal Fury' y demas joyas de SNK. Pero Capcom fue la revolucionaria.

Y si bien no me gusta ver en qué ha derivado el género con la masificación de Internet, con personajes a golpe de talonario, 'Street Fighter' sigue siendo una de mis sagas favoritas. De ahí que no haya podido resistirme a comprar el 'Street Fighter 30th Anniversary Collection' para revivir los duelos a los últimos 'Street Fighter Alpha', a los que exprimí a tope en la primera PlayStation.

Street Fighter II

Sergio Cejas

Al igual que mis compañeros, si me pongo a recordar mi primer contacto con la saga 'Street Fighter' me vienen a la mente las vacaciones con mi familia en Cullera, Valencia. Donde nos alojábamos había justo al salir un salón de máquinas recreativas donde he llegado a pasarme tardes enteras jugando y, sobre todo, esperando para que estuviese libre 'Street Fighter II', al que todos querían echarle cinco duros (25 pesetas).

Tal era su popularidad que en esta sala en concreto había hasta dos máquinas, aunque una de ellas estaba modificada para que, con tan solo pulsar un botón, pudieses cambiar al instante entre cualquier personaje todas las veces que quisieras. Esto me animó a probar otros juegos de lucha que había en aquel momento como 'Art of Fighting', 'Samurai Shodown' o 'Fatal Fury'. Todos tenían sus cosas, pero 'Street Fighter' seguía siendo el más especial.

Al final esto causó que, en cuanto en mi casa tuvimos la Super Nintendo, uno de los primeros juegos que compramos de cabeza fue 'Street Fighter II'. Daba igual tener otros títulos multijugador, porque todos querían jugar a este, al igual que sucedió con el tiempo con 'Street Fighter Alpha 2', al que creo que es al que más horas le he podido dedicar de toda la saga.

Sin embargo, pese a que en la época de Super Nintendo la saga 'Street Fighter' era de mis favoritas, mi afición por ella ha ido decayendo con el paso de los años. No porque me haya dejado de gustar, porque para mí siempre va a tener un lugar en mi corazón y es innegable que es una de las mejores franquicias que han llegado a existir (de hecho tengo en mi posesión bastantes de sus juegos). El motivo es que al final otras sagas de lucha, como 'SoulCalibur' o 'Marvel vs. Capcom', han acabado teniendo un impacto mayor en mí y también en mi grupo de amigos.

Al final esto último acaba siendo una gran influencia, porque no existe nada mejor en un juego de lucha que sentarte al lado de uno de tus colegas y esperar a que comiencen los piques combate tras combate. Eso desde luego lo ha conseguido siempre 'Street Fighter' y por eso nunca diré que no a un juego nuevo de la serie.

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