Sabía que me iba a pasar. Si con el ‘Battlefield: Bad Company 2’ salió mi lado más procrastinador, con el reciente ‘Battlefield 3’ me iba a suceder lo mismo. Y efectivamente, así es. Aunque todavía no he jugado lo suficiente como para brindaros su análisis (llegará, no os preocupéis), pero desde luego que os puedo aventurar que a mí personalmente, y en líneas generales (que hay cambios, pocos, que no me gustan tanto), no me está decepcionando. DICE lo ha vuelto a conseguir.
Cuando uno se había acostumbrado a los mapas del ‘Bad Company 2’ o al ‘Vietnam’ cuesta meterse en faena con otros, especialmente si llegan varios de golpe. Porque en ‘Battlefield 3’ todos lo son. Algunos de gran extensión y en espacios muy abiertos, otros en calles o en el metro, o entre contenedores y con agua de por medio. Hay para todos los gustos. Pero faltan más por llegar. Aunque en este caso sí que serán conocidos. Hablamos, cómo no, del regreso a Karkand, con cuatro mapas rediseñados del ‘Battlefield 2’ aprovechando el motor Frostbyte 2.0. Pero habrá más, mucho más.
Y es que a la adición de estos mapas hay que sumarles una sustancial mejora en las destrucciones del entorno, junto a la suma de tres vehículos y diez armas nuevas, y el añadido del modo clásico de asalto en conquista. Ansioso estoy por probarlo. Recordad: si comprásteis la edición limitada no os costará nada, sino de lo contrario tendréis que apoquinar algo de dinero. Lo veremos en diciembre.
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