Goku sabe conducir, y lo hace como un profesional. Al menos, en un videojuego. Quizás te hayas fijado o puede que no le hayas dado importancia, pero hay un denominador común en todos los mangas dibujados por Akira Toriyama: su legítima fascinación por los vehículos de motor. El motociclismo era una de sus pasiones confesas, en las aventuras de Son Goku hemos visto réplicas de vehículos reales y naves completamente originales e incluso hizo Sand Land porque le apetecía dibujar un tanque. Así era él. Por ello Dragon Ball Racing fue un videojuego tan sencillo y a la vez excepcional.
Te puedo describir lo que fue Dragon Ball Racing en una única frase: Bandai Namco hizo su propio Mario Kart con el poderoso reclamo de que los pilotos eran el mismísimo Goku y sus amigos. Su lanzamiento fue en el año 2009, prácticamente a rebufo del estreno de Dragon Ball Kai en las televisiones japonesas, y su premisa jugable apenas tiene vuelta de hoja. De hecho, la iniciativa fue parte de un proyecto todavía mayor: la serie Dragon Ball Mobile, un sello con el que se lanzaron varios pequeños juegos para los móviles en la época. ¿Poquita cosa? Como verás, no lucía mal del todo. Más bien era bastante resultón.
¡Onda Vital a todo Gas!
A partir de aquí la pregunta se plantea sola: ¿qué clase de Mario Kart podía lograrse con la tecnología con la que contaban los móviles de 2009? Si bien el primer iPhone llegó un par de años antes, lo cierto es que quedaban años para que los Smartphones se estandarizasen y los dispositivos de entonces se usaban sobre todo para llamar y enviar mensajes. No había pantallas táctiles, sino teclas numéricas y eso de conectarse a internet era algo más bien puntual. Y pese a ello, Dragon Ball Racing era un videojuego de carreras de karts poco original pero terriblemente simpático.
Vaya por delante que Dragon Ball Racing abrazaba la simplicidad de otros juegos de karts e incluso rehuía de esas ideas competitivas del Super Mario Kart de SNES. Como tantos juegos de su época usaba la tecnología Java ME y se acomodaba a las diminutas pantallas a color de los móviles de la época usando únicamente cuatro botones de los teclados: la dirección usa las direcciones izquierda y derecha, frenas pulsando hacia abajo, usas el poder o el ítem que lleves con el botón arriba y todos los coches aceleran de manera automatizada, con lo que no tienes que mantener presionada ninguna tecla de manera indefinida. Así de sencillo, así de divertido.
Dragon Ball Racing comenzó a jugarse en los móviles japoneses desde el 1 de junio de 2009 ofreciendo a los fans de la obra de Toriyama cinco pilotos y varios contenidos desbloqueables y secretos. Al volante, nada menos que Son Goku, Bulma, Krilin, Piccolo y Vegeta. Posiblemente sea el único juego competitivo de toda la franquicia en el que la aventurera y genial científica está en clara superioridad frente al resto, lo cual es otra singularidad añadida a esta propuesta.
En lo que respecta a los modos, Bandai Namco apostó por lo clásico pero se guardó un as en la manga:
- El modo Grand Prix permite que lo jugadores puedan correr libremente en varios circuitos y el gran reclamo es superar nuestros propios récords personales mientras obtenemos recompensas.
- El modo Misión se es relativamente parecido aunque hay condiciones especiales de éxito. En cualquier caso, su propósito es obtener recompensas en forma de zenny .
- El modo Gran Torneo de las Artes Marciales es en esencia un modo torneo que se celebra de manera periódica dentro del juego y en el que podemos poner a prueba nuestros corredores mejorados.
La dinámica del juego pasa por conseguir zenny con los que mejoramos el vehículo y puntos de experiencia para nuestro personaje. Y ambos aspectos son esenciales: como comentamos los vehículos aceleran de manera automatizada. Sin embargo, esto es Dragon Ball y eso implica que, menos volar, los personajes pueden usar sus técnicas como el KameHameha de Goku o el Disco Destructor de Krillin.
¿Un juegazo? Bueno, la saga Asphalt ya estaba en móviles y no era la única que marcaba las pautas. Digamos que Dragon Ball Racing daba exactamente lo que se prometía.
¡Trata de arrancarlo Kakarot!
Dicho esto, que el juego fuese sencillo no quita que resultase una grata sorpresa. Sus circuitos se inspiraban en el mundo de Dragon Ball y sus sencillas trazadas eran perfectas para que compitiesen hasta cuatro corredores que podíamos subir de nivel y mejorar simplemente a base de jugar. Y ojo, que los pilotos y sus automóviles (cada personaje tenía su propio vehículo personalizado) se hicieron en 2D, pero las carreteras y los detalles de los fondos eran modelos tridimensionales.
Siendo justos, el resultado no jugaba en la misma liga que los juegos de carreras más modestos de Nintendo DS o PSP, pero para las minúsculas pantallas de los móviles no estaba mal. Nada mal, de hecho. Dicho esto, incluso siendo un juego de móviles, podemos considerar que Dragon Ball Racing era un título exclusivo.
Como videojuego, Dragon Ball Racing era oficialmente compatible con los terminales FOMA 903i o posteriores, y si no te suenan de nada es absolutamente normal: FOMA viene de Freedom of Mobile Multimedia Access y, por explicarlo de manera sencilla, se trata del 3G de la operadora japonesa NTT DoCoMo. Se dice que fue el primer servicio 3G en el mundo y eso la hizo ganar una enorme popularidad en Japón.
Con todo, había que crear contenidos que le diesen salida a esa tecnología y ahí es dónde entra la razón de ser de este juego y los muchos creados para Dragon Ball Mobile.
Dragon Ball Racing fue uno de los juegos más interesantes lanzados dentro de la iniciativa i-mode que englobaba el pequeño pero interesante catálogo de títulos de Dragon Ball Mobile. Ofreciendo pequeños RPGs temáticos, sencillos juegos de lucha y diferentes géneros como un juego de Go y hasta un Pinball. Algunos de estos simplemente se apoyaban en los personajes y otros eran conversiones acomodadas a los móviles de experiencias que ya habían funcionado de maravilla en consolas. Desafortunadamente no hemos vuelto a ver un juego de karts como tal basado en los personajes del Dragon World de Toriyama.
Si somos justos, podemos acordarnos de elementos concretos como los vehículos de Dragon Ball Z Kakarot (incluyendo el episodio de la autoescuela) e incluso toca recordar que el primer videojuego en el que apareció Goku no dejaba de ser un matamarcianos en el que iba subido a su nube voladora. Sin embargo, y como nota final, hay un juego en el que se heredan algunas de estas premisas.
A falta de un Super Goku Kart, siempre nos quedará Sand Land
No mucho después del comunicado del fallecimiento de Akira Toriyama salió a la venta Sand Land. Un videojuego directamente basado en su manga y la serie animada. Técnicamente es un RPG de acción en mundo abierto, pero aquello que lo hace diferente es que, además de limpiar mazmorras de enemigos, los vehículos tienen una enorme presencia en el conjunto de la experiencia. Tanto a la hora de jugar, como al competir en carreras y desafíos.
Lo divertido de Sand Land es que, además de los vehículos de la serie, es posible pilotar aeronaves, motos, robots y todo tipo de genialidades imaginadas por el propio Toriyama. ¿Te acuerdas de la moto de Bulma y el deslizador de Yamcha? Ambos están. Hasta los robots de la saga de la Red Ribbon. Y también otros vehículos y maravillas que ya pudimos ver en Dragon Ball, Dr. Slump o NekoMajin Z.
Y lo mejor de todo es que lo que pudo ver le encantó:
"Todavía no he podido ver todo el juego. En cualquier caso, expande de maravilla el mundo del manga con nuevos elementos emocionantes. Es un juego con una enorme calidad y te aseguro que es un action RPG de acción tremendamente satisfactorio.
De entrada, porque visualmente tiene un estupendo equilibrio entre la atmósfera del manga y su estilo de dibujo. Tal y como se representa luce genial. Estoy convencido de que ofrecerá una experiencia emocionante con diseños genuinos y enorme atención al detalle con montones de nuevos modelos de vehículos, muchas opciones de personalización y los diseños de fondo.
Solo puedo jugar a juegos casuales, pero sigo de cerca las tendencias de los juegos que se juegan en mi familia y creo que se al menos un poquito sobre éstos desde la perspectiva de un señor mayor. Por ello, recomiendo encarecidamente Sand Land."
Como comentamos, a Toriyama le fascinaban los vehículos. Eran, junto con el dibujo o el cine de artes marciales, una de sus mayores pasiones y hasta llegó a diseñar un coche él mismo, junto con toneladas de maquetas. A través de los videojuegos, incluyendo Chrono Trigger, esa pasión continuó viva aunque en segundo plano durante años, y por desgracia lo único remotamente parecido que tuvimos fue un sencillo - pero resultón- juego de móviles.
Y pese a que, quizás nos quedamos sin un gran "Super Goku Kart" capaz de medirse con tantísimos juegos de karting, pero siempre nos quedará un Sand Land que fascinó al propio Toriyama. Y no es poco.
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