Con los rumores de su retorno siguiendo la estela de ‘Crash Bandicoot N’Sane Trilogy’, el chute de nostalgia que todos hemos recibido con el remake de la trilogía original de ‘Spyro the Dragon’ ha sido memorable. A falta de confirmación oficial, que Crash, ‘Medievil’ y el dragón púrpura vayan a volver a nuestras vidas es una noticia fantástica para los que crecieron con la primera PlayStation.
Es, además, la oportunidad para que la saga vuelva a tomarse en serio tras la caída que supuso todo lo que vino a partir de PS2, especialmente cuando Spyro se convirtió en excusa para el experimento de ‘Skylanders’. De ser así, la llegada de un nuevo juego debería fijarse en las joyas, no en la morralla, y entre ellas están los cinco mejores juegos de Spyro the Dragon que aquí hemos ordenado de mejor a peor.
Spyro 2: Gateway to Glimmer
Puede que sea el recuerdo, esa nostalgia muchas veces traicionera que nos nubla la mente, pero ‘Spyro 2: Gateway to Glimmer’ es el juego del dragón del que guardo un mejor recuerdo. Básicamente tomaba la idea del original para ampliarla, darle coherencia y profundidad, creando objetivos para cada una de las cosas que hacíamos mientras ofrecía distintos retos y minijuegos como excusa.
Puede que, por momentos, se notase demasiado su dificultad orientada a todos los públicos, pero no es menos cierto que con algunos desafíos nos puso contra las cuerdas. Por suerte ahí estaba la compra de nuevas habilidades para facilitar las cosas, lo que además añadía una buena dosis de rejugabilidad a toda la mezcla.
Spyro the Dragon
Más por simple pero efectivo que por el mero hecho de haber sido el primero, ‘Spyro the Dragon’ se queda en segunda posición por encima de otras entregas mucho más completas. Lo que supuso puede importar a nivel emocional, pero más allá de eso, de lo bonito o de los tiernos recuerdos que pueda rememorarnos aquella demo incluida en el tercer ‘Crash Bandicoot’, aquí lo importante es el pique que generaba.
Primando la exploración y la búsqueda de secretos en cada mundo, el juego te hacía exprimir al máximo las escuetas posibilidades del dragón. Sólo mostrándote un objeto aparentemente inalcanzable, podías pasarte no pocos minutos intentando averiguar la forma de llegar hasta él, a veces perdiendo por completo la noción de qué narices estabas haciendo allí.
Spyro: Year of the Dragon
Por completo, debería estar en lo más alto de la tabla. Y es que además de más minijuegos y escenarios más trabajados, 'Spyro: Year of the Dragon' incluía un elenco de secundarios que hacía de la experiencia un paseo mucho más variado. Lástima que, en busca de esas novedades, muchas pareciesen metidas con calzador.
Submarinos, monopatines, boxeo… Una gran cantidad de contenido embutida en casi las mismas horas de juego que sus predecesores, lo que hacía que el juego fuese divertido, sí, pero que además perdiese un poco el foco de lo que ‘Spyro the Dragon’ había sido. Imagino que con el último juego de la trilogía, Insomniac quería tirar la casa por la ventana.
The Legend of Spyro: The Eternal Night (GBA)
Que quede claro el apunte, aquí hablamos de la versión para Game Boy Advance, y es que es en la portátil de Nintendo donde más brillaba. A medio camino entre la acción y el plataformeo, sus creadores entregaban una versión de Spyro poco habitual, una más centrada en el espíritu de ‘Metroid’ que en intentar replicar sin éxito el estilo de las plataformas de sobremesa.
Lo curioso es que la jugada les salió bastante bien, con un 'The Legend of Spyro: The Eternal Night' en el que primaba la exploración y la adquisición de nuevas habilidades que hacía repetir ese mismo ciclo una vez tras otra. Bonito, aunque repetitivo, y rejugable con un modo difícil que convertía las peleas con jefes finales en un reto aún más apetecible.
Legend of Spyro: Dawn of the Dragon
De entre todo lo que vino después destaco e incluyo 'Legend of Spyro: Dawn of the Dragon' entre los cinco mejores por dos razones: por el multijugador y por verse aquí el enfoque más adulto de la saga. No es que el dragón aprendiese a soltar tacos, pero sí dejaba atrás su aspecto colorido de dibujos animados para adaptarse a la edad de los que habían crecido con el personaje.
Lo hace también en lo jugable, algo que había dejado entrever esta segunda trilogía, con un giro hacia la acción que dejaba sus zonas de plataformas en algo bastante anecdótico. Un título importante como experimento que también sirve para recordarnos lo que ‘Spyro the Dragon’ podría llegar a ser en otras manos.
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