Akira Toriyama, el rey del manga de aventuras. Más allá del legado de Dragon Ball, Dr. Slump y los héroes de Chrono Trigger

Akira Toriyama, el rey del manga de aventuras. Más allá del legado de Dragon Ball, Dr. Slump y los héroes de Chrono Trigger

El padre de Goku y Arale es uno de los autores contemporáneos más influyentes, reconocidos y queridos del mundo

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Akira Toriyama
"A los lectores solo puedo deciros que muchas gracias por leer mis mangas. Me alegro mucho que se hayan leído durante tantos años. Aunque no me guste, si se me dice "estoy leyéndolos", empiezo a pensar "¡Qué buena persona es!" (risas)
Todavía quedan fans y se editan libros y videojuegos de Dragon Ball... Creo que me alegro por la economía (risas). Dicen que harán películas. La verdad es que me alegro, pero no me gusta mucho ver mi obra. Aunque me gustan mucho las películas, no me gustan las mías. Me da vergüenza."
Akira Toriyama (1955-2024) en Dragon Ball Forever.

Conoces su obra, conoces su influencia y posiblemente te suene su apellido. Pero, ¿quién ha sido Akira Toriyama? El genio detrás del lápiz y la tinta. La prueba de que no necesitas ser el mejor dibujante para lograr fascinar al mundo. Para convertirte en uno de los artistas más reconocidos e imitados en todo el planeta. Y tampoco tienes que ser el escritor más ingenioso para emocionar y mantener en vilo a generaciones enteras. Es más, Toriyama ni siquiera era disciplinado como mangaka. ¡Odiaba los días de entrega!

Pero, tras esas grandes capas de genuina humildad, tan impropia de los grandes autores de cómics, y -como veremos- un espíritu de auténtico pícaro, estaba el genio. El maestro. El tipo que con una sencilla plumilla empapada en tinta Pilot dibujó lo que hoy es parte de la infancia de incontables lectores. El rey de los mangas de aventuras y el papá de Son Goku y Arale.

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Toriyama adoraba lo simple y la sencillez como nadie. Lo que marcaba la diferencia es cómo siempre convertía aquello en algo especial. En algo propio. En cómo se servía de todas y cada una de sus pasiones, como el cine de artes marciales, las maquetas o la ciencia ficción, para crear mundos en los que siempre había un estupendo caldo de cultivo para aventura, la emoción y el humor. Haciendo un poquito cómplice al lector. Algo que ya estaba presente en desde sus primeros trabajos y cuya culminación quedó inmortalizada en Dr. Slump y Dragon Ball. Obras juveniles, sí, pero cuyo impacto y calado hoy son incalculables.

Akira Toriyama es el referente absoluto de los mayores genios del manga actuales y algunos de los máximos dibujantes de todo el planeta. Y pese a todo, un tipo tímido y sencillo, aunque con una amplia tendencia a cometer travesuras. Alguien a quien no le gustaba que le reconociesen para poder ir al comprar al supermercado tranquilo y disfrutar de los pequeños placeres de la vida de manera apacible. De hecho, una de las cosas de las que él mismo se ha arrepentido es de no usar un seudónimo. Entre otras cosas, porque cuando empezó a dibujar jamás imaginó que acabaría siendo famoso.

Como anécdota, a veces bromeaba con que, de haber podido ponerse uno, habría firmado como Nikisaku Mizuta, que significa algo así como "el arrozal de dos cosechas anuales". ¿El motivo? Entre risas, a Toriyama le gustaba porque algo así suena demasiado provinciano. Él era así.

Toriyama firmaba con su nombre porque así se hacía. Las editoriales pedían a los autores que firmasen con su nombre, y lo cierto es que tampoco le dio muchas vueltas entonces. Pero cuando el éxito de Dragon Ball estalló a escala mundial dejamos de tener tantas fotografías de él y redujo todavía más apariciones públicas. Al menos, a nivel profesional. Y no es casualidad. En parte, porque la Shueisha es muy proteccionista y limitaba sus viajes (en cierto modo, así podía cumplir sus odiados plazos) pero sobre todo porque él nunca disfrutó de su enorme popularidad.

Así que, a falta de un seudónimo o fotografías, el mismo eligió dibujarse como un sencillo robot. Uno con todos los defectos propios de los seres humanos y que, por lo general, aparecía en chándal y zapatillas. Así le gustaba a él que lo viésemos. Por eso nos cae tan bien. Incluso cuando él mismo reconocía que, bajo esas capas de timidez, era un travieso incorregible.

Cómo era Akira Toriyama antes de Dragon Ball

Arale Toriyama
"De niño era travieso, y alto y fuerte para mi edad... y me aprovechaba de los más débiles (risas) ¿Sí realicé alguna hazaña? Pues no, porque era un niño malo, pero sacaba buenas notas. Fui el presidente de mi clase y de la asociación de alumnos. Me gustaban los films de monstruos e iba a Nagoya en bicicleta para verlos. Por cierto, durante un festival iban a proyectar una película en nuestro gimnasio y teníamos que decidir cual. Como yo era el presidente de los alumnos, aproveché mi autoridad y amañé la votación para que proyectaran La batalla de los monstruos.
En aquel tiempo quería ser dibujante de manga y, como estaban de moda, leía Astroboy y Osomatsu-kun. Pero los que más me influenciaron fueron Popeye y la animación de Disney. Como me gustaba dibujar, me obligaban a realizar los folletos y los carteles del colegio. Además, como no tenía dinero me contentaba dibujando lo que quería comprar."

A Akira Toriyama siempre le gustó dibujar, pero no le obsesionaba. En cierto modo llenar papeles con garabatos era algo natural para él. Algo así como una extensión de sí mismo. Tuvo un periodo en el que, ya acabado Dragon Ball, estaba más feliz haciendo maquetas. Sin embargo, todo cambió cuando se compró un Mac y vio lo divertido que era dibujar y colorear en digital. Eso sí el dibujo fue su gran pasión de niñez y juventud. Dibujaba todo lo que le fascinaba. Y eso abarcaba muchísimas cosas.

A Toriyama le encantaba dibujar de todo. Sobre todo animales y vehículos, y basta con repasar su obra en papel y los videojuegos para ver que jamás perdió esa fascinación. Ahora bien, el detonante que marcará su vida fue el día en el que vió en la gran pantalla los 101 Dálmatas de Disney. Aquella película y su estilo le impactaron y siempre lo dijo. Y pese a que él mismo se consideraba "un niño malo", siempre hay un punto de torpeza e inocencia en sus personajes heredados de sus anécdotas más divertidas, las cuales compartía en cada tomo de su obra.

La grandeza de Toriyama es una verdadera virtud, pero también fue un pícaro. Él mismo contó que durante su juventud era travieso se metía en muchos líos que, por lo general, él mismo provocaba. Más o menos como sus héroes y villanos. Pero lo cierto venía de un contexto muy humilde. En más de una ocasión contó que se quedaba alucinado al ver las librerías de manga de sus compañeros de clase o cuando iba de visita y venía que en otras casas había televisiones.

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Entonces, ¿en qué empleaba su tiempo? En ver películas, en leer cualquier cosa que cayese en sus manos y dibujar constantemente todas sus obsesiones. Sus cuadernos estaban llenos de garabatos. Lógicamente, al crecer eligió estudiar  Bachillerato de diseño. Sin embargo, y pese a la oposición de sus padres, en lugar de optar por ir a la universidad, decidió empezar a trabajar desde temprano. Aunque su carrera como mangaka deberá esperar. No mucho, que conste.

El primer trabajo de Akira Toriyama fue en una empresa de diseño y publicidad. Aquello no le gustaba en absoluto. No porque ésto le impidiese dibujar, sino porque odiaba levantarse temprano y, en contra de las costumbres de la empresa, solía vestir ropa informal. Es más, muchas veces llegaba tarde y eso, en la cultura japonesa, es toda una irregularidad. Él mismo se consideraba un trabajador problemático.

En cualquier caso, los dos años que estuvo allí le dieron una perspectiva de la sociedad que, según sus palabras, un mangaka sin experiencia laboral difícilmente podría entender. Así que se vió sin trabajo, sin un plan de futuro y lo que más le molestaba: sin dinero para divertirse.

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¿Cómo consiguió  una oportunidad? Toriyama vio en una cafetería un anuncio de un concurso de manga, lo cual él mismo interpretó como una manera de conseguir algo de dinero. Al no ganar a la primera ninguno de los premios se enfadó, pero no tiró la toalla. En el segundo intento tampoco ganó ningún premio, pero logró algo todavía mejor: captó la atención de un redactor llamado Torishima que le indicó que su obra todavía no era buena, pero que creía que podía ser mejor. Tanto, que le pidió que le siguiese enviando cosas nuevas.

Aquel Torishima era Kazuhiko Torishima, quien editaría todos los sucesivos éxitos de Akira Toriyama hasta 1993. Posteriormente, lideró la V-Jump hasta su regreso, años después, como editor en jefe de la revista Weekly Shonen Jump. Iniciando la etapa en la que explotarán exitazos como Naruto y One Piece que, en palabras de sus autores, como obras son consideradas hijos de Dragon Ball y el gran legado de Toriyama.

La primera etapa editorial de Akira Toriyama se basó fundamentalmente en historias cortas o series limitadas hasta que al año de trabajar como mangaka se le dió su primera gran oportunidad y su primer gran éxito: Dr. Slump. Torishima le dijo que calculaba que aquella obra estaría en curso unas diez semanas y Toriyama le creyó. En cierto modo, y para alegría de sus fans, cayó en la trampa. Pero, pese al enorme trabajo que le suponía hacer historias autoconclusivas, su humor y su picaresca estaban presentes en cada página. En esas expresiones "tan de Toriyama".

Oda Toriyama 2002 Eiichiro Oda (One Piece) y Akira Toriyama dando el salto hacia el dibujo digital en el año 2002

¿De qué va Dr. Slump? Una comedia sencilla y caricaturesca sobre Senbei Norimaki, un inventor que es un auténtico genio, pero también un mal ejemplo para los niños en muchos de sus aspectos. Por decirlo de algún modo. De su talento nacerá Arale, una androide con una inocencia y alegría sin límites que dará muchísimo juego en la Villa del Pingüino, un pequeño pueblecito lleno de pintorescos vecinos en el que nunca pasa un día sin que haya alguna travesura en curso.

Lo que ni Toriyama, ni Torishima y ni siquiera la propia Arale sabían por entonces es que la Villa del Pingüino formaba parte de una obra mucho mayor que todavía no se había dibujado: Dragon Ball. Aunque para que eso fuese posible, habría que hacer varios mangas previos que perfilarían algunas de sus mejores ideas.

El gran viaje de Son Goku y sus amigos

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"El señor Toriyama, digo Goku, nunca traicionó nuestras esperanzas. Los chicos de todo el país hablaban con alegría, durante toda la semana sobre los actos y las técnicas de Goku y los demás personajes de Dragon Ball. Cuando Goku llegaba a un lugar desconocido, pensábamos lo mismo: "¿Dónde estoy?"; cuando Goku estaba enfadado ladrábamos: "¡No lo voy a soportar!"
Eiichiro Oda, autor de One Piece, en Dragon Ball Landmark

El 20 de noviembre de 1984 se publicó una nueva historia en el Weekly Shonen Jump dibujada y escrita por el autor de Dr. Slump. Se trataba de una reinterpretación total de la historia milenaria de Viaje hacia Occidente en la que en lugar de seguir las aventuras del Rey Mono, vemos cómo Son Goku, un niño con una fuerza extraordinaria y cola de mono, se atreve a descubrir un mundo lleno de aventuras. En parte, engañado por una joven que necesitaba un guardaespaldas, pero sobre todo por su innato deseo de hacerse todavía más fuerte.

El nombre elegido para aquella pequeña obra que luego continuaría durante años  fue Dragon Ball y el resto es historia del manga y el cómic. Por otro lado, Toriyama estaba el doble de feliz porque podría dormir más que cuando dibujaba Dr. Slump. De hecho, llegó a decir que mientras creaba las aventuras de Arale una vez durmió 20 minutos en seis días. ¿Verdad o exageración? Lo cierto es que las dos cosas son posibles. Toriyama siempre ha exagerado sus propios defectos, porque así era él.

Dragon Ball Toriyama Grupo

Originalmente, Dragon Ball iba a ser una historia más corta con un principio y final muy acotados. La idea general de Toriyama era romper esta vez con todas esas influencias occidentales que estaban plasmadas y eran omnipresentes en sus obras anteriores y aproximarse más a los cuentos exóticos de oriente, combinando el humor de Dr. Slump con esa genuina pasión por las artes marciales que le obsesionaba en esta nueva etapa de su vida. Las de esas películas de Jackie Chan que siempre se ponía de fondo cuando dibujaba.

Lo cierto es que, como ya vimos en VidaExtra, Dragon Ball es el fruto de muchas ideas reaprovechadas de sus obras anteriores, como Dragon Boy o La Gran Aventura de Tongpoo. Mucho después, el propio Toriyama aprovechó para revelar que en ese nuevo mundo de aventuras se encontraba la disparatada Villa del Pingüino de Senbei y Arale. Sin embargo, conforme la fuerza y el propio Goku fueron creciendo, también lo hicieron su popularidad. Llegados a cierto punto, aquel planeta, el Dragon World, hasta se le quedó pequeño a sus protagonistas.

Como Dr. Slump, Dragon Ball fue llevado a la televisión y se hicieron películas de animación que iban a rebufo de los acontecimientos del manga. Y lo cierto es que Toriyama siempre sabía cómo mantener a los lectores y espectadores boquiabiertos: técnicas imposibles, villanos con una fuerza que iba más allá de los absurdo y un protagonista con una pasión por las artes marciales inagotable y terriblemente contagiosa. Tanto con sus amigos y enemigos, como con los propios fans.

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Dragon Ball llegó poco a poco a occidente a través de la serie televisión. Primero en Europa y poco a poco se extendió a nivel mundial. De hecho, los primeros videojuegos de Goku fueron publicados sin la licencia de Dragon Ball porque, por entonces, nadie la echaría de menos a este lado del mundo. Años después, y con una desbordada sed por nuevas aventuras ya acabado el manga, Toei Animation continuó la historia en la pequeña pantalla con Dragon Ball GT. Un proyecto al que Toriyama contribuyó con varias ideas e ilustraciones promocionales.

En la actualidad, el fenómeno continúa pasando de generación en generación y se publican cada año al menos un nuevo juego o se añaden espectaculares expansiones y contenidos a los ya existentes.

Y lo que es más importante: pese a que el manga acabó en 1995, renació con nueva y mayor fuerza para una segunda etapa en el papel, la televisión y los videojuegos en la que el propio Toriyama se implicó como guionista e ilustrador más que en su etapa como dibujante. Quizás, porque ya no tenía que cumplir plazos, sacarse fotos o levantarse temprano y podía dedicarse a lo que más le gustaba además de dibujar: meter en nuevos líos a sus propios personajes.

Akira Toriyama y su legado en los videojuegos

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"Creo que el Sr. Toriyama me enseñó lo que significa ser un profesional y qué es el trabajo. Lo respetaba desde el fondo de mi corazón. Oramos por las almas desde el fondo de mi corazón."
Hironobu Sakaguchi, creador de la saga Final Fantasy. Pésame en X al conocer el fallecimiento de Toriyama

La obra de Akira Toriyama es muy extensa, pero no está limitada al papel: más allá de sus personajes y trabajos en el manga o diferentes aportaciones a la televisión, ha participado y sido una pieza sustancial en varios de los mejores videojuegos y sagas de rol Made in Japán jamás hechas, empezando por el rey de los JRPGs: al papá de Goku y Arale le debemos la estética, los personajes y la creación de cada mundo de la saga de Dragon Quest. Curiosamente, y como todo lo que le pasó durante su época con Torishima, originalmente iba a ser un encargo pequeño y puntual. La culpa, una vez más, fue su arrollador éxito.

La historia contada en corto es que todo nace de Yuji Horii, el creador de la saga Dragon Quest. Antes de unirse a Enix (que por entonces era rival de Square) Horii era un redactor freelance de videojuegos para el Weekly Shonen Jump y conocía a Toriyama, de modo que, tras varios videojuegos como creativo, a la hora de imaginar su propio mundo de magia y espadas le planteó a su amigo, en un momento en el que la popularidad de Dragon Ball estaba emergiendo, que dibujase los personajes, los monstruos para que fuesen reconocibles y distinguibles de cualquier otro RPG de la época. Y, ya puestos, la portada.

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Dragon Quest acabó siendo un fenómeno que dura hasta nuestros días, y pese a que lo de que hay una ley japonesa que convierte en jornada no laboral el día de lanzamiento de un nuevo juego es una verdad muy a medias; fue el referente para que naciesen las mejores sagas roleras incluyendo la propia Final Fantasy. Lo que ninguno sospechaba es que tanto Toriyama como Horii acabarían trabajando junto a Hironobu Sakaguchi, quien es el creador de Final Fantasy.

Tras cinco entregas numeradas de Dragon Quest y varios spin-offs (todos exitosos) se creó una triple alianza creativa entre Yuji Horii, Hironobu Sakaguchi y Akira Toriyama que dio como resultado Chrono Trigger, ampliamente considerado uno de los mejores juegos de rol y aventuras de todos los tiempos y una de las obras maestras de Square. Un juego en el que el espíritu aventurero y el humor de Toriyama a través de sus personajes y sus mundos son parte de la propia experiencia.

Solo una estrella como Akira Toriyama se le permitía desarrollar para compañías rivales, y si bien ha seguido trabajando arduo en todas las entregas de Dragon Quest, también nos dio Tobal No. 1 y Tobal 2 para PlayStation de la mano de Square, siendo el segundo uno de los juegos de lucha con más personajes de la historia de los videojuegos. Y no solo eso: muchos años después retomó su exitosa amistad con Sakaguchi al crear para Xbox el magnífico Blue Dragon, el cual tendría spin-offs y hasta su propia serie animada.

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Sería injusto decir que Toriyama no se involucró en el legado de sus obras en los videojuegos. De hecho, creó historias y diseñó personajes completamente nuevos para títulos como Dragon Ball FighterZ o Dragon Ball Kakarot. Ofreciendo a los fans nuevas pinceladas con su toque para una obra que siempre tenía algo nuevo que ofrecer y, a la vez, un refugio en papel con todo aquello que ya era conocido. Y pese a que su rol era fundamentalmente de diseñador y asesor, siempre fue muy fácil detectar donde estaban sus decisiones y dónde las de el resto de creativos.

Gracias por todo, maestro Toriyama

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"La verdad es que la primera vez que leí Dragon Ball fue cuando tuve que crear las nuevas cubiertas para la edición Ultimate, y solo me fijaba en cómo lo habían coloreado. Después de leerlo me di cuenta que tenía varias lecturas y que había hecho un buen trabajo (risas). No se muy bien cómo lo hice, estoy orgulloso por el resultado que conseguí, aunque más adelante añadí algunas cosas.
Al principio Dragon Ball no tenía éxito. Lo digo en serio: como al principio había expectación, no fue mal, pero enseguida cayó... y creo que algún día el resultado de la encuesta de popularidad entre lectores lo situó en el puesto 15. Después del Gran Torneo de las Artes Marciales empezó a escalar posiciones. Si digo que no me fijo en la encuesta de la revista Jump es mentira, ya os lo contaré en otro momento..."
Akira Toriyama en Dragon Ball Landmark

Cuando a mediados de la década de los 2000 se le preguntó a Toriyama cual era su gran ambición, éste contestó con humildad y una sinceridad absoluta que terminar de montar su maqueta de plástico de un carro de combate. En cierto modo, con esa simpleza veía la vida. La disfrutaba junto a sus hijos.

Por aquel entonces el manga de Dragon Ball llevaba aproximadamente una década terminado y publicó pequeñas historias más personales, como Sand Land, porque simplemente le apetecía dibujar a un viejo conduciendo un tanque. Aquello acabó siendo más complicado de lo que él mismo pensaba. Pero es que Akira Toriyama era así. Y aunque siempre se quejaba de lo complicado que era todo, en el fondo le ponía una pasión a su trabajo capaz de inspirar a los mayores autores de manga y videojuegos.

Paradójicamente, el último dibujo con su firma antes de que se anunciase su fallecimiento fue una ilustración creada para el videojuego de Sand Land.

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En el año 2010 hizo algo singular con Dragon Ball: creó la historia y el universo de Dragon Ball Online, situado cientos de años después de su obra, y delegó en sus fans que viviesen nuevas aventuras en compañía. Recuperando sus combates apoteósicos y la genuina sensación de aventuras. Dejando cabos sueltos para que el destino de su obra siempre estuviese en manos de sus lectores, espectadores y fans de Goku.

No mucho después, y tras el abrumador éxito de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses, inició una segunda época para toda su obra sin la necesidad de tener que dibujar o entregar páginas. Delegando en el artista Toyotaro la parte de ilustrar sus historias y, más recientemente, ayudando a su hijo Sasuke Toriyama para la responsabilidad de cuidar su legado.

Dragon Ball es una de las obras contemporáneas más influyentes, reconocidas y queridas del mundo. Su legado continuará creciendo con nuevos proyectos en curso, incluyendo una película, nuevos videojuegos y hasta un cómic que sigue su curso. Y pese a que las aventuras de Son Goku siempre tuvieron los días contados, el genio detrás de la plumilla vivirá para siempre. Con su espíritu apasionado y su reconocible picaresca a buen recaudo entre las líneas de tinta. Inmortalizado con la actitud de un sencillo robot con chándal y zapatillas deportivas, pero con un talento, una humildad y un espíritu que rebosan humanidad.

Todas las ilustraciones son obra de Akira Toriyama. No se han incluido fotos del autor.

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