The Crew 2 es el clásico ejemplo de más y mejor, pero es muy probable que la competencia se lo ponga difícil

The Crew 2 es el clásico ejemplo de más y mejor, pero es muy probable que la competencia se lo ponga difícil

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The Crew 2 es el clásico ejemplo de más y mejor, pero es muy probable que la competencia se lo ponga difícil

Hay que echarle algo más que valor para querer enfrentarte cara a cara a ‘Forza Horizon 4’. Aún sin confirmarse de forma oficial pero con todos los números para aparecer en el siguiente E3, el juego de coches de Microsoft tiene en ‘The Crew 2’ su principal y único rival. Un juego que, con el estilo arcade y el mundo abierto por bandera, cree tener lo suficiente para ponerle freno a la hegemonía del spin off de ‘Forza Motorsport’.

No le faltarán opciones, y es que tal y como hemos podido comprobar en su beta cerrada, ‘The Crew 2’ suma kilómetros de recorrido a los vehículos de cuatro ruedas, pero también añade nuevas pruebas para los que también disfruten de los barcos y aviones. Una combinación que, como mínimo, añade algo más de variedad a la mezcla.

De The Crew a The Crew 2

Me encuentro entre los que disfrutaron enormemente del primer ‘The Crew’ pese a sus fallos, un sistema online que funcionaba bastante a pedales, un sistema de progresión emperrado en hacer que tus coches cada vez fuesen peores en vez de en aumentar la curva de dificultad, y la siempre criticable física que quiere ser simulación y arcade a la vez sin acercarse un ápice a ninguna de las dos.

Con alrededor de dos horas de contenido es difícil echar las campanas al vuelo, pero al menos se aprecia algo de mejoría en todos esos ámbitos. Del online poco se puede decir, es algo que variaría enormemente sumando más jugadores y hasta el lanzamiento definitivo no admite demasiadas valoraciones.

Las otras dos flaquezas del primer ‘The Crew’, en cambio, sí parecen tener la intención de redimir sus pecados. A base de looteo, soltando cajas de suministros de distintos colores al terminar la prueba, podremos ir mejorando las distintas partes de nuestro vehículo sin ver cómo el mismo deja de controlarse bien por obra y gracia del espíritu santo. Lo que funciona bien seguirá haciéndolo y, como mucho, tendrá la oportunidad de ir a mejor.

En una clara alusión al looteo de juegos como ‘Destiny’, al ver caer una caja lila debería despertarse cierta emoción que el juego no me ha sabido transmitir y, especialmente en el caso de los coches, no me parece tan divertido lo de tener que dar la vuelta para ir a buscar cuatro cajas de colorines tiradas por el suelo.

The Crew 2: muchos números para no defraudar

Sobre el control y la jugabilidad, pocas pegas. Sigo prefiriendo (de lejos) la sensación que ofrece la saga de Playground Games, pero se nota la mejoría respecto a la primera entrega. Los coches no son barcos y es fácil acabar cogiéndole el punto al combo de acelerador y freno de mano, hasta ahí bien, pero el diseño de los circuitos no admite tantos aplausos. Perfectos cuando la libertad del campo a través te deja decidir cómo encarar el viaje entre un punto de control y otro, pero un auténtico dolor de cabeza cuando es entre edificios y la señalización no está especialmente inspirada.

Sobre ese cambio principal de la franquicia, la que ahora también nos quiere ver competir por mar y aire, creo que es pronto para sacar conclusiones. ¿Es un pasatiempo para cuando quiera desconectar del coche? ¿Voy a dedicarle las mismas horas? ¿Estarán igual de bien nutridos a nivel de competiciones y variedad de escenarios?

Eso último es probablemente lo que más dudas me despierta. Con el coche es fácil tener la sensación de que constantemente estás cambiando de zona y estilo por lo que los distintos vehículos y escenarios ofrecen incluso dentro de una misma ciudad. Pero claro, ni pasar entre edificios en modo cuchilla va a ser igual de divertido, cien veces ni hay cien ríos distintos a los que agarrarse.

Al final el gran protagonista, incluso más que cualquier vehículo, es el escenario, ese inmenso país norteamericano que podemos recorrer de punta a punta como un pasatiempo más. Se agradece que, además de ser más grande y estar más vivo, Estados Unidos sea ahora un parque de juegos con más opciones y desafíos que nunca.

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