El creador de ‘Cow Clicker’, el juego en el que se inspiró ‘Cookie Clicker’ llevando a otro nivel el género de los juegos incrementales, comentó en su día que la obra del francés Julien "Orteil" Thiennot no era un juego destinado a ser jugado por un humano, si no por una máquina mientras alguien miraba.
No le faltaba razón, en ‘Cookie Clicker’ nuestras acciones importan lo justo. Tras los primeros compases el juego puede completarse sólo y nuestros clicks sobre la pantalla sólo cambian la velocidad a la que eso ocurre. Pero entonces, ¿cómo es posible que este tipo de juegos sean tan adictivos? ¿Qué hacen sus creadores para mantenernos enganchados?
Fácil de jugar
‘Cookie Clicker’, como la mayoría de juegos del género, sólo nos pide que clickemos para obtener un beneficio, en este caso galletas. Conforme el número de galletas aumenta obtendremos otras vías para levantar nuestro imperio, otras que mejoren el número de ingresos que recibamos a hacer click y en mayor número, elementos que nos hagan ganar galletas continuamente sin que debamos hacer nada más.
Cualquiera que lo empiece a jugar sabe cómo funciona y qué debe hacer para avanzar, así que incluso aquellos que no han probado nunca algo así pueden dominar sus escasas mecánicas en menos de un minuto. Las únicas decisiones a partir de esos primeros minutos se limitarán gestionar cómo invertimos lo que estamos ganando: ¿gastamos para conseguir mejorar las galletas que ganamos por segundo con un potenciador que ya está a nuestro alcance o esperamos un poco más para intentar acercarnos a uno mejor? ¿Mejoramos un potenciador o compramos otro superior a los que poseemos?
Satisfacción continua
¿Cómo consigues que el jugador se enganche a algo que no tiene fin? Precisamente por la necesidad que tenemos como especie de terminar algo que hemos empezado o que está a punto de completarse. Al tener continuamente a nuestro alcance nuevas metas que cumplir, esperar un minuto más para seguir creciendo se vuelve una actividad cíclica en la que ver cómo los números crecen cada vez a más velocidad nos produce una satisfacción continua.
A que esa ciclo se mantenga ayudan las métricas que marcan lo que nos costará conseguir la siguiente recompensa, reflejando con ello una curva muy leve al inicio para que en poco tiempo veamos resultados notables, y un ascenso cada vez más acentuado para que cada nuevo hito nos cueste un poco más, lo que se traduce en más atención hacia las ganancias y cómo podemos mejorarlas.
No necesita atención constante
No hay otro tipo de juegos que te permitan alejarte de él para seguir avanzando, pero juegos como el mencionado ‘Cookie Clicker’, aunque también otros como el reciente ‘Egg, Inc.’, el mítico 'Clicker Heroes', las dos entregas de 'Tap Titans' o la estrella de Steam, ‘Adventure Capitalist’ (la lista de este tipo de juegos es casi interminable y no hay plataforma que se le resista), nos permiten mantener nuestro flujo de ingresos mientras hacemos otra cosa.
Sólo tienes que volver pasados unos minutos y aprovechar lo ganado para seguir creciendo, y te aseguro que es algo que ocurrirá tarde o temprano.
Ahí viene el gancho, el juego va a seguir avanzando aunque no hagamos nada, pero lo va a hacer con una eficacia menor que si entramos y mejoramos nuestras cifras en vez de esperar a que sigan creciendo.
Luego nos alejamos de él y volvemos a pensar lo mismo pasados unos minutos, así que aunque no estés jugando sigues pensando en tu imperio de galletas.
Interfaz efectiva
‘Cookie Clicker’ podría funcionar sólo a base de números, pero con una profundidad tan simple necesita llamar la atención de otras formas para convertirse en algo atractivo. Así, la sensación de progreso llega no sólo con cifras que crecen a mayor velocidad, también con galletas que caen del cielo, nuevas vías para conseguir más galletas o incluso potenciadores temporales que ofrecen un mayor rendimiento de forma momentánea.
Todo eso aparece en forma de dibujos simpáticos, números marcados en negrita y frases lo suficientemente cortas para que nadie pierda la atención intentando averiguar cómo tener un imperio de galletas más efectivo. Haz click aquí y haz click allá, eso es todo lo que necesitas hacer para seguir mejorando. Interésate en qué y cómo estás pulsando y lo harás con una estrategia en mente, pero eso nunca supondrá una barrera para mantener el crecimiento.
Logros y prestigio
¿Y si me aburro de ver cómo crecen los números? Entonces tendrás otras razones para seguir jugando, como por ejemplo conseguir desbloquear todos los logros ocultos que te esperan al realizar determinadas acciones. Compra una abuela que haga galletas, compra 50, vende una…
No contentos con eso, llegar al final del juego no necesariamente significa que puedas dejarlo aparcado, tendrás la oportunidad de vender tu imperio para empezar de nuevo desde cero y hacerlo con unas métricas más favorables, lo que te permitirá crecer más rápido que en tu segunda partida y, a la larga, obtener mayores beneficios a mayor velocidad. El final de la partida lo pones tú, ya sea por aburrimiento o por la necesidad de cerrar esa pestaña del navegador que está acabando con tu productividad. Eso sí, que la partida se guarde de forma automática y no sea necesario crear una cuenta probablemente consiga que muy pronto vuelvas a ella.
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