Tras algo más de una semana jugando al ‘Call of Duty: Black Ops II’, he de decir que me lo estoy pasando bien, pero no coincido con mi compañero R. Márquez cuando asegura en su análisis que es el mejor ‘Call of Duty’ de todos.
La verdad es que tampoco sabría con cuál quedarme, puesto que el anterior ‘Black Ops’ me pareció una muy buena entrega (Treyarch pudo mostrar de una vez de lo que es capaz) y los ‘Modern Warfare’ son juegazos. Momentos tensos como los vividos en la misión ‘No Russian’ del ‘Modern Warfare 2’ no los he vuelto a experimentar en la saga. Quizás echándole un vistazo a las horas que le he dedicado a cada uno, los ganadores serían el primer ‘Black Ops’ por su modo zombi y el ‘Modern Warfare 3’.
Todos tienen sus puntos fuertes y sus márgenes de mejora, y el ‘Call of Duty: Black Ops II’ no se salva. Me lo estoy pasando bien con él, como decía al principio, pero si bien el multijugador del ‘MW3’ me llamaba una y otra vez con su canto de sirena, el del ‘Black Ops II’ no me ha generado el mismo nivel de adicción.
Si no habéis jugado quizás no queráis seguir leyendo, hay spoilers.
En el modo campaña la tensión es casi inexistente
Una de las cosas que más me gustan del ‘Call of Duty: Modern Warfare 2’, como he comentado antes, es la tensión que logra hacernos sentir en varios momentos de la historia. Quizás ‘No Russian’ sería el punto álgido en este sentido, pero también hay una misión como francotirador que te mantiene pegado a la silla sin respirar.
En esta nueva entrega prácticamente todas las misiones son rápidas (sin contar con aquellas que introducen el elemento estrategia y que a mí personalmente no me atraen en absoluto), no hay sigilo, no hay tensión, hay que avanzar a toda prisa disparando a cualquier cosa que se mueva. Se echan de menos más misiones como la que transcurre en una ciudad inundada, donde debemos avanzar entre escombros y con el agua hasta la cintura sin ser vistos desde el aire. El resto es acción a raudales y descarga de adrenalina sin descanso.
Por cierto, aprovecho para decir que hay demasiadas escenas no jugables. Y no sólo eso, sino que algunas son demasiado largas. No ayudan en absoluto a mantener el ritmo. Si tiene que bajar, que baje con una misión pausada y tensa, no viendo a una serie de personajes dándole al pico y con una historia que ya cansa.
Las innovaciones en el multijugador no parecen suficientes
Es cierto que Treyarch ha querido darle una nueva vuelta de tuerca al multijugador de este ‘Call of Duty: Black Ops II’ introduciendo un puñado de novedades, pero ¿sabéis qué? A la hora de la verdad, una vez que uno coge el mando y decide adentrarse en sus diversos modos, resulta que todo acaba siendo más de lo mismo.
Hay nuevas armas, se introducen nuevos modos, incluso hay una liga que permite determinar nuestro nivel como jugadores para meternos en partidas más igualadas, pero lo veo todo y la verdad es que no acaba de engancharme. Aquí estoy seguro también de que el factor desgaste después de haber pasado horas y horas en el multijugador de las cinco entregas anteriores de la saga tiene mucho que ver, pero lo cierto es que entro, juego un rato en un par de modos (Punto Caliente es uno de los que más me gustan) y al final acabo marchándome al modo zombis.
Me gusta el nuevo sistema de personalización de equipo (armas, perks, rachas, etc.), también que el juego tenga en cuenta la puntuación y no sólo las bajas a la hora de activar rachas, incluso el diseño de los mapas está bien (aunque los grandes son demasiado grandes en mi opinión), pero el conjunto final tampoco dista demasiado de lo que podemos encontrar en el ‘Modern Warfare 3’ (por mencionar la entrega inmediatamente anterior). Cuando llega el momento todo esto pasa un poco desapercibido y no hay muchos alicientes más. ¿Es divertido? Sí, pero ya lo era antes. Quizás, como decía, es que los que hemos jugado a todas esas entregas anteriores exigimos un plus.
El modo Tranzit de los zombis no cuaja
En más de una ocasión he dicho por aquí que uno de los principales atractivos de las entregas desarrolladas por Treyarch es el modo zombis. En sus anteriores juegos pasé horas y horas masacrando no muertos en un intento por aguantar el máximo número de rondas junto a otros tres compañeros, por lo que tenía unas ganas tremendas de ver qué nos tenía preparado el estudio para esta ocasión.
Tranzit sobre el papel sonaba muy bien, ofreciendo un mapa con varias localizaciones a las que viajamos en un autobús mientras los zombis nos persiguen y se suben por todos lados, pero una vez en faena no acaba de enganchar. Tampoco el incentivo de poder crear armas y otros objetos es suficiente. Agradezco mucho que el estudio haya querido introducir novedades en este modo, pero el resultado final no es el que esperaba.
El hecho de tener que estar pendiente de subirte al bus cuando está listo para partir, además, puede suponer un aliciente para algunos, pero a mí me incomoda. En más de una ocasión me ha sido imposible alcanzar el bus a tiempo y me he quedado tirado, perdiéndome así el componente multijugador. Si quisiera jugar solo me metería en una partida individual. Esto es culpa mía, perfecto, pero como decía antes el hecho de viajar de un punto a otro del mapa no es que sea el añadido estrella que pretende ser.
En todo caso me gustaría poder probarlo con tres amigos con los que poder organizar nuestros movimientos, porque creo que este modo está especialmente pensado para que los jugadores cooperen y se ayuden más que nunca (al menos no se dejarían tirados los unos a los otros al coger el bus. ¿O sí?). Aquí sin micros o si la gente habla alemán, lo llevamos mal.
En definitiva, creo que el ‘Call of Duty: Black Ops II’ es un juego entretenido cuya campaña no llega a los niveles de espectacularidad y tensión vistos en otras entregas (a pesar de tener momentos muy buenos) y que sus novedades en los modos multijugador, si bien se agradecen, no consiguen que la experiencia diste mucho de la vivida en anteriores títulos de la saga. No tengo claro del todo cuál será el mejor ‘Call of Duty’, pero este no lo es.
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