Los llaman Intocables en Elden Ring: Shadow of the Erdtree, pero no superaron la prueba de mi garrote

Los llaman Intocables en Elden Ring: Shadow of the Erdtree, pero no superaron la prueba de mi garrote

No daba ni un duro por esta zona del DLC y acabó convirtiéndose en una de mis favoritas

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Necesito confesar algo y aceptaré todas las discrepancias (incluso odio) de cualquier fan de Elden Ring: la Fortaleza Sombría y el camino para quemar el Árbol Sellado de Shadow of the Erdtree fueron muy aburridos... aunque no en su totalidad. Iba a ser el siguiente capítulo de esta aventura, pero no hay demasiado que contar porque disfruté más bien poco.

Solo salvo tres cosas de todo este recorrido: el propio Messmer El Empalador, lo preciosas que son las Antiguas Ruinas de Rauh y la cinemática tras quemar el Árbol Sellado, que da acceso finalmente a Enir-Ilim. Admito que la conjura de Leda para matar a todos sus acompañantes no estuvo mal porque hizo que me diese cuenta de que no quería matar a todos los NPCs. Me gustó mucho Ansbach y su búsqueda de la verdad. Más allá de eso, bastante olvidable.

Soy consciente de que me salto mucha exploración y zonas en esta publicación, pero realmente creo que no tienen ningún valor desde el punto de vista de mi aventura. Sí que lo tienen en términos artístico, de diseño y lore, y por eso voy a colar justo abajo una captura de las Antiguas Ruinas de Rauh. ¡Que cosa más bella!

El descenso a la locura más absoluta en Elden Ring

Vencer a Messmer El Empalador a la primera junto a mi Lágrima Mimética y en cuestión de pocos minutos fue un logro que me insufló una cantidad absurda de valor y arrogancia. El logro fue increíble porque ya había despejado el camino de las Antiguas Ruinas de Rauh antes de enfrentarlo, así que solo tuve que hacer un viaje rápido para quemar el Árbol Sellado y desvelar todo el pastel de Miquella... aunque me estoy adelantando un poco a los acontecimientos.

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Tras quemar el Árbol Sellado, puse mi mirada al sur de las Tierras Sombrías. Todavía tenía pendiente explorar la zona por la que más miedo y respeto sentía desde que la vi en el directo de Twitch. Me refiero a ese agujero negro que hay al norte de la gran montaña de Bayle El Temible.

Una vez más, mis superpoderes de hacedor de guías me dieron una pista del camino a seguir: las Catacumbas de Luz Oscura. No quiero rememorar esa parte para no enfadarme, así que voy a omitir los bugs y uno de los jefes más asquerosos que ha creado FromSoftware. Se trata Jori, Inquisidor Anciano, que invoca enemigos todo el tiempo, se teletransporta y no para de spamear magias, como si el maná solo se aplicase a los jugadores y no a los enemigos... pero sin el "como".

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Todo parecía indicar que esta nueva zona, que comienza en la Gracia Tumba de los Desamparados, se iba a convertir en el objetivo de mi odio y miedo. Para que nos entendamos, una Caelid 2.0. ¡Cómo no iba a esperar las pesadillas más macabras y crueles de Miyazaki con esa entrada! La realidad acabó siendo muy distinta: fue la antesala de mi zona favorita de todas las Tierras Sombrías.

Atravesé la puerta de piedra e intenté invocar Torrentera, pero no quería salir porque tenía miedo. Hemos atravesado el mismísimo infierno de la putrefacción juntos, así que ya tenía que haber algo chungo de verdad en la nueva zona para que no querer salir ni cerca de las Gracias.

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El camino hasta la siguiente Gracia, llamada Sendero Boscoso fue relativamente tranquilo. En realidad, la zona entera es bastante tranquila. No encontré demasiados enemigos, ratas y un extraño NPC llamado Mano Enloquecida, hasta que te adentras bien en el suroeste. Primero fui hacia el sureste en busca del fragmento de mapa, que se encontraba junto a una Iglesia en Ruinas.

Volví sobre mis pasos hasta el Sendero Boscoso y avancé hasta el Bosque del Abismo. Allí las cosas se pusieron serias de verdad. Encontré varios mensajes en forma de piedra que suelen ser advertencias o pistas de FromSoftware. Estos decían: "Escóndete. No hagas ruido", "Espera a que llegue el momento propicio" y "Ahora no puedes combatir".

Sabía a la perfección lo que me esperaba delante: los infames Winter Lanterns o, como lo llamaría más adelante un espíritu, Intocables. Sabía perfectamente que todo era mentira: no tienes por qué esconderte y desde luego no son intocables. Agarré mi garrote con la mano derecha y tomé un pequeño escudo en la izquierda. He superado la Pesadilla de Mensis en Bloodborne, esto no podía ser peor.

Elden Ring

Intocables... no superaron la prueba de mi garrote. Bastaron tres parrys para enviarlos al otro barrio de forma permanente. Fue como desafiar a FromSoftware, como hacer sangrar al propio Miyazaki. Sí que se podía combatir. Este nuevo triunfo solo contribuyó a que mi valor aumentase mucho más, así que continué confiado hasta las siguientes Gracias, primero hasta Bosque del Abismo, cascada al norte y luego la Casa Parroquial de Midra al sur.

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El umbral de la casa reveló que algo terrible ocurrió en este lugar. Había una fila de cadáveres decapitados. Todas las pistas conducían hasta el mismo villano infame: la Llama Frenética, una vieja amiga que conocí bajo la ciudad de Leyndell, Capital del Reino y que tuve que purgar de mi cuerpo con la Aguja Dorada de Miquella.

Solo necesité unos minutos para enamorarme de la Casa Parroquial de Midra. Su interior tiene todos los lujos de un palacio, pero lleno de enormes bibliotecas y salas de experimentos científicos en lugar de los pomposos decorados de las cortes. Mis investigaciones por sus pasillos y salas culminaron en que otrora fue un lugar que conoció el amor y el saber... una debilidad que supo aprovechar la Llama Frenética.

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Al igual que la Fortaleza de Ensis, la Casa Parroquial de Midra no es excesivamente larga ni complicada. Los enemigos que defienden sus habitaciones son anecdóticos, así que no tardé demasiado en explorarla al completo, desentrañar sus secretos y encontrar un pasadizo secreto que me llevó directamente hasta el escenario del jefe final: la Cámara del Debate.

La Llama Frenética es una de las fuerzas dominantes de Elden Ring. Es un poder que se mueve entre las sombras, a diferencia de quienes adoran el Círculo Dorado o los orgullosos Caria. Aun así, no es baladí y caer en la infravaloración suele ser un error garrafal. Sabiendo todo esto, me preparé para lo peor y entré en la cámara.

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Encontré a un pequeño hombre tirado en el suelo y en medio de una sala enorme. "¡El abismo de tu insensatez!", me gritó antes de que recibir varios golpes seguidos de mi garrote. Intentó atacarme, pero antes recibió el golpe de gracia. Era imposible que esto fuese el jefe, así que volví a prepararme para lo peor tras dar el último golpe. Saltó una cinemática.

El hombrecillo se arrancó el enorme palo que lo atravesaba por la mitad, como si se estuviese sacando su propia columna vertebral. Fue un espectáculo dantesco. Cuando acabó de mutilarse se alzó y en vez de una cabeza surgió un núcleo candente de llamas amarillas. Se volteó hacia mí y exhibió su poder frenético. No hubo palabras, solo miedo y la certeza de que iba a matarme.

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Tenía ante mí a Midra, Señor de la Llama Frenética. Messmer El Empalador es muy peligroso, pero Midra es un Defcon 1 de manual. Es peligro nuclear. No tanto por el enfrentamiento, sino por su papel en el orden de Elden Ring. Sobra decir que me mató en más de una ocasión porque todos sus ataques provocan daño frenético. Solo una build basada en Llama Frenética juega con ventaja.

Al cuarto o quinto intento decidí prescindir del escudo e invocar a mi Lágrima Mimética. La única estrategia viable que pude encontrar contra Midra fue sobrevivir el tiempo suficiente para que mi doble atrajese su atención y entonces asestarle un único golpe devastador, retirarme y vuelta a empezar. Y funcionó porque en dos minutos mordió el polvo.

Me senté en la Gracia de Cámara del Debate, solté el mando y suspiré. No por estar agotado, sino por haber disfrutado tanto una zona por la que no daba ni un céntimo al entrar. Tampoco esperaba que Midra fuese a convertirse en uno de mis jefes favoritos de Elden Ring. Necesito conocer todo el lore sobre esta zona porque estoy seguro de que es fascinante. En la próxima publicación encararé el final del DLC, aunque no será la última. Quedan asuntos pendientes...

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