Corvo Attano ha llegado para quedarse. Quedarse, como mínimo, entre los personajes más emblemáticos del mundo de los videojuegos. El enmascarado asesino ha llegado sin hacer ruido, levantando la justa expectación y golpeando fuerte a la competencia con un juego que tiene todos los mimbres para convertirse en un nuevo clásico. ‘Dishonored’ es uno de los mejores juegos del año, descubramos los motivos en su análisis.
‘Dishonored’, la ciudad por encima de los personajes
Se que las comparaciones son odiosas y que los juegos que arriesgan tanto como este ‘Dishonored’ merecen ser recordados sólo por sus méritos. Pero no podemos negar que otras dos obras maestras del género han influido de manera radical en la propuesta del nuevo juego de Arkane y Bethesda.
Desde los primeros compases del juego llegan las similitudes con ‘Half-Life 2’ y con ‘BioShock’. Dos auténticos pesos pesados en el arte de crear mundos vivos y llenos de personajes y momentos míticos. Con ellos comparte este ‘Dishonored’ el gusto por crear ciudades inmensas que acabarán elevándose como las principales protagonistas del juego. Sin duda es su heredero espiritual.
En ‘Dishonored’ tenemos a un asesino que lucha por nobles ideales, a unos conspiradores al trono ilegal, a los malos con una estética que vendría a ser como mezclar a un lord inglés con un nazi, a personajes secundarios llenos de carisma e incluso a un inventor basado en Rasputín. Sí, todos los elementos para configurar un cocido antológico están en esta olla, pero lo principal, el elemento que al final acabará destacando por encima de todos los demás, es la ciudad de Dunwall.
Una ciudad viva, elegante, monumental, que mezcla elementos de fantasía con la Londres más victoriana, oscura, retorcida y asolada por la peste y las ratas. Nosotros, con nuestros actos, moldearemos el día a día de la ciudad desde el inicio de nuestra aventura. De nuestras acciones dependen muchos y entre ellos esta gran urbe que poco a poco iremos conociendo y que podemos acabar de convertir en un infierno plagado de enfermedades y muertos, o empezar su transición hacia sus años dorados.
Si afrontamos nuestras misiones obviando el componente de sigilo que el juego plantea (ya llegaremos a esto más adelante) y acabamos dejando un reguero de cadáveres y provocando el caos la ciudad lo sufrirá en sus cimientos. Más oscuridad, más ratas, más enfermos de peste y un giro mucho más dramático y tenebroso para la historia.
Si por el contrario decidimos ser una sombra, un asesino despiadado sólo con su objetivo, que se infiltra en donde sea necesario sin ser visto y sin provocar daños colaterales, la ciudad irá reduciendo paulatinamente el número de afectados, de ratas e incluso descubriremos cómo la historia se adapta a este nuevo entorno más optimista. De vosotros depende totalmente el cómo acabe y se desarrolle la historia y cómo evolucione la machacada ciudad de Dunwall.
Corvo Attano, el maestro del sigilo o del caos
Antes de entrar en las mecánicas del juego permitidme que no os cuente nada más que lo imprescindible de su historia. Es un juego en el que la narrativa y las sorpresas que guarda su guión son de lo más importante así que pese a que esto sea un análisis, las vamos a dejar de lado. Si queréis saber lo que esconden la ciudad de Dunwall, Corvo Attano y la aventura que tienen por delante tendréis que jugarlo.
Pero centrémonos en Corvo, el protagonista de la historia, y en lo que puede hacer. Antiguo Lord Protector y encargado de la seguridad de la emperatriz deberá afrontar una transición hacia asesino para la que puede no estar preparado.
Para ello deberá usar el sigilo, la agilidad, una serie de armas que le han sido otorgadas y que deberá gestionar con habilidad e incluso unos poderes oscuros que un ser místico llamado El Forastero le ha obsequiado. Un ser místico, casi una divinidad, que parece disfrutar con el destino de la ciudad e interviniendo lo justo para que las personas decidan cómo proceder, si arreglarlo o si oscurecerlo todavía más.
Los poderes que nos brinda son varios y los iremos desbloqueando poco a poco mientras recolectamos runas dispersadas por el escenario. Teletransporte a pequeñas distancias, visión de enemigos a través de paredes, posibilidad de poseer a personas y ratas de las que merodean por el escenario, provocar vientos que derriben enemigos… diversos poderes que nosotros podremos ir desbloqueando a nuestro antojo para configurar al asesino que se amolde a nuestra forma de jugar.
Y aquí está la clave, en como afrontamos este ‘Dishonored’. Si queremos ser sigilosos, pasar inadvertidos y no provocar el caos deberemos preparar a Corvo para ello y jugar de un modo contemplativo y estratégico. Si preferimos ser una máquina de matar, coleccionar cadáveres y provocar el caos en la ciudad mejoraremos otro tipo de poderes para que nos ayuden a ser implacables.
El juego al final acabará proponiéndonos un objetivo a cumplir o varios, plantándonos un trozo bien grande de ciudad por delante y dándonos libertad total de acción. Ir a saco, buscar rutas alternativas que nos lleven a descubrir el alcantarillado subterráneo o a ir de tejado en tejado ocultándonos en los salientes, engañar a los soldados de patrulla, poseer animales, entrar nadando y oculto por el río… hay tantos modos de afrontar cada misión que a los amantes de los juegos de acción con toques estratégicos se os va a hacer la boca agua.
Dunwall es un sandbox controlado
Al principio, por los vídeos que se habían ido viendo y por lo que se sabía del juego, uno podía pensar que acabaríamos ante una especie de sandbox en el que movernos con total libertad e ir buscando objetivos. No es así.
La propuesta de ‘Dishonored’ es lineal, iremos cumpliendo un objetivo tras otro en base a lo que marca el guión del juego y no nos saldremos de las pautas. Eso sí, cada misión (objetivo) se nos presenta como un entorno abierto bastante grande y lleno de posibilidades que podremos afrontar como queramos mientras acabemos cumpliendo el objetivo principal y los secundarios que aparezcan.
Por eso la propuesta del juego es libre pero dentro de unos límites. A mi no me supone ningún problema, yo soy bastante de los juegos narrativos que me marcan el avance fase tras fase y acotando mis posibilidades, pero tenedlo en cuenta si pensabais que era un entorno abierto en el que campar a nuestras anchas. Lo es, pero dentro de unos límites.
Resumiendo…
‘Dishonored’ es para mi uno de los juegos del año. Una propuesta bastante redonda que me ha exigido dar lo mejor de mi para superar algunas fases, decidir qué asesino quería ser y disfrutar con los poderes que El Forastero pone a disposición del jugador.
A nivel visual el juego es de lo mejor que he visto en los últimos años y da absolutamente igual que algunas de sus texturas estén en baja resolución, no importa. La magnitud de las construcciones, de la ciudad que tenemos por delante, de los detalles… es tan grande que los pequeños defectos gráficos podemos obviarlos. Los tiene, sí, pero eso no le impide tener también una dirección de arte increíble que lo sitúa por encima de la media de juegos que se lanzan al cabo del año.
Si os dejáis llevar por su historia, por su excelente doblaje, por la ciudad de Dunwall, por sus personajes y por esa combinación de acción, sigilo y estrategia que presenta el juego no os vais a arrepentir.
Vídeo | Youtube
Dishonored | Xbox 360
Plataformas: PC, PS3 y Xbox 360 (versión analizada)
Desarrollador: Arkane Studios
Distribuidor: Bethesda
Lanzamiento: 11 de Octubre de 2012
Precio: 56,95 euros
<p>‘Dishonored’ nos presenta a Corvo, un asesino enmascarado que luchará para devolverle sus tiempos gloriosos a la ciudad de Dunwall. Para ello deberá mezclar el ingenio, el sigilo y el combate más despiadado si no quiere acabar contribuyendo a que la ciudad termine peor de lo que empezó.</p>
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