El sector del cine y los videojuegos está cada vez más unido. Conforme van pasando los años, ambos negocios beben el uno del otro para inspirarse, tomar ideas, hacer homenajes, adaptaciones, versiones o todo lo que la imaginación sea capaz de realizar.
De un tiempo a esta parte están proliferando las versiones cinematográficas de juegos emblema del sector. Sagas como ‘Resident Evil’, ‘Silent Hill’, ‘Alone in the Dark’, o ‘Max Payne’, entre muchas otras, han sido llevadas al cine con mayor o menor acierto. Precisamente esta última ha sido las más reciente en llegar a nuestros cines, ya que se estrenó el pasado 17 de octubre en toda España con un precedente de éxito de taquilla considerable en Estados Unidos.
La película nos cuenta la historia de Max Payne, un policía amargado tras el asesinato de su mujer y su hijo. Hundido en la oscuridad, Max no olvida, y cuando le acusan de ser el responsable de la muerte de su ex-compañero, sabe que están jugando con él de nuevo, que los responsables del crimen que marcó su vida, están detrás de este nuevo suceso. Unas alas tatuadas y una droga experimental son las pistas que tiene a su disposición.
La película es bastante floja argumentalmente. Comienza muy bien con un par de escenas cargadas de erotismo con una Olga Kurylenko espectacular que no dejará indiferentes a quienes se sientan atraídos/as por esta clase de mujeres que parecen estar traídas del mismísimo paraíso. Por lo demás, la trama se va desarrollando lentamente y de manera bastante inesperada a lo que se podía esperar viendo los tráilers.
En ellos, la película promete ser una sucesión de escenas de acción aderezada con buen guión y una ambientación en el videojuego bastante respetable. Sin embargo, la acción que parece que va a llegar en cualquier momento no aparece hasta bien entrada la segunda mitad de la película, donde todo el entramado argumental se va haciendo más solido y el guión comienza a tener sentido.
No obstante, el filme son 99 de un thriller clásico en el que no llegamos a ver el bullet-time tan clásico del juego en ningún momento. En su lugar se ha optado por usar en algunas, muy pocas, escenas de tiroteos la cámara súper-lenta que, sí, en algunas ocasiones nos evoca al juego, pero que no saca el partido que consigue el guión original del videojuego.
‘Max Payne’ es un constante quiero-y-no-puedo en el que la película no termina de explotar en ningún momento. Los minutos van pasando, el guión se va formando, los personajes van mostrando su vicios y virtudes y cuando la tensión está al máximo, cuando nos esperamos el verdadero momento cañero de la película… se acaba.
Su director es John Moore (‘El Vuelo del Fénix’, ‘La Profecía’) y está protagonizada por Mark Wahlberg (‘El Incidente’, ‘Infiltrados’, ‘The Italian Job’). Junto a él, destacan algunos personajes secundarios que no han sido bien aprovechados como Amaury Nolasco (Sucre en ‘Prison Break’), Mila Kunis, la ya mencionada Olga Kurylenko, Donal Logue, Ludacris, Beau Bridges y Chris O´Donnell.
Donde sí gana muchos puntos es en su ambientación. La película tiene un aura similar a la que podría surgir de mezclar otras películas como ‘Matrix’, ‘Sin City’, ‘Hitman’ y, por supuesto, el videojuego ‘Max Payne’. Quizá su estética la haga ganar algunos puntos donde la dirección o el guió fallaron. Los efectos digitales están a la última, especialmente en la cámara lenta, y resulta muy espectacular visualmente hablando. Pero poco más.
Lo cierto es que su relación con el videojuego original pasa a ser meramente anecdótico y tan sólo se ve reflejado en algunas escenas sueltas, el título, el protagonista y la ambientación. Si en vez ‘Max Payne’ se hubiera llamado ‘Pax Mayne’ o no hubiera estado inspirada en un videojuego, quizá ni me hubiera molestado en verla.
Avisados estáis…
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