Odio, odio por todas partes. Odio porque no te gusta, porque no lo entiendes o porque no lo compartes. El caso es cabrearte mucho con esa compañía de videojuegos que se te ha metido entre ceja y ceja, y dejar bien claro a todos los que te rodean lo inapropiada que te parece su presencia en este industria (por no decir su existencia sobre la faz de la tierra).
Todos sabemos que hay compañías especialmente despreciadas por los sectores más beligerantes de la hinchada jugona, y no negaré que algunas de ellas a veces no son especialmente hábiles para evitar esos arranques de ira pública. De hecho, la historia nos ha demostrado que una serie de decisiones desafortunadas pueden tirar por los suelos hasta a la empresa con la mejor reputación del mercado.
¿Una serie de decisiones desafortunadas son motivo suficiente para declarar odio eterno a una firma?
¿Es motivo suficiente eso para declarar odio eterno a una firma? Bueno, cada uno es libre de tomarse las cosas como mejor considere, faltaría más. Yo me limitaré a reflexionar un poco sobre las compañías que más molestias parecen haber generado en los últimos tiempos y los motivos que les han llevado a ganarse esa mala fama.
Electronic Arts y los excesos de popularidad
Electronic Arts ha llegado a estar entre las compañías más odiadas de Norteamérica, una selección de dudoso honor que incluye a empresas de toda índole. Sus mayores problemas de popularidad han coincidido con sus más elevados momentos de éxito comercial, un tiempo durante el cual es cierto que muchas de sus licencias aquejaron un sensible descenso de la calidad. Polémicas como los problemas con los servidores de 'SimCity' o las consecuencias de su política de compra de estudios tampoco han jugado a su favor.
No obstante, hay mucho más que rascar entre lo que EA ha dejado para la historia de los videojuegos, desde sus grandes éxitos con la división EA Sports hasta series como 'Command & Conquer', 'Need for Speed', 'Battlefield' o 'Dead Space'. No es poca cosa.
Ubisoft y los corazones rotos
El reciente suceso en relación a las limitaciones gráficas impuestas sobre 'Assassin's Creed Unity' ha sacado a relucir una vez más el desprecio que muchos usuarios han generado en su interior hacia Ubisoft, aunque obviamente la cosa ya venía de antes. Esta misma generación fueron muchos los decepcionados por las promesas incumplidas con 'Watch Dogs', y antes de eso no gustaron sus políticas de protección como la conexión constante a través de U-Play o el sistema StarForce, las cuales provocaban principalmente quebraderos de cabeza a los usuarios que legítimamente habían comprado sus juegos.
Una vez más, quedarnos solo en lo malo de la desarrolladora francesa sería olvidar sagas maravillosas como 'Rayman', 'Assassin's Creed', 'Beyond Good & Evil', 'Splinter Cell' o la era moderna de 'Prince of Persia'. Vamos, que algunas alegrías también nos han dado entre tanto disgusto.
Zynga y el vivir el momento
La situación de Zynga es diferente a la del resto de empresas seleccionadas en este artículo, pero también es fácil encontrar evidentes muestras de animadversión hacia la compañía californiana entre los foros habituales de aficionados. En este caso se les ha criticado por lo que muchos han visto como una "inspiración" demasiado evidente en licencias ajenas o unas confianzas algo excesivas a la hora de usar los perfiles sociales de sus clientes para promocionar sus productos.
A pesar de todo, creo que esta empresa ha logrado posicionarse con mucho acierto en la era de los juegos sociales, sabiendo unir lo mejor de dos mundos para dar lugar a un nuevo modelo comercial que poco tiene que ver con las inquietudes del usuario tradicional (nosotros), pero que sirve a un público objetivo muy claro y que también merece ser atendido.
Activision y los shooters por doquier
De una forma muy similar a la de Electronic Arts, el desprecio de determinados sectores hacia Activision ha ido creciendo de forma directamente proporcional al éxito de sus obras. La forma en que esta casa ha buscado sacar el máximo partido comercial de sus grandes licencias, llegando en algunos casos a situarse cerca del punto de saturación del mercado, no ha sido del agrado de muchos.
Pero yo soy de la opinión de que es perfectamente lógico que una compañía quiera aprovechar un momento dulce cuando se le presenta, y no cabe duda de que Activision lo ha encontrado (y por méritos propios) con la saga 'Call of Duty', del mismo modo que en su momento les pasó con 'Guitar Hero'. Guste más o menos, es perfectamente lícito y hasta lógico que sus creadores sigan bombardeando el mercado mientras vean que éste responde, y estoy seguro de que es lo que cualquiera haría en su misma situación.
Capcom y las descargas polémicas
Hay un incidente muy desafortunado y que lamentablemente va a perseguir a Capcom durante muchos años: el infame caso de los DLC que ya estaban incluidos en el disco. Ésta no fue más que la punta de toda una política de tratamiento del contenido descargable que ha manchado la reputación de una casa que, mirando más allá, tantas buenas razones nos ha dado para quererla.
¿O me vais a decir que no habéis disfrutado como el que más con licencias como 'Street Fighter', 'Resident Evil', 'Mega Man' o 'Devil May Cry'? Creo que esta histórica casa japonesa es mucho más que una serie de torpes decisiones comerciales y también es justo que se lo reconozcamos.
El fabricante de la consola que no piensas comprar
Y por último, un clásico que dejo a vuestra propia elección, pero que requiere poca explicación: el encarnizado odio que muestran determinados aficionados al videojuego por la compañía que fabrica la consola en la que no están interesados. No es complicado encontrar razones para atacar a Sony, Microsoft o Nintendo, pues aquí perfecto no hay nadie, pero lo que un observador más neutral podría percibir como un simple fallo se convierte para determinados usuarios en motivos para experimentar el mayor de los odios imaginables.
Valoraciones finales sobre el odio y lo poco apropiado del mismo
Dejando a un lado el tono cómico, quiero dejar una idea clara antes de terminar el artículo: pienso firmemente que el odio no puede ni debe tener cabida en la industria del videojuego, debiendo ser erradicado de la misma manera que de cualquier otra capa de nuestra sociedad. Sentirse molesto cuando nos afectan negativamente las decisiones comerciales de una empresa a la que hemos confiado nuestro dinero es perfectamente natural y todo el mundo tiene derecho a reclamar lo que considere justo, pero saltar la barrera que nos lleva al odio es una historia bien distinta.
Todo ello sumado al hecho de que, no lo olvidemos, las compañías no dejan de estar en esto por el dinero, en ningún caso estamos hablando aquí de organizaciones sin ánimo de lucro que se dedican a un negocio tan grande por amor al arte. Estoy seguro de que habrá muchos empleados en sus filas que sí sientan verdadera pasión por el videojuego, de hecho serán mayoría en muchos casos, pero todo el mundo tiene bocas que alimentar y facturas que pagar a final del mes.
Vengo a decir esto no como una justificación de que todo vale con tal de conseguir unos míseros dólares más, sino como simple lógica de razonamiento: las compañías no quieren ser odiadas, no es bueno para su negocio que el mercado les dé la espalda. Durante sus años de existencia cometerán muchos errores, unos fruto de la avaricia y otros de la torpeza, pero al final lo que en verdad les interesa a largo plazo es contar con el beneplácito del público.
Es bueno tener esta idea presente antes de caer en los límites del odio, más aún en un mundo como el de los videojuegos, donde se supone que todos estamos como parte de una pasión común en la que, por descontado, deben tener cabida las posturas diferentes, las formas de pensar distintas a las nuestras y los errores que se deben enmendar tarde o temprano. O al menos así es como lo veo yo.
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