Bound no es perfecto, pero merece que lo pruebes

Bound no es perfecto, pero merece que lo pruebes

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Bound no es perfecto, pero merece que lo pruebes

Hace ya más de un año Plastic Studio lanzó 'Bound', un interesante y hermoso videojuego en cuyo desarrollo metió mano Santa Monica Studio, conocidos sobre todo por ser los padres de la saga 'God of War'. Ahora 'Bound' vuelve a estar de actualidad, ya que forma parte de los juegos gratuitos de PS Plus de noviembre.

'Bound' es una obra contemplativa, un videojuego en el que sus creadores han querido darle más importancia al apartado artístico que a los estímulos lúdicos, aunque tampoco se han olvidado de ellos. ¿Merece la pena probarlo? Por supuesto. Seas el tipo de jugador que seas 'Bound' tiene algo que enseñarte.

Un derroche de belleza

Siendo sinceros, lo primero que llama la atención de 'Bound' es su entorno visual. Por una parte el diseño de su mundo materializa el surrealismo en un universo fragmentado que consigue hacer bonito lo decadente, por otra, su tremenda atención al detalle en las animaciones.

Equilibrismo En Bound

Por entre lo escenarios imposibles aparece una princesa bailarina con unas delicadas animaciones que por un momento hacen que te olvides de que estás presenciando un videojuego. Poder controlar sus movimientos es simplemente cautivador, aunque los inputs que puedas utilizar sean escasos y, en un primer momento, con poca cohesión con la jugabilidad.

Está claro que el bagaje de Plastic Studio en la demoscene les ha servido aquí para entender el lenguaje corporal de la bailarina Maria Udad y transformarlo, a través de la captación de movimientos, en algo que va más allá de la mecánica principal de un videojuego: es una interacción pacífica con un mundo violento, inhumano.

Modo foto y realidad virtual

Antes de entrar en su faceta más lúdica (quizás la que menos brilla en 'Bound') cabe destacar que el conjunto artístico de este videojuego queda rematado con un modo foto en el que cualquiera puede subirse la autoestima tonteando con los campos que nos ofrece el propio juego: sacarás fotones fácilmente, sí, pero gracias a que 'Bound' es hermoso a más no poder. Nada de fliparse.

Bound Blanco Y Negro Modo Foto

Un poco más deslucida está la implementación con PlayStation VR, en la que se demuestra que a este juego ni le pega ni necesita un modo con realidad virtual. Como mucho, puedes disfrutar de los escenarios en 360º durante unos minutos, pero para jugar es mejor hacerlo en el modo clásico.

Igual que el estilo de baile de la Princesa va cambiando a lo largo del juego hasta alcanzar unos movimientos más bruscos, el propio videojuego también se rompe a sí mismo y pierde paulatinamente el fulgor inicial.

Al principio todo es nuevo, todo sorprende, pero conforme avanzas en su trama descubres que no todo es tan bueno como parecía en un primer momento. Su jugabilidad se estanca en los primeros niveles y la historia que envuelve al juego presenta un dramatismo vacío innecesario para el conjunto.

Lo no tan bueno

Los preciosos movimientos de la protagonista no tienen aplicaciones interesantes en la jugabilidad (al menos en la primera partida, aunque se lucen más en una segunda ronda una vez desbloqueado el modo speedrun) y se quedan en el mero hecho de defenderte ante amenazas puntuales.

Tampoco despuntan los plataformeos y las supuestas secciones de puzles que se desprenden de ellos; son fáciles, a veces incluso repetitivos, y no llegan a resultar un reto para el jugador a pesar de que parece que lo intentan.

Bound

Tanto en la jugabilidad como en la historia (que presenta un compás lento, rompiendo con el resto del juego) hacen temer el Macguffin: siempre estamos esperando que suceda algo, un punto de inflexión, un clímax que llega tarde y, cuando lo hace, nos deja tibios.

Como reza el titular, 'Bound' no es perfecto: falla en algunos aspectos pero lo hace increíblemente bien en otros. Sólo por su impecable apartado artístico ya merece la pena jugar, sentir la danza de la Princesa y sacar mil fotografías. Para los que quieran más, que sepan que aunque el juego no da mucho más de sí, la experiencia original se desgrana en varios modos nuevos que ofrecen una variedad inesperada que puede llegar a saciar a los más exigentes con la (re)jugabilidad.

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