Hay recreativas que por algún extraño motivo nunca dieron el salto a un sistema doméstico. Y por desgracia son juegos en su mayor parte de gran calidad que aún se recuerdan hoy en día, como el beat 'em up Cadillacs and Dinosaurs desarrollado por Capcom, que no se pudo rescatar ni en Capcom Beat 'em Up Bundle ni en Capcom Home Arcade por tema de licencias. Salvo Alien vs. Predator, ¡por suerte!
Si echamos la vista atrás hay muchas recreativas exclusivas de esos salones Arcade, pero muy pronto habrá que tachar una muy demandada de esa lista. Porque restan muy pocos días para que se comercialice en tiendas el cartucho de Gaelco para Evercade con World Rally como reclamo más atractivo. Sí, el mítico juego de 1993 que mucha gente bautizó como "la recreativa de Carlos Sainz".
60 segundos mucho más duros que Nicholas Cage
No conozco a nadie de mi círculo de amistades que no haya visto esa icónica máquina desarrollada por Zigurat Software, un equipo formado por antiguos componentes de Made in Spain (Sir Fred, entre otros clásicos de sistemas 8-bits en los ochenta). Y si bien esta recreativa se quedó sin la imagen oficial de Carlos Sainz (por el cambio de equipo que sufrió el piloto, como recordamos al hablar del reciente Super Woden GP del vigués ViJuDa), su nombre quedó en el colectivo.
Es importante recalcar ese dato del bicampeón español, puesto que ganó sus campeonatos mundiales de rallies en 1990 y 1992 con su icónico Toyota Celica ST165, el de la imagen precisamente de este World Rally editado por Gaelco. ¿Y qué bólido usó en 1993 con su nuevo equipo? El Lancia Delta HF Integrale.
No fue, en cualquier caso, el único juego que tuvo Gaelco sobre las carreras de rally con la imagen oficial u oficiosa de Carlos Sainz. Sin ir más lejos en 1990 sí que lanzaron el llamado Carlos Sainz - Campeonato del Mundo de Rallies en sistemas de 8-bits como Amstrad CPC o ZX Spectrum. Lo que ya no tanta gente recuerda es que en 1995 llegó la secuela del juego que nos sitúa ahora, bautizado como World Rally 2: Twin Racing, compartiendo imagen el Toyoca Celica que usó Carlos Sainz junto con el no menos mítico Subaru Impreza 555 de Colin McRae.
Pero hoy toca hablar de este World Rally de 1993 que he podido disfrutar, por fin en casa de modo oficial, gracias a uno de los cartuchos que venían de regalo en la edición limitada de la consola Evercade VS. Porque cuando analicé esa máquina tenía claro que esta consola sí que quería tenerla entre mis manos, al contrario que la portátil Evercade, que no cubría todas mis necesidades del sector retro.
Este cartucho saldrá a mediados de enero (si no se retrasa más), conteniendo en su interior otros cinco juegos de Gaelco, como Alligator Hunt o Biomechanical Toy, de los cuáles me ha llamado la atención el Snow Board Championship (que desconocía) por replicar el estilo de este juego de rallies dentro de esa otra modalidad deportiva con nieve. Pero tampoco es que Zigurat inventase la pólvora, puesto que el Thrash Rally de ADK (Twinkle Star Sprites) se lanzó en 1991 y ya usaba las indicaciones visuales tan típicas de esta clase de juegos de carreras. Y, por supuesto, adoptadas también por el gran clásico SEGA Rally en el año 1995.
World Rally llamó mucho la atención por su vista isométrica. Fue uno de sus reclamos de entrada. Pero también por esa inmediatez para las partidas que nos recordaba constantemente su espíritu arcade: si nos pasábamos de los 60 segundos en la carrera perdíamos la partida. Y si queríamos continuar (gastando monedas) había que rehacer la carrera por completo. No, no era nada sencillo.
World Rally, todo un clásico de las recreativas
Esa dureza tardaba tan solo una carrera en mostrar sus cartas. Peranaldo, la primera prueba del Rally de San Remo (Italia) era fácil, mientras que Totip, la segunda, nos abofeteaba con el incremento de curvas, obstáculos y puentes de paso estrecho. Y si teníamos la pericia suficiente (aparte de nervios de acero) para pasar a la última fase (Ospedaletti), nos aguardaba la nieve con la posibilidad de patinar. Como si no hubiese ya problemas para correr en menos de 60 segundos...
Viéndolo en retrospectiva, se echa en falta una mayor variedad real de circuitos, porque apenas había diferencias estéticas entre los cuatro campeonatos de rally disponibles. El patrón siempre era el mismo: pista sobre asfalto, otras partes sobre tierra y unas con nieve. Cambiaban por la subida de dificultad, claro está, siendo el rally de Monte Carlo (Mónaco) el nivel medio, Acrópolis (Grecia) el díficil y ya el rally de los 1.000 lagos (Finlandia) el único reservado sólo para expertos.
¿Y qué tal fue el control del vehículo? Lo cierto es que sigue aguantando muy bien el tipo, siendo toda una gozada disfrutarlo en pleno siglo XXI. Y eso que sorprende recordar que no había botón de freno. Pero esto no era ningún impedimento para tomar las curvas a la perfección, tan solo había que fijarse bien en las indicaciones y dar los toques justos al mando (o volante) para tomar esos giros sin ningún fallo.
Una mecánica claramente arcade que se nos penalizaba con algún trompo si se nos iba de las manos algún giro al chocar contra algún elemento del escenario. Si teníamos la suerte y era una simple rozadura no pasaba nada y aún se podía llegar a meta en menos de 60 segundos, pero si la cosa iba a más en otros circuitos posteriores era "muerte" segura... Y a soltar otra moneda para continuar luego.
No necesitaba más para picarnos, era (casi) perfecto así. Poco nos importó en su día que tan solo tuviese un vehículo o que no viésemos a ningún rival en pantalla, tan solo esa lucha contra el crono. Su secuela implementó tres bólidos a elegir y lucha contra coches-fantasma, pero ya no fue lo mismo. World Rally tuvo un impacto difícil de repetir, por eso le guardamos tanto cariño de aquella época...
Cartucho Evercade Gaelco Arcade 1 (Piko Arcade)
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