Hubo una época no tan lejana en la que las consolas no contaban con un archivo de almacenamiento incorporado. Ese fue el caso de la primera PlayStation, la cual salió al mercado en 1994 y Sony se valió de las famosas Memory Card para que pudiésemos mantener a salvo el progreso de todas nuestras partidas.
Evidentemente, aquellos conocidos 8MB debían atesorarse como oro en paño, pues horas y horas de juego estaban guardadas en su interior. Podíamos gestionarlas para copiarlas o borrarlas, siendo esta última opción extremadamente peligrosa si nos equivocábamos. Por ello, seguro que muchos tuvieron que despedirse de un archivo que realmente no querían que desapareciese.
Lo más llamativo de todo es que la PS1 contaba con un truco para deshacer el error en un santiamén y consistía en que, tras eliminarse el progreso, es necesario pulsar L1, L2, R1 y R2 al mismo tiempo para que apareciese de vuelta. Aquí debajo podéis ver el detalle en acción a partir de los 0:55 segundos.
Un recurso fantástico que, por algún motivo, Sony no difundió y nos hubiese ayudado muchísimo hace un par de décadas. A pesar de que su utilidad es enorme, la compañía japones tampoco decidió trasladar este método a la sucesora PS2, por lo que con la llegada de PS3 el adiós a las Memory Card dejó en el olvido esta vital ayuda.
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