A 'Valiant Hearts: The Great War' le perdí la pista hasta el pasado E3, no por dejadez sino consciente de que podía ser uno de esos títulos sobre los que valía la pena leer lo justo y ver aún menos. No sé hasta qué punto habrán chafado algunas de sus sorpresas con su promoción, pero me alegro de haber tomado esa decisión.
De eso y de haber corrido raudo y veloz cuando llegó la oportunidad de probar la versión final del juego, y es que el día que me ha llevado superarlo ha valido realmente la pena y ahora lo único que puedo hacer es recomendaros encarecidamente que le deis una oportunidad cuando podáis.
Valiant Hearts: la otra cara de la guerra
Estamos acostumbrados a vivir los conflictos bélicos desde el prisma del soldado entusiasta, el que se deja la vida por su país y es capaz de todo y más por acabar con medio ejercito enemigo en su camino.
Ocurría no sólo entre los tanques con patas y helicópteros teledirigidos de los últimos 'Call of Duty', también en los viajes hacia los distintos frentes de la Segunda Guerra Mundial con juegos como 'Medal of Honor' o nuestro célebre 'Commandos'.
Que estamos ante algo distinto lo sabréis si habéis visto alguno de los tráilers de 'Valiant Hearts' o lo imaginaréis por el camino que está tomando el texto, y es que esta emotiva Gran Guerra no entiende de patriotismos o acción frenética. Aquí hemos venido a otra cosa, a disfrutar una de esas historias que se pueden contar con los dedos de una mano por culpa de la cobardía generada por el miedo a las ventas.
Lo hace a escasos días de cumplirse 100 años del estallido de la Primera Guerra Mundial, no sólo con la intención de entretener a las masas con una bonita historia, sino también de aleccionarla sobre un pasado demasiado lejano que conviene mostrar o recordar a las nuevas generaciones.
Una pequeña lección de historia que viene a demostrar una vez más que no necesariamente la letra con sangre entra, que hay otras formas de enseñar y que el sambenito de los "matamarcianos" continúa impidiendo que ese potencial explote como se merece. Algún día lo hará, tal vez sea nuestra generación la que lo consiga, y 'Valiant Hearts: The Great War' es un buen ejemplo para seguir apoyando esa causa.
Historia vs Jugabilidad
Con juegos como 'Valiant Hearts: The Great War' acostumbras a tener la sensación de que siempre hay un objetivo que pesa más que el resto. En este caso ese pilar fundamental podría ser la narración de su historia frente a jugabilidad o diseño, pero aunque no me atrevo a decir que nada chirría en ambos ámbitos, sí considero que el nivel general es más que notable.
Viajando entre aguas que van desde 'The Lost Vikings' o la habilidad requerida en las fases especiales de un plataformas de la vieja escuela, hasta el género de sigilo o la exploración y puzles de una aventura gráfica, los personajes de esta obra de Ubisoft nos mantienen ocupados mientras las pocas alegrías y las muchas desgracias de una guerra se pasean ante nuestros tristemente acostumbrados ojos.
Sí es inevitable que choque pasar de momentos casi cómicos a otros terriblemente dolorosos, y en ocasiones llegué a pensar que la suerte de sus personajes estaba tan cogida con pinzas que la experiencia acabaría cayendo de una forma u otra mientras yo soltaba el mando con resignación.
Sin embargo 'Valiant Hearts: The Great War' sabe mover la historia, ya sea escapando de una prisión valiéndonos del trueque y nuestro ingenio o recorriendo trincheras con bombas cayendo a nuestro alrededor y balas masacrando el número de compañeros que van tras nosotros, y el final resulta ser un 'The Last of Us' que me parece para enmarcar, consiguiendo que por la cabeza se te pasen múltiples opciones para ese cierre pero no encuentres ninguna con un mensaje tan potente como ese.
Entran un alemán, un francés y un perro y...
Aunque sus caminos se cruzan a menudo los personajes de 'Valiant Hearts: The Great War' saben demostrar mejor sus bondades por separado. Está el mastodonte de fuerza bruta, el obrero capaz de abrir caminos con su pala, la doctora en busca de heridos que necesiten sus cuidados, el fiel compañero de cuatro patas que distraerá enemigos y alcanzará objetos inaccesibles...
En casi cualquier momento podrías estar al mando de uno de los personajes sin que sus habilidades importen demasiado para avanzar, pero es entre esos saltos cuando el juego demuestra que puede mantenerte entretenido haciendo algo más que ir de aquí para allá recogiendo objetos.
No será mediante la acción más directa o la eliminación de enemigos arma en mano, algo prácticamente inexistente en el juego, pero sí escapando en coche al ritmo de música clásica, curando soldados con un minijuego al estilo QTE o resolviendo puzles lo suficientemente simples para que la inclusión de pistas sea más en honor a los mancos que una ayuda realmente necesaria.
Lo cierto es que imágenes como la que tenéis a continuación lo dicen prácticamente todo, y hablar más de la cuenta sobre todo esto puede ser más contraproducente para vuestra experiencia que una ayuda a la hora de marcar vuestra futura decisión. Creo que os valdrá con saber que lo que hace, lo hace formidablemente bien.
Ojalá hubiese más Valiant Hearts
Sigo manteniendo mi fascinación habitual por el potencial del motor UbiArt Framework y a día de hoy la compañía gala sigue demostrando que no sólo Nintendo es capaz de hacer juegos 2D bellísimos si los que están al cargo se lo proponen. Sería una lástima que 'Valiant Hearts: The Great War' no fuese un éxito porque se merece una recompensa a su valentía y al gran trabajo que hay detrás del estudio de Montpellier.
Puede que su carácter le juegue peor pasada aunque sea su corta duración (de algo más de una tarde y otra para recopilar los coleccionables que hemos dejado atrás) su eslabón más débil, pero ni siquiera por ello voy a molestarme. Ya hemos dicho por aquí en más de una ocasión que lo de alargar innecesariamente un juego no va con nosotros.
Ya sabemos a lo que vamos, y aunque sabe a poco es inevitable no acudir a este pequeño banquete con una sonrisa de oreja a oreja. Puede que 'Valiant Hearts: The Great War' no sea el juego que esperes con más ganas, pero recuerda dedicarle una tarde cuando tengas la oportunidad.
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A favor
- Sus bellísimos diseños
- El emotivo periplo de sus personajes
- Es una divertida lección de historia
En contra
- No entraña casi ninguna dificultad
- Algunos momentos no demasiado inspirados
- Que su duración sea escasa
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