Noticias de Rocketbirds: Hardboiled Chicken en Vida Extra
Varios son los casos de juegos en flash que dan el salto al formato descargable. ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’, sin ir más lejos, se suma a esto mismo tras sus inicios bajo el formato propietario de Adobe, cuando resultó finalista en el Independent Games Festival con ‘Rocketbirds: Revolution!’. Era un paso lógico, en definitiva, para el estudio Ratloop Asia, igual que tantos otros cuando obtienen buenos resultados. Del flash a Playstation Network, además, es un buen adelanto.
En su momento, cuando faltaba casi una semana para su salida, lo tildé como “uno de los títulos exclusivos de PSN más interesantes de lo que resta de año”, y a pesar de que me ha proporcionado buenos momentos hasta finalizarlo, lamentablemente no es oro todo lo que reluce ya que ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ ve lastrado todo el conjunto por pequeñas carencias que fácilmente se podrían haber subsanado. Hablemos, pues, de lo bueno y de lo malo en su correspondiente análisis.
Sin ningún tipo de dudas, lo que más llama la atención de ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ es su cuidadísimo apartado gráfico. Tanto en los diseños de los animales (aquí los protagonistas no somos los humanos), como en los fondos de los escenarios y las escenas animadas cuando pasa algo interesante, todo goza de un diseño excelente. En ocasiones veremos planos cercanos, en otros alejados, pero siempre con muchos detalles. En este sentido ciertamente pocas pegas se le pueden poner, aparte que para los vídeos, igual que para el menú del propio juego y otras situaciones, contaremos con temas del grupo de rock indie New World Revolution que empastan muy bien con todo el conjunto. A destacar sobretodo la canción “Illuminate Me”. De hecho, nada mejor que volver a recordarla con su videoclip, así os haréis mejor a la idea de la estética y la ambientación sonora.
New World Revolution – Illuminate Me
Vídeo | Youtube
‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ destaca también por sentido del humor. Aunque era algo esperable teniendo en cuenta que el protagonista es un gallo de guerra (Hardboiled Chicken) que tiene que asesinar al líder de los pingüinos (Putzki) porque la tierra de los pájaros, Albatrópolis, ha sido conquistada por estos personajillos de color blanco y negro tan simpáticos. Seremos testigos de múltiples diálogos entre ellos con todo tipo de situaciones. Siempre y cuando tengamos la paciencia suficiente para escucharlas a hurtadillas, porque podemos pasar de ellas y ventilar sin miramientos a los pingüinos. Pero nos perderíamos alguna que otra risa por el medio.
¿Entonces cuál es el problema de este Rocketbirds?
Hasta el momento parece que todo en ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ es positivo, pero por desgracia, tal y como adelanté al comienzo de este análisis, el conjunto se ve lastrado por ciertos aspectos. Dos, en concreto. Por un lado, su extremadamente limitada jugabilidad. Muy del estilo del clásico ‘Flashback’ (título que, por cierto, adoro), pero que nos desesperará por momentos cuando nos rodeen muchos pingüinos. Cosa que pasará a medida que avancemos en la historia, siendo imposible no recibir ningún impacto, y es que no contaremos con ningún tipo de defensa: tan solo nuestras armas de fuego (pistolas, escopetas, ametralladoras), nuestros dos tipos de granadas (la de toda la vida y una mental), y la posibilidad de rodar por el suelo. No pasaría nada si esto último no nos dejase vendidos en más de una ocasión debido a lo lento que resulta ponerse de pie o agacharse, recibiendo a veces inevitablemente los disparos de los enemigos mientras volamos por instantes por los aires mientras nuestra vida disminuye. Al menos nos podremos vengar de ellos con la siempre divertida granada mental, con la que manejaremos a cualquier pingüino sin que sospechen los demás… hasta que apretemos el gatillo, claro está.
En cualquier caso no resulta un título difícil, sino más bien al contrario. Bastante asequible, excepto por momentos puntuales que nos podrán desesperar por minutos por juntarse muchos pingüinos de distintos tipos. Aparte que aquí la vida no se repondrá automáticamente, sino que dependeremos de los distintos botiquines desperdigados por todas las fases. ¿Y de cuántas estamos hablando? Pues de 15 en total para el modo campaña en solitario. Cifra que no está nada mal, sino fuese por otro de los aspectos que a mí personalmente no me gustaron de todo el conjunto: su carácter repetitivo.
Al principio todo resulta muy bonito: vemos una jungla, una base, e incluso hasta nos equipamos con un jetpack para infiltrarnos y destruir un zeppelin, pero muy pronto nos daremos cuenta de que es siempre lo mismo, pero sobre distintos escenarios. Ayuda un poco a disolver esa impresión los distintos puzzles que tendremos con las cajas (se necesitará algo de ingenio y saber utilizar bien las armas, tanto de fuego como las granadas) para seguir avanzando, pero por lo demás será siempre lo mismo y podremos cansarnos de matar tantos pingüinos.
A esto tampoco ayudan los distintos carteles (opcionales, eso sí) que tendremos que marcar por cada fase (tres por cada una sumando un total de 45) que nos servirán para desbloquear el cuchillo, ya que su mecánica en casi todos los niveles será la misma: marcamos uno a mitad de trayecto, retrocedemos hasta el inicio de la fase, y marcamos el último al final; con la variante en otras ocasiones de necesitar a un incauto pingüino para que reciba plomo y vuele para activarlo él mismo. Aunque si pasamos por alto este detalle, el premio en forma de arma merecerá la pena. Aparte que recibiremos varios trofeos adicionales, claro está, ideales para los completistas.
Además, al no ser ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ un título precisamente largo (no contabilicé el número de horas, pero en dos tardes tranquilamente nos lo podemos pasar), el hecho de conseguir todos los carteles le añade un poco de rejugabilidad. Y si lo completamos siempre nos quedará el divertido modo cooperativo en modo local, en donde podremos seleccionar otros pájaros con el nuevo objetivo de rescatar la hija del general. Aquí tengo que destacar sobretodo que podremos subirnos encima de nuestro compañero y disparar desde ahí, pudiendo uno disparar para un lado y el otro para el lado opuesto. Así nunca nos pillarán los pingüinos por sorpresa. Además podremos saltar juntos y llegar a zonas más elevadas. ¡Ah!, y aquí, por cierto, el número de fases se reduce a 10.
En resumen, ¿es ‘Rocketbirds: Hardboiled Chicken’ un buen juego? Sí, desde luego. Pero podría haber dado mucho más de sí. Con un apartado jugable más pulido, una mayor variedad de situaciones, más extras aparte de poder revisionar las películas animadas que desbloqueamos, y un modo adicional online, estaríamos hablando de uno de los indispensables de Playstation Network de este 2011. Pero los hay mejores. Aunque su aspecto gráfico y su banda sonora son toda una gozada.
Rocketbirds: Hardboiled Chicken | PS3
Plataformas: PS3 (Playstation Network)
Desarrollador: Ratloop Asia
Distribuidor: Ratloop Asia
Lanzamiento: Ya disponible
Precio: 8,99 euros
Rocketbirds: Hardboiled Chicken es un preciosista juego de acción de scroll lateral que nos pondrá en la piel de un gallo de guerra con sed de venganza. Tendremos 15 fases para el modo campaña en solitario, y 10 para el modo cooperativo local. La música corre a cargo de New World Revolution.
Vídeo | Youtube
Sitio oficial | Rocketbirds: Hardboiled Chicken