Que el equipo de Hello Games reciba amenazas de muerte por el último retraso de ‘No Man’s Sky’ nos demuestra dos principios irrefutables. El primero de ellos es que el juego de PS4 y PC ha levantado una expectación demencial. El segundo es que la idiotez humana no conoce límites.
Sobre lo segundo no puedo hablar porque necesitaríamos un blog entero para cubrir unas 500 entradas diarias con ejemplos, pero lo primero sí que da para hablar largo y tendido, y no precisamente desde una óptica positiva. Espero no ser el único al que ‘No Man’s Sky’ le huele regular.
Un universo casi inabarcable
Pero ojo, al César lo que es del César, ole los huevazos toreros de Hello Games. Un equipo que según su página oficial consta de 15 miembros, y cuyo mayor logro hasta la fecha ha sido crear una versión descafeinada de ‘Trials’ dispuesta a competir con el éxito que este último cosechó en Xbox 360, tiene a media comunidad de jugadores en vilo.
Su logro, también aplaudible, se basa en algo tan aparentemente imposible como la idea de crear un universo casi inabarcable, una galaxia con miles de planetas creados de forma procedural que nos plantea unos límites nunca antes vistos, que pese a ser un juego multijugador la posibilidad de encontrarnos con otro usuario sea menor del 1%.
¿Queréis explorar? Pues os vais a hinchar, eso debieron pensar cuando crearon el algoritmo que permitirá que nuestros viajes por la galaxia virtual de ‘No Man’s Sky’ vaya generando contenido al que podremos ponerle nombre y bandera, reconociendo así nuestro descubrimiento como si fuésemos un cartógrafo en la época en la que navegar más allá de Galicia suponía caer por un acantilado plagado de monstruos marinos.
No todo el monte es orégano
Y sin embargo, pese lo aplaudible de su osadía, de plantar cara a una industria a la que parece bastarle con lo justo para salir del paso y no se mete en semejantes embolados, no puedo evitar fruncir el ceño cada vez que me acerco a un nuevo vídeo del juego. De alguna forma y casi sin quererlo, algo me pinta mal.
Ojalá me equivoque, de hecho es una conversación que he mantenido con el equipo de VidaExtra más de una vez y les he hecho llegar mis deseos de que ‘No Man’s Sky’ sea aún más de lo esperado, que me tenga meses enganchado y que, para rizar el rizo, además sea compatible con PlayStation VR.
Pero el ceño fruncido y el labio arqueado siguen inevitablemente ahí, y no proceden de una visión parecida al “demasiado bonito para ser real”, nacen de las evidencias que hasta ahora se han mostrado y, en concreto, de aquellas que permanecen en la sombra y parecen no importarle a nadie.
Soy consciente del esfuerzo que debe suponer un proyecto así para un estudio independiente, aunque la etiqueta de indie no le pegue nada a un proyecto en el que Sony debe estar metiendo dinero, y no seré yo el que se queje por cómo la belleza de sus paisajes tiene que batallar con esos efectos de partículas que aparecen cuando disparas a algo para conseguir recursos.
¿Durante cuánto tiempo vamos a jugar a No Man's Sky?
No creo que mi nivel de pejiguero alcance esas cotas, no, pero pese a ello hay varios aspectos que me preocupan y no puedo evitar sentirme sorprendido por cómo a la mayoría de gente parecen resbalarles.
Cuánto tiempo vamos a jugar a ‘No Man’s Sky’ bien podría ser el primero de ellos. Adoro los juegos de pasear, no el género de los walkers tan de moda últimamente, me refiero a juegos en los que marcar un punto en el mapa y perderse, ya sea un ‘Minecraft’ o un ‘Fallout’, y ‘No Man’s Sky’ parece prometer eso a un nivel nunca visto.
Ilimitado límite
Bien, dirán muchos sobre ello, pero lo cierto es que ese paseo requiere recompensas que insuflen dopamina e inviten a repetir el proceso. Una cabaña dejada de la mano de Dios, una cueva plagada de minerales, una base secreta abandonada esperando a ser explorada…
Hasta qué punto podré vivir experiencias así en ‘No Man’s Sky’ es algo que no podremos comprobar hasta agosto, pero que el universo sea limitado y la generación procedural pueda ofrecer una infinidad de resultados no significa que el número de assets y colores incluidos en el juego no tengan un límite.
Es decir, ese césped estará aquí o allí otra vez, esos monstruos feos de narices volverán a aparecer varios planetas más allá, esas cuevas que no se crean desde cero sino que responden a una serie de patrones definidos (y aquí es importante separar concienzudamente los conceptos aleatorio y procedural) también nos recordarán a alguna anterior. En resumen, que un universo se cree paso a paso y sea casi infinito no necesariamente significa que sus posibilidades también lo sean.
¿Voy a cansarme de ver planetas similares durante esas 40 a 100 horas que nos llevará alcanzar el objetivo principal del juego? Como ya sabréis aquí nuestro objetivo es llegar al centro de la galaxia, digamos que es el “final” del juego, y para ello deberemos obtener recursos que nos permitan seguir subiendo escalones hasta nuestro objetivo.
Separo aquí dos conceptos que tampoco tengo demasiado claros, el de los recursos y del de su final. El primero me produce cierta pereza, nunca se me han dado bien los juegos de “trabajar” aunque entiendo que tengan su público, y tener que recurrir a buscar minerales para mejorar nuestro traje, nuestras armas o nuestra nave para poder ir a otro planeta a repetir el proceso es una tarea que podría ponerse cuesta arriba a las pocas horas.
El segundo es el de su final, el gran objetivo, el gran secreto, lo que se esconde dentro del cubo de Molyneux. Nunca un gran secreto ha estado a la altura de las expectativas, menos aún de tres años de expectativas que no han parado de crecer como la espuma.
Sin hueco para las sorpresas
Lo de la importancia del camino para llegar hasta él ya lo hemos descartado en los anteriores puntos, así que el final y los retazos de historia (algo que no funcionará tal y como estamos acostumbrados) que haya entre medio es lo que nos invitará a seguir concienzudamente hasta nuestro objetivo.
Y tres días después alguien que no ha comido ni dormido durante esa buena porción de horas subirá un vídeo a YouTube, y podrá ser algo increíble o un bajón tremendo, pero dejará de ser un secreto y las ganas de llegar hasta allí para descubrirlo por tu cuenta serán mucho menores.
Mi problema con ‘No Man’s Sky’, esos miedos que superan ampliamente a mis esperanzas de que sea un juegazo, no son relativas a su ambición o el magnífico y durísimo trabajo en el que el equipo de Hello Games debe haberse dejado la piel, mi problema con el bombazo que todos esperáis es que, como su centro del universo, esté a años luz de ser divertido. Puede que peque de pesimista, pero hasta ahora ningún vídeo con gameplay o reseña me ha demostrado lo contrario.
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