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Jugamos a Watch Dogs Legion, la mejora deslumbrante que necesitaba esta saga infravalorada de Ubisoft sobre hackers

Días antes del Ubisoft Forward, pudimos jugar con calma durante unas tres horas a Watch Dogs Legion, uno de los lanzamientos más esperados de la compañía gala. Desarrollado por Ubisoft Toronto, es secuela directa del notable Watch Dogs 2 que vio la luz en 2016, ahondando más si cabe en la locura de ser un hacker de DedSec y con un abanico de posibilidades casi ilimitado gracias a sus aliados.

Y es que la novedad más sorprendente respecto a su secuela radica en que ya no hay un único protagonista, sino que puede ser prácticamente cualquier habitante de la ciudad de Londres. Y cada persona cuenta con diferencias significativas frente al resto. Todo esto y más es lo que experimentamos en este adelanto.

Un salto de gigante respecto a Watch Dogs 2

En un videojuego es importante saber cómo arrancar una historia. Si tuviese que juzgar a Watch Dogs 2 por su primera misión no saldría muy bien parado. Por suerte, mejoró ostensiblemente después. Esto en Watch Dogs Legion no sucede, sino que empieza fuerte desde el principio: nos infiltramos en el palacio de Westminster para desarmar una bomba y acabamos presenciando múltiples ataques terroristas por toda la ciudad londinense. Y claro, DedSec en el foco.

A partir de ese instante, tenemos que averiguar quiénes son los verdaderos responsables de esos atentados a la vez que intentamos limpiar nuestro nombre con la ayuda de más gente. Habrá personas que estén a favor y otras en contra, por lo que deberemos investigarlas gracias a nuestras dotes para el hackeo y saber qué gente nos conviene para esa tarea. ¡Cada persona es un mundo!

Watch Dogs Legion mejora a todos los niveles a la secuela, desde un hackeo optimizado que resulta menos confuso y mucho más eficiente, hasta un control mucho más pulido a la hora de disparar, saltar o pelear a pecho descubierto.

Aparte del hipnótico atractivo de la ciudad de Londres, donde no faltan sus zonas más emblemáticas, como Trafalgar Square, Big Ben, Tower Bridge, Camden, Piccadilly Circus o London Eye, en esta entrega destaca su verticalidad, aunque sin llegar al punto de locura del reciente Hyper Scape. Y todo porque ahora ya no tendremos simplemente grúas para poder elevarnos unos cuantos metros, sino que contaremos con un dron de carga que nos permitirá volar, literalmente.

Esto abre todo un abanico de posibilidades de cara a encarar las misiones, porque partimos de muchas más rutas de entrada. Aunque también es cierto que muy pocos agentes de DedSec cuentan con este dron: en muchos casos habrá que buscar puntos específicos del mapa desde donde llamarlos, tal y como sucedía con las grúas en la anterior aventura. Hasta podemos usarlos como transporte.

En la variedad está el gusto por el nuevo Legion

En los primeros compases de la partida se nos dio acceso a cuatro agentes que eran completamente diferentes entre sí: aparte del típico hacker con gadgets futuristas o el asesino a sueldo, estaban un hooligan y una obrera de construcción.

Las diferencias eran más que palpables para cada uno de estos operativos de DedSec, puesto que Rachel Morris, la obrera, no tenía armas de fuego como tal, sino una pistola de clavos. Eso sí, con la habilidad para invocar un dron de carga. Pero no era lo único importante, puesto que como trabajadora en las obras de una construcción, lleva ropa que le permite colarse en sitios acordes a su puesto. Y esto sucede igual si reclutamos, por ejemplo, a un policía. Cada traje nos da acceso a zonas específicas sin levantar sospechas, salvo que actuemos raro.

Inicialmente, eso sí, opté por un estilo más clásico con el hacker Adam Barua, que por algo esto es un Watch Dogs. Con Londres disponible para explorarla a nuestro gusto, pero con la imperiosa necesidad de recabar información sobre cada uno de sus principales villanos hasta dar con el cabecilla, a lo Ghost Recon Wildlands, me dispuse a probar los distintos tipos de misiones a las que podemos acceder en Watch Dogs Legion. Y aquí sorprende el cambio de las fotos del anterior por un trabajo de recadero para Parcel Fox, lo que parece un guiño a Death Stranding.

Cada agente puede tener armas letales o no letales. En el caso del hacker, tan solo puede aturdir al enemigo. Por eso la forma de encarar cada misión es igualmente distinta para cada uno de estos operativos de DedSec, lo que resulta una delicia a medida que vamos desbloqueando más y más gente. Pero, ¿y si muere alguien?

Aquí hay que hacer una pequeña aclaración, puesto que no va a haber por defecto la muerte permanente. Si alguien "muere", estará preso durante media hora de tiempo real hasta poder invocarlo de nuevo. Ahora bien, sí que habrá algunos reclutas que en su descripción dejan claro que pueden morir para siempre...

El potencial de reclutar más agentes para DedSec

El proceso de cara a realizar estos fichajes es distinto para cada persona: no será llegar hasta alguien, hackear su perfil y decirle que se una. Puede estar en contra de DedSec. O pedirnos varias tareas antes de poder reclutarlo. Y lleva su tiempo.

Las misiones fueron bastante amenas y nos pusieron a prueba con partes de sigilo, hackeo o rescate de rehenes, teniendo que hacer acopio igualmente de la infiltración aprovechando el puesto de ciertos agentes, como Louise Ward. Además, Londres ofrece infinidad de actividades a ser descubiertas, como darle unos toques a una pelota a lo California Games o el típico juego de dardos, sin olvidar el citado reparto de Parcel Fox o hacer graffittis por toda la ciudad.

En esas tres horas de juego, por otro lado, tan solo jugamos en solitario, pero en la versión final habrá cooperativo online con tres personas más. Y si tenemos en cuenta la enorme variedad de personajes a desbloquear, esto le confiere mayor atractivo a la hora de hacer el cabra. Porque el espíritu de Watch Dogs 2 se ha explotado más si cabe en este Legion, lejos de la excesiva seriedad del primero. Un poco como sucedió en Saints Row: The Third respecto a su secuela, vaya.

Esa frescura y color hace que la experiencia sea más divertida, motivada en parte por una mejor disposición para los botones y ciertas acciones, resultando más cómodo escanear la zona en busca de pistas. Además, se han potenciado las mejores habilidades de hackeo de la secuela, por lo que podemos causar el caos con suma facilidad al desbloquear ciertas habilidades. Y mola el detalle de ponerse la máscara cuando vamos a entrar en acción, como si estuviésemos en la icónica Le llaman Bodhi. Aparte que hay muchas y son 100% personalizables.

Fueron tres horas que ciertamente se me pasaron volando y en las que disfruté como un enano a la hora de manipular el comportamiento de los civiles y agentes de seguridad, y por supuesto surcando el cielo londinense con un dron de carga. Ya me había gustado su presentación del E3 2019 y tras jugarlo he corroborado esas sensaciones. Watch Dogs ha encontrado su razón de ser con este Legion.

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