Con dos estupendos artículos sobre la historia de los juegos de coches, mi compañero Mgn ha dado el pistoletazo de salida al especial sobre el mundo de las cuatro ruedas en los videojuegos que vamos a ir realizando en colaboración con los expertos de Motorpasión.
Ahora, tomo el relevo para seguir profundizando en los juegos de coches tocando un tema que también es muy interesante, los múltiples géneros menores que componen esta vertiente del ocio electrónico. Y es que aunque los menos aficionados a este tipo de títulos puedan pensar que "todos los juegos de coches son iguales" (¿cuántas veces lo habré oído?), lo cierto es que la variedad que existe dentro de la categoría es muy extensa.
De hecho, pocos tipos de juegos darían pie a profundizar tanto con artículos acerca de los géneros que los componen. Por ello, voy a redactarlo en dos partes, comenzando hoy con la gran división establecida entre arcades y simuladores, y pasando mañana a tipos más concretos de juegos.
Arcades: apostando por lo directo
Empiezo la división por la faceta más conocida, la de los arcade. Toman el nombre de las recreativas por haberse popularizado en esos míticos salones, y obviamente presentan una experiencia de juega apropiada para las partidas rápidas a base de monedas de cinco duros: reducir la complejidad y la profundidad en favor de la diversión directa.
Para ganar carreras en un juego de coches arcade no es necesario conocer a qué revoluciones realiza mejor el cambio tal coche, o cual es el peralte de tal curva. Los tecnicismos se reducen al mínimo, y la espectacularidad prima ante el realismo.
Físicas propias de planetas con bastante menor gravedad que el nuestro, derrapes imposibles en cada curva, diferencias justas a la hora de elegir un coche u otro, ajustes mecánicos que no son especialmente influyentes y rivales que se adelantan como si condujeran a ralentí son algunas de sus características. ¿Recordáis el mítico 'Ridge Racer'?
Hasta hace unos años, disponer de las licencias oficiales de los coches no siempre fue imprescindible en este tipo de juegos, y en muchos casos nos encontrábamos con modelos inventados que recordaban vagamente a deportivos del mundo real. Con los circuitos ocurre más o menos lo mismo, pues raramente se incluía un trazado real.
Los circuitos urbanos son los verdaderos reyes en los juegos arcade de coches, aunque también encontremos bastantes pistas cerradas. En cualquier caso, el denominador común entre unos y otros suele ser el de curvas poco exigentes, que sólo requieren pisar un poco el freno para poder pasárlas, y rectas bien largas para recrearnos adelantando a nuestros sufridos rivales.
El mercado ha hablado, y con el paso de los años este tipo de juegos han terminado por imponerse, pues son mucho más accesibles y disfrutables por el gran público. De hecho, a día de hoy es prácticamente imposible encontrar simuladores puros, que en su gran mayoría han acabado por incorporar elementos arcade para no acabar desapareciendo ante el empuje de los 'Need for Speed', 'Midnight Club', 'Burnout' y compañía.
Simuladores: sólo aptos para sacrificados
En la otra cara de la moneda encontramos los simuladores puros y duros, esos hechos para exigir el máximo de quien ose a ponerse con ellos. El disfrute aquí no reside en adelantar coches por decenas y derrapar como si nos fuera la vida en ello, sino en captar la esencia milimétrica de la conducción deportiva.
Los desarrolladores que apuestan por este tipo de juegos buscan ofrecernos una experiencia de juego lo más cercana posible a una competición real de velocidad, aunque eso implique perder en la última vuelta una carrera que teníamos dominada por pasarnos de frenada en una curva.
Y es que los errores se pagan caros en los simuladores; vamos, lo lógico cuando conduces un coche real al límite. Ponerse con un juego de estos exige dedicación, horas y horas de volante virtual para conocer los entresijos de cada coche, interminables pruebas de reglaje y dominio ajustado a la décima de nuestros tiempos de vuelta. No sabrás lo que es sudar aceite de motor hasta que pruebes 'Grand Prix Legends':
La pena para quienes también disfrutamos de esta vertiente de la conducción virtual, es que con la llegada de los grandes motores gráficos y de físicas, los simuladores han ido perdiendo protagonismo. El caso más exitoso de simulador con todas las letras lo tenemos en el primer 'Gran Turismo', pero su sucesores se han ido diluyendo hasta llegar a un punto intermedio, en lo que podríamos llamar "simulación permisiva".
En este rango también se incluirían juegos como los 'Forza Motorsport' o los 'Colin McRae Rally', que vivieron sus mejores años a finales del siglo pasado. En cambio, si lo que buscas es simulación pura y dura, tienes que rebuscar entre proyectos menos conocidos por el gran público, como 'Live for Speed' o 'rFactor'.
¿Y los que quedan fuera? Terceras alternativas
Sin embargo, estas dos grandes facciones no sirven para incluir a ciertos juegos de conducción que, por así decirlo, van por libre. Me estoy refiriendo a esa clase de juegos que apuestan por incluir situaciones imposibles, buscando añadir diversión más allá del mero pilotaje.
Encabezando esta lista tenemos, como no, a los grandísimos 'Mario Kart', títulos donde, para ganar, lo más importante no es conducir bien, sino saber usar los objetos que se nos ofrecerán durante la carrera para atacar a nuestros enemigos o potenciar nuestras capacidades. ¿Qué os voy a decir que no sepáis ya? Diversión garantizada desde la primera carrera.
Pero no todos apuestan por el "buen rollo" de Mario y sus amigos. Estoy pensando por ejemplo en los 'Destruction Derby', aquella serie de juegos de físicas imposibles donde su modo más divertido era el que nos ponía en una plaza de toros gigantesca junto a decenas de pilotos ávidos de dejar nuestro coche en siniestro total:
Pero aún hay propuestas más extremas, como los 'Twisted Metal', donde las armas dicen más que los motores. Por último, no podría dejar de mencionar la ya veterana saga 'Micro Machines', que desde hace muchos años vienen ofreciendo una experiencia de juego completamente alternativa al resto, basada en los conocidos juguetes en minuatura de esta marca.
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