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Análisis de Vane, la primera decepción indie de 2019

Journey nos demostró en 2012 lo gratificante que podía ser deambular por un mundo desconocido en el que nos guiábamos, mayormente, por pura intuición, claro indicativo de lo bien diseñada que estaba la aventura de PS3.

Con Vane, por desgracia, no se puede decir lo mismo. Teníamos muchas esperanzas depositadas en esta ópera prima de Friend & Foe, en desarrollo durante más de cuatro largos años, pero la experiencia se ve lastrada por multitud de imperfecciones que echan por tierra todo lo demás.

Buen planteamiento, mala ejecución

Todo comienza con un niño dentro de un lugar inhóspito que se empieza a derrumbar sin apenas darnos tiempo a reaccionar. Nuestro rumbo, por instinto, es seguir la luz, pero en seguida comienzan los obstáculos por culpa de un deficiente sistema de colisiones. Porque en Vane es normal atascarse sin más.

Su transformación en pájaro no tarda en producirse, siendo una mecánica ante la que no podremos alternar libremente, sino por medio de puntos muy concretos del mapeado. Ahora bien, con el pájaro nos sentiremos verdaderamente libres (y perdidos) por las posibilidades que conlleva la capacidad de volar.

¿Su problema? Que el control aquí también hace aguas, aderezado por un movimiento brusco de la cámara que nos impedirá calcular con exactitud el movimiento de reposo en los puntos estratégicos de cada puzle. Aunque tampoco nos engañemos, que aquí no habrá que darle mucho al coco ya que no son verdaderamente puzles per se al recurrir todos al canto del ave para llamar a sus aliados y que el peso y movimiento de estos provoque distintas reacciones.

Irónicamente, su transformación en niño da mucho más juego, principalmente de cara al tramo final, al cuál no tardaremos mucho en llegar (no sin paciencia, porque los fallos son numerosos y los puntos de control están francamente mal calculados, provocando mucho tedio en el proceso), al aportar otro tipo de variantes de cara a los rompecabezas o con el simple afán de seguir avanzando.

Vane va y viene, pero en ningún momento cautiva

Más allá de una estética tremendamente atractiva por esa plasticidad minimalista de todo su entorno, no hay ningún momento en el que destaque esta producción demasiado ambiciosa por parte de Friend & Foe. Es más, en muchas ocasiones esa magia visual se hace añicos por texturas que vienen y van, llegando a ver el vacío absoluto a poco que movamos la cámara hacia abajo, viendo cosas raras.

Es un producto ante el que claramente le falta mucho tiempo de cocción para pulir sus imperfecciones, pero ante el que no da la sensación de que fuese a mejorar ostensiblemente, quedando muy por debajo de otras producciones igualmente humildes, pero más redondas a nivel jugable y sobre todo narrativo: desde la citaba obra de thatgamecompany hasta las de PLAYDEAD.

Acierta, al igual que en ese tipo de aventuras, en la forma sutil que tiene de decirnos por dónde ir, para que tengamos que explorar y curiosear más su universo. De hecho, se reserva algunos trofeos en PS4 para retos que no incluye de por sí la aventura principal, pero sin ser un Platino difícil de obtener.

Por mucho que entre por la vista o tenga algún destello positivo, nada de esto es reclamo suficiente sabiendo que está roto en otros aspectos, echando por tierra todo el conjunto. Como si el niño-pájaro no tuviese el poder de volar...

La opinión de VidaExtra

Salvo que se encuentre a muy buena oferta y con sus múltiples fallos corregidos, no podemos recomendar un título como Vane por mucho que nos vayan este tipo de producciones. Una pena, porque apuntaba muy alto el debut de Friend & Foe.

A favor

  • La estética de su universo es una maravilla
  • Las nuevas mecánicas del tramo final

En contra

  • Las múltiples imperfecciones en su control
  • La cámara tampoco ayuda nada
  • Su precio es excesivo viendo el resultado

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