Esta es la postura en contra. Si quieres leer los razonamientos a favor, échale un vistazo al post de q256.
Sí, sí ya sabemos sobre la polémica actual de la censura de 'Manhunt 2', un juego absurdamente violento. Ya sabemos lo que pasó en su día con el primero juego famoso por ser extremadamente violento, el 'Carmageddon'. Y de 'Duke Nukem 3D', el primer juego que se tomaba la violencia como algo tremendamente divertido y macarra. Moooola pisotear al otro Duke azul muerto (yo jugaba en red) y ver cómo dejas huellas de sangre por el suelo.
Recuerdo a mi tía, que en paz descanse (póngase musiquilla de contar batallitas de juventud) hablándome horrorizada sobre una noticia que había oído no-se-dónde sobre un juego consistía en atropellar mujeres embarazadas. ¡Deberían meter en la cárcel a los que lo han hecho, por Dios! Yo me callaba y no decía ni de coña que ese juego, el 'Carmageddon', lo tenía instalado en el PC de mi habitación.
Y aquel nivel de violencia no es nada comparado con lo que tenemos ahora. Ahora tenemos más realismo. Más interactividad. Argumento más macabro y retorcido. Más ambientación terrorífica. Y una jugabilidad mucho más inmersiva.
No negaremos que hay violencia en los videojuegos. No vamos a afirmar que la violencia sea buena o mala. No negaré que hay un problema muy serio con este tema. Pero sí voy a afirmar, con los machos bien agarrados, que el problema no está en el hecho de que haya violencia.
Porque no nos engañemos: existe un problema serio con la violencia en los videojuegos. Más que con la violencia, yo ampliaría el concepto a 'contenido inapropiado'. Aquí en occidente casi sólo tenemos violencia, tiros, sangre y alguna que otra decapitación. Recordemos que en Asia hay muchos juegos de contenido muy subido de tono, y no todos son con estética manga como este de aquí abajo:
¿Os imagináis la polémica que suscitaría que estos juegos empiecen a llegar por estar tierras? Nosostros, los redactores, tendríamos montones de noticias que escribir, y vosotros los lectores, montones de comentarios que poner.
Está perfectamente claro que determinados contenidos, sean violentos, relacionados con el sexo, etc. no son para todos los públicos. Está perfectamente claro que deben existir mecanismos para impedir que dichos contenidos lleguen a todo el mundo. Dichos contenidos deben llegar únicamente al público para el que están dirigidos.
Dicho esto, creo que está claro cual es el problema actual: que los juegos violentos llegan a todo el mundo. Que cualquier adolescente puede jugar a un juego violento para adultos. Que cualquier niño puede jugar a un juego 'ligeramente' violento para adolescentes.
Tenemos la clasificación PEGI, que es muy buena. Es mucho más extensa que la clasificación por edades del cine: incluye más rangos de edades, incluye aviso respecto a la existencia de violencia física, de violencia verbal, discriminación, drogas, miedo, sexo, juego, etc. Y creo que hoy en día todos los juegos incluyen los iconos típicos de PEGI en la carátula.
Culpables Vale, he afirmado que existe un problema. He dicho que que el problema no es la existencia de violencia en los juegos, sino el acceso a los juegos inapropiados. ¿Y ahora qué?
Pues ahora echaré la culpa a quienes la tienen: a quienes permiten que el contenido inapropiado llegue al público que no debe.
La culpa es vuestra, padres de niños y de adolescentes. No controláis a qué juegan vuestros hijos. Bien sea porque no os interesa o no tenéis ni idea, pero no os mojáis en ello. Utilizáis excusas de todo tipo, desde que no se puede controlar lo que hace un niño, hasta que si se lo prohibe será peor. Pero todo ello no son más que excusas para eludir vuestra responsabilidad. Yo tengo niños que juegan, y tengo una negociación constante con ellos con el tema de los videojuegos. Me guste o no (en mi caso sí me gusta, eso que tengo ganado), me implico. Y negocio y no prohibo porque conozco las consecuencias de prohibir: que se desea más.
He visto niñas de 10 años hablando "cómo mola GTA, me voy a pedir el nuevo para navidades, mi padre me lo compra". He visto niños de unos 7-8 años jugando al 'GTA: Vice Cities' de la PSP en un restaurante durante toda una comida entera mientras ni el padre ni la madre dirigían la palabra al chaval para algo que no fuera decir "llénate la boca".
La mayoría de los padres modernos tienen cosas mejores que hacer que encargarse de sus hijos (no miréis para otro lado, sabéis perfectamente a qué me refiero). Pero claro, la culpa es de los videojuegos.
La culpa es también de los vendedores de videojuegos. Ojo, no hablo de los dependientes, hablo de los propietarios de las tiendas que no imponen medidas serias. A éstos les mueve el dinero, con lo que mientras se venda, y el negocio sea más o menos políticamente correcto, lo demás da igual.
El mero control de preguntarle al niño la edad no es suficiente. Ya hemos visto muchas veces que el padre vuelve cabreado porque a su hijo de 10 años no han querido venderle el 'Condemned: Criminal Origins'. Y va y se lo compra él. Hay que establecer un sistema serio de control que dificulte las ventas que no se deben vender. Y esto es muy fácil. Pero todo ello contribuye a vender menos, claro. No se hará.
La culpa es también de los que hacen las noticias. Sí, aquí hay para todos. Se ha convertido en algo común y permitido el sensacionalismo. La guerra de allí, el loco asesino de allá, el videojuego violento de acá. No hay razonamiento ni explicación, sólo algo que impacte para que no cambies de canal.
Siempre me ha extrañado una situación: Entras al videoclub con tu niño de 4 años. A menos de 2 metros de 'Babe: el Cerdito Valiente' tienes la caja de 'SAW', con un letrero sangriento que pone "¡carátula sin censurar!". También está 'Hostel', 'La Maldición', 'Las Colinas Tienen Ojos', etc. Dos metros más allá, separados por un biombo, tienes mogollón de cine porno (lo siento, no me sé ningún título de memoria). Y sin embargo, nadie se escandaliza.
Cierro el post con una curiosidad divertida sobre Carmageddon. En los créditos del juego pone algo así como:
Los fundadores de Stainless Software Ltd, Patrick Buckland y Neil Barnden, dedicarían este juego a sus esposas, Janet y Pauline, y a los hijos de Patrick, Julianne y Sean, que han sufrido las horas que han sido necesarias para hacer reallidad este juego. En cualquier caso, dedicarles a ellos algo tan depravado y violento como esta diabólica pieza de veneno para el alma no parecería muy acertado. Así que no lo hacemos.