No nos vamos a poner románticos, pero en un rastro o un mercadillo uno se espera rarezas, un trato exquisito, y sobre todo buenos precios, o por lo menos, en productos nuevos, alguna rebaja sobre el precio de cualquier tienda.
El domingo pasado estuve en el Mercat de Sant Antoni (Barcelona), cita ineludible de todos los amantes de la lectura y los videojuegos los domingos por la mañana. Y por el mero placer de contrastar la realidad de los puestos abarrotados, me dediqué a tomar notas sobre varios asuntos fundamentales: el trato al cliente, el precio y la disponibilidad de títulos.
Dos ejemplos sobre el trato al cliente: un vendedor salta de repente por encima de su puesto, coge de la solapa a un chico, y le arranca un juego de las manos. Según el vendedor, que grita histérico, el chico le ha robado. El chaval le increpa algo, se va, y aquí no ha pasado nada. Otra escena: un niño, acompañado de su madre, le ofrece a un vendedor un juego. Lo quiere cambiar por otro. Un empleado que apenas balbucea el castellano (dudo que sepa algo de catalán) le muestra la carátula al vendedor. Éste dice que no, sin acercarse a ellos, y sin mirarles siquiera. De acuerdo, el primer caso no es lo habitual, pero situaciones como la segunda son muy habituales. Y qué casualidad, el trato recibido fue demasiado desdeñoso en los dos puestos referidos. En otros dos casos, la atención personal fue la que esperamos (y merecemos): correcta y amable. Pero, que de cuatro puestos, dos salgan "rana" es preocupante.
El tema de los precios: La edición de 2006 de 'Tiger Woods PGA Tour' para Xbox 360 me la quisieron cobrar por 38 euros. Segunda mano, ver para creer. En general, y me quise centrar sólo en una plataforma: la Xbox 360, no vi ningún juego por debajo de los 20 euros, excepto dos 'FIFA', el título de 2007 por 15 euros, y la versión del mundial de 2006 por algo menos. Los juegos nuevos, tan caros como en las tiendas. Los de segunda mano podían costar de 30 a 50 euros según el título. Como curiosidad, los mejores precios los vi en PSP.
Llega el turno de la variedad: De Xbox 360 muy poco, de Wii tampoco había mucho más. Y la mayor cantidad de títulos correspondían a PlayStation 2 y Nintendo DS. De la PlayStation 3 había bastante material. Vamos, a ojo.
En cuanto a rarezas, ediciones limitadas, etc. Descubrí menos artículos interesantes que en cualquier tienda especializada. En ese sentido, una decepción como un templo.
En definitiva, y desconozco otros rastros o mercadillos de otras ciudades, el Mercat de Sant Antoni de Barcelona es caro, se abarrota de gente, y en algunos puestos te tratan con desdén. Me atrevería a decir que sólo merece la pena por algún juego concreto de segunda mano (y ojo, porque los precios de un mismo juego pueden variar mucho de un puesto a otro). También es interesante la opción de cambiar un juego pagando sólo 5 euros. Pero, de nuevo, atención, porque para que el cambio sea efectivo, el disco debe estar impecable, y debe resultar suficientemente interesante para el vendedor. Coleccionistas, abstenerse.