Nunca he sido un jugador enganchado a los FPS online, la época del ‘Counter Strike’ en cibercafés pasó por mi lado casi de puntillas, con algunas partidas entre amigos y poco más. Pero con la llegada del multijugador online a las consolas de esta generación la cosa cambió drásticamente. No vais a encontrar aquí las clásicas y estúpidas pullas hacia una u otra saga, sólo la experiencia de un jugador que ha disfrutado enormemente de los multijugadores de ‘Call of Duty’ y ‘Battlefield’ sin la constante necesidad de vomitar pegas de uno y otro que tan de moda se ha puesto últimamente.
Gustos y disgustos
Yo siempre he sido de ‘Medal of Honor’, desde la primera entrega para PSX hasta el magnífico ‘Medal of Honor: Allied Assault’ de PC. También hubo ración de ‘Return to Castle Wolfenstein’ y ‘Half-Life’, pero el primer multijugador online que cogí con ganas fue el de ‘Call of Duty: Modern Warfare’. Incluso en ese caso lo de cogerlo con ganas no es más que un decir.
De hecho me sorprendí bastante al iniciar ‘Call of Duty: Modern Warfare 3’ y ver que en realidad los niveles conseguidos en las anteriores entregas habían sido bastante bajos. Pese a ello recuerdo con cariño las partidas a todos los multijugadores de la saga, salvo el de ‘World at War’, que sólo caté en una beta privada y no me gustó por la inclusión de vehículos.
La explicación para eso es fácil, lo que quiero es acción directa, morir y matar sin tener que complicarme demasiado la vida. Considero que meter vehículos en escenarios reducidos y frente a una jugabilidad que se limita a los enfrentamientos directos, es un gravísimo error, así que la llegada de ‘Modern Warfare 2’ y su “vuelta a los orígenes“ me pareció todo un acierto.
De ‘Modern Warfare’ a ‘Black Ops’
A la segunda entrega de la saga de Infinity Ward tampoco le dí demasiada caña, unos 30 niveles y muchas partidas privadas. Algo que cambió drásticamente con la llegada de ‘Call of Duty: Black Ops’, juego que cogí con los brazos abiertos debido a una oferta en Xbox Live y al que conseguí exprimir un par de prestigios.
Pueden gustarte más o menos sus escenarios pasilleros y su falta de vehículos, pero es que el juego es precisamente eso, y sin eso no sería ‘Call of Duty’. Poco tengo que decir del motor del juego, sin negar que los gráficos podrían ser muchísimo mejores, es algo que he aprendido a perdonar con el paso del tiempo. Al fin y al cabo si juego a esta saga es por lo bien que me lo paso en el modo online, y entre explosiones y disparos a la cabeza no hay mucho tiempo para detenerse a admirar las vistas.
‘Modern Warfare’ y posteriores son títulos fáciles de controlar pero increíblemente difíciles de dominar. Hay mucho desgraciado por ahí suelto, y cuando estás en esa primera fase se hace muy cuesta arriba volver a tener ganas de pelearte con camperos y niñatos. Lo mejor en realidad viene después, cuando consigues cogerle el truco a todo lo que rodea su creación de clases, sus escenarios y sus físicas, para devolverle la patata caliente a toda esa fauna con una sonrisa en la cara.
‘Modern Warfare 3’
A ‘Call of Duty: Modern Warfare 3’ llegué con la lección aprendida, en ese punto en el que con un poco de práctica te haces con los controles al momento. No es que sea el colmo de la complejidad, pero aunque parezca mentira es uno de esos títulos en los que los errores de un segundo son los que marcan la diferencia. Ya que me iba a gastar el dinero me propuse exprimirlo al máximo, y sorprendentemente los 10 primeros niveles de prestigio cayeron con relativa facilidad.
Una vez llegado al nivel 80 del décimo prestigio decidí no seguir subiendo y dedicarme a mi segunda labor favorita del juego, conseguir nombres en clave y emblemas mientras jugaba solo o acompañado de algún amigo. Empecé con unos ratios en los que las muertes eran mucho más amplios que las bajas, y la primera vez que jugué una gran partida, de esas de rachas de 14, 50 bajas y cuatro o cinco muertes, supe que ya le había cogido el truco por completo.
Empieza la partida y sales corriendo como alma que lleva el diablo, colocas un C4 en una posición estratégica para cubrir tu huída, te cargas a los tres o cuatro que sabes que van a venirte de cara y rehaces el camino para volver a empezar. Lo mejor, sin duda, lo mucho que te permite fliparte el juego, con cambios de vista rápida encuentras a tres o cuatro enemigos a la vez, y ahí ya depende de tu habilidad para quitártelos de encima. Puedes dispararles uno a uno u optar por tirarle una semtex al primero, hacerle un quickscope al segundo y lanzarle un cuchillo al tercero para quedar como un maldito viciado frente a tus enemigos.
‘Battlefield 3’
Al juego de EA y DICE llegué de la misma forma que al primer ‘Black Ops’, gracias a una oferta, esta vez en PSN. ¿Qué decir de la primera partida? Todo tan grande, tan bonito, tan magníficamente bien parido, una maravilla a nivel gráfico que también mantiene una jugabilidad completamente adaptable a todo tipo de jugadores. Mi sorpresa fue empezar y acabar la partida varios minutos después con unos resultados bastante esperanzadores.
Donde no puedo competir con los jugadores Pro de ‘Battlefield 3’ es en el manejos de los vehículos, menos aún si son los aéreos. He echado bastantes horas al multijugador y lo de controlar a la perfección un caza, realizando pasadas eliminando unidades terrestres y esquivando los ataques aéreos enemigos, es algo que se me ha hecho muy pero que muy cuesta arriba.
Sorprendentemente no me cansé de pegar largas caminatas siguiendo a tropas rivales para acabar con todos por sorpresa, y si a algún jugador de ‘Call of Duty’ le asusta la idea de tener que andar varios kilómetros hasta encontrarse con la acción, le aseguro que la experiencia no se hace nada aburrida. Eso no quita que, al final, lo verdaderamente divertido acaban siendo los enfrentamientos directos entre varios grupos de jugadores en un pasillo. La diferencia en este caso es que esos encontronazos se alargan durante varios minutos mientras que en ‘Call of Duty’ lo máximo que puedes aguantar en esas posiciones son segundos.
Retorno a ‘Modern Warfare 3’ a la espera de ‘Black Ops II’
Ni por aburrimiento ni por falta de ganas de jugar, acabé volviendo a ‘Modern Warfare 3’ por culpa de mi hermano, que se ha enganchado a su multijugador y sus operaciones especiales sin ni siquiera pasar por el modo historia. Creo que el juego de Activision ha acertado frente al de EA en mantener viva la comunidad más allá de los DLC. Puede parecer una tontería, pero cansado de jugar a todos sus modos de juego online, la llegada de nuevos como Infectado o Zona de Lanzamiento añaden cierta variedad cuando crees que ya lo has visto todo.
Lo que antes eran partidas casi a diario ahora se han convertido en retornos puntuales para echar unas risas con los amigos, y lo que antes era sumar puntos y desbloquear retos como un loco, ahora se ha vuelto en un simple “jugar por jugar“. Opción que mantengo en ‘Battlefield 3’ desde que lo empecé, por cierto.
¿Todo esto a qué viene? Pues sencillamente a algo muy simple, al final todo se reduce a una cuestión de gustos, siempre habrá haters que miren a uno u otro lado, pero en el medio habrá cientos de jugadores como yo, que tras reconocer sin problemas los errores de uno y otro (en este caso creo que la franquicia de Activision continuará perdiendo pese a la sorprendente poca variedad de modos del juego de EA), acaben aprendiendo a disfrutar de ambos.
¿Verdad que sería de locos comparar un ‘rFactor’ con un ‘Burnout’? Al fin y al cabo son títulos diferentes y están destinados a públicos completamente opuestos: el de ‘Battlefield’ y el realismo cercano a la simulación militar por un lado, y el de ‘Call of Duty’ y el disfrute puramente arcade por el otro. El reto aquí no es ver quién gana en el género de los FPS, sino aprender a disfrutar de las bondades que ofrecen uno y otro. Yo, de momento, espero con ansias la llegada de ‘Call of Duty: Black Ops 2’ y los primeros detalles del próximo ‘Battlefield’. Y seguro que no soy el único.
Imágenes | Call of Duty Wiki
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