Si algo debemos a esta generación de consolas es haber dado alas a los proyectos pequeños. Los títulos ‘triple A’ inflados de millones de euros y de tecnología punta conviven con todo un rico y colorido mundo de juegos descargables de mayor o menor envergadura.
Y si los lujosos títulos que ocupan las portadas de las webs y revistas especializadas suelen arriesgar lo mínimo por miedo a no recuperar la inversión realizada, los juegos descargables por el contrario están repletos de energía, frescura y buenas ideas. Lo habéis adivinado, ‘Stacking’ es uno de esos juegos.
Tim Schafer y Double Fine han concebido una original propuesta con un inspirado envoltorio. Lo más curioso del asunto son los protagonistas elegidos, porque no estamos hablando de inmaculados y hormonados héroes de acción, se trata, agarraos bien a la silla, de ¡las clásicas muñecas rusas!
Pensaréis de partida que no puede haber peor personaje para protagonizar un videojuego que una matrioska ¡Pero si ni siquiera cuenta con extremidades! Pues os aseguro que es una elección acertadísima, es más, todo el juego se abastece de su característica más definitoria, la posibilidad de apilar una muñeca dentro de otra.
‘Stacking’ nos presenta decenas y decenas de personajes tratados todos con igual mimo. Poseyendo a unos y a otros resolveremos puzzles aprovechando las características especiales de cada uno, potenciando el juego las ganas de experimentar para encontrar las distintas soluciones posibles.
La estética por su parte resulta arrebatadora. Es un homenaje a los teatrillos montados con tijeras pegamento y cartón, pero todo con un conseguido aire cinematográfico de principios del siglo XX. Los diálogos principales a base de letreros, los laterales que muestran de vez en cuando las ranuras del celuloide, la añeja música descriptiva o el parpadeo que creaban en pantalla las viejas cámaras de proyección nos retrotraen a aquel cine puro y primigenio.
La forma de mostrar ese mundo resulta tremendamente brillante. Siempre tenemos la sensación de estar observando la escala real, o sea, la pequeñez. Unas cajas de cerillas, unas chinchetas en una pared, unas figuras de papel recortado… La sabia utilización de la profundidad de campo nos coloca a ras de suelo, como si fuéramos un niño jugando que cierra un ojo para enfocar con el otro ese muñequito que está en primer plano.
‘Braid’, ‘Limbo’ o ‘Flower’ forman parte de un pequeño firmamento que fascina tanto o más que el gigantesco universo que copan grandes soles como ‘Uncharted’, ‘Red Dead Redemption’ o ‘Mass Effect’. ‘Stacking’ es una nueva estrella que empieza a brillar con fuerza en ese pequeño firmamento, el brillo y la fuerza que dan las buenas ideas y el buen hacer.
Tim Schafer ha encontrado acomodo en la sombra, alejado de los grandes focos. Su genio deslumbra hoy igual que en la época dorada de ‘Grim Fandango’. Tal vez no sería de esta forma si contara con enormes fajos de billetes para sus producciones. Yo lo prefiero así, pequeño pero a la vez enorme, sonriendo entre bambalinas.
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