Noticias de The Legend of Zelda: Phantom Hourglass en Vida Extra
No ha podido tener mejor debut Link en la DS. Este ‘The Legend of Zelda: Phantom Hourglass’ se ha convertido, sin duda, en uno de los mejores juegos del catálogo de la portátil de Nintendo, por no decir el mejor. Una entrega que continúa los derroteros tomados por el ‘Wind Waker’ mejorándolo en algunos aspectos, si cabe. Un juego que te atrapa sin remedio, de principio a fin.
Supongo que ésto no pillará por sorpresa a los fans de la saga, aparte que como sabéis, clásica polémica aparte sobre el género al que pertenece, ha sido votado como el mejor RPG del pasado año, pero por si no habéis probado nunca un juego del personajillo verde o tal vez “no os llenaron” lo suficiente, os voy a explicar por qué esta nueva entrega podría despertar vuestro interés.
Agarraos bien, grumetes, que el oleaje está bravío.
Nuestra historia comienza en el barco pirata de Tetra con Nico contándole los hechos ocurridos en la anterior aventura a Link, el cuál le presta “mucha” atención. Tanta que está durmiendo, vamos.
Después del sermón Link se despierta, y al poco rato la tripulación se ve inmersa en una densa niebla propiciada por la aparición del barco fantasma, tan temido en el reino del Rey del Mar. Tetra no se lo piensa dos veces y se lanza al barco, mientras que Link llega tarde y cae al agua.
¿Lo siguiente? Link despierta en la orilla de una isla en presencia de un hada llamada Ciela, que la llevará ante el abuelo Siwan para que lo ayude. Su principal objetivo será rescatar a Tetra, pero por suerte no estará sólo. En todo momento le acompañarán Ciela, aparte que la usaremos para indicarle a Link hacia dónde se tiene que dirigir, y Linebeck, capitán del barco que nos servirá para surcar los mares y que tiene como objetivo personal quedarse con el tesoro del barco fantasma.
Pero antes de que se nos una el cobardica marinero tendremos que rescatarlo, ya que está atrapado en el templo del Rey del Mar. Lugar que visitaremos con mucha frecuencia, ya que es una de las claves de esta peculiar historia. Un templo que parece no tener fin y que después de varias visitas lo tendremos más que memorizado a pesar de tener muchos pisos subterráneos.
Y ya que hablo del templo, no puedo obviar un detalle que empaña un poco esta obra. Este templo y el resto de mazmorras en general pecan de sosas. Su aspecto gráfico es algo repetitivo y carente de detalles, al contrario que las islas que visitaremos con sus pintorescos personajes.
Si bien el aspecto cel-shading me encanta, lo encuentro a veces demasiado pixelado, aunque también influye negativamente sobre este juego el hecho de haber jugado años atrás al ‘Wind Waker’ de Gamecube, que como es lógico, lucía inmensamente mejor.
Por otra parte, el motor del juego se resiente ralentizándose en momentos muy puntuales, como cuando nos entusiasmamos a cañonazos a diestro y siniestro estando de por medio gaviotas y algún barco pirata. Sucede en pocas ocasiones, pero en cualquier caso es un detalle sin mera importancia.
Sin duda, el plato fuerte de este nuevo ‘Zelda’ es su peculiar control.
Para empezar, el stylus le proporciona una nueva dimensión de juego haciéndolo mucho más jugable si cabe, a pesar de la simpleza y efectividad que siempre ha englobado a todos los ‘Zelda’. Todo, absolutamente todo lo controlaremos con el palito, aunque será la combinación de éste y determinados botones (L ó R para otra forma de ataque, A e Y para el inventario y acceso directo a las armas, o bien la B para el mapa) la que nos hará más llevadera la aventura.
Aún así, no todo es perfecto. Si bien el control del personaje responde a las mil maravillas, en determinadas ocasiones realizaremos ataques no deseados cuando simplemente nos queríamos desplazar, pero que no empañan en absoluto la experiencia de juego.
Y ya que hablo de control, gracias al stylus presenciaremos una reinvención de las clásicas armas de la saga, ya que salvo por una de la que no os diré su nombre, el resto serán viejas conocidas, aunque por su nueva forma de uso nos parecerán totalmente nuevas. Mención especial a la última que conseguiremos. Os aseguro que os encantará.
Aparte de eso, otro detalle llamativo son los minijuegos, muchos y muy variados. Desde los clásicos de puntería con arco y con el cañón, a carrera con un goron, de excavación en búsqueda de tesoros en la isla del hoyo, búsqueda de tesoros bajo el mar o mi favorito, el de la pesca. Este último con un control táctil muy divertido que simula bastante bien (dentro de sus posibilidades) la forma en que pescaríamos en la vida real. Además nos retarán a conseguir todas las clases de peces que hay por todo el océano e intentar batir nuestros récords del tamaño del pescado en cuestión.
Otro detalle de esta entrega que también podría ser considerado como minijuego es el tuneado de nuestro barco. Tendremos un montón de piezas para combinar, aunque lo recomendable será juntar las de la misma temática (demoníaca, dorada, etc) para sacar mejor rendimiento y obtener mayor resistencia. Aún así, os recomiendo que combinéis las piezas de vuestro barco sin tener en cuenta eso, ya que los mejores diseños (y más originales, por supuesto) los conseguiréis de esta forma.
En la aventura no tendréis demasiadas complicaciones para abatir a los bichos que os saldrán al paso, salvo algunos muy puñeteros (los tiburones), el resto serán coser y cantar, por lo que teniendo cuatro o cinco corazones de resistencia para vuestro barco os llegarán.
Tampoco habrá complicación por tierra, ya que el juego es bastante fácil, salvando algún puzzle debido a que aprovecha ya no sólo la pantalla táctil o el micrófono, si no la propia consola en sí, por lo que nos pillará un poco por sorpresa al no estar habituados a ello.
Por su parte los final bosses los eliminaremos con casi total seguridad al primer intento ya que la forma de eliminarlos en su mayoría es muy intuitiva (aparte que siempre utilizaremos el arma nueva que consigamos en cada mazmorra). A mi tan sólo se me atascó esa especie de dragón de dos cabezas, pero porque era muy cabezota y quería colocar… bueno, mejor me callo. Mención especial al final del juego, de los más sencillos que recuerde de toda la saga.
La nota negativa (nunca mejor dicho) de este ‘Zelda’ la protagoniza la banda sonora. No os asustéis, sigue siendo muy buena, pero está muy por debajo de anteriores entregas. Pocas melodías nuevas encontraremos (a destacar la del tiempo), y algunas son muy sosas (las mazmorras). Una pena, porque las melodías de la saga se encuentran entre mis favoritas.
Ya para terminar quiero hacer mención especial al modo multiplayer. Toda una sorpresa. Divertido y cabroncete a partes iguales. Su mecánica es muy sencilla: tendremos que recoger el mayor número de fortianitas (de varios tamaños y con distinto puntaje para nuestro marcador) para superar a nuestro rival, teniendo cuidado de no ser atacado por alguno de los guardias que manejará. El detalle con mala baba vendrá de la mano de estos últimos, ya que no los veremos a no ser que sostengamos una fortianita. De ahí la gracia a la hora de planificar nuestra estrategia para superar al rival y que sin duda provocará unos cuantos piques.