El padre de la saga Silent Hill ha virado hacia una bizarrada épica con Bokeh Game Studio
Desde que Keiichiro Toyama anunció la creación de Bokeh Game Studio, las miradas se han dirigido rápidamente a las cocinas del estudio. El padre de la saga Silent Hill posee un estatus inmortal en la industria que le confiere el poder de atraer la atención hacia sus proyectos, sobre todo si son tan peculiares como Slitterhead.
A lo largo de mis seis horas de partida por las saturadas calles de Kowlong, he tomado la forma de Hyoki, un espíritu que posee la capacidad de poseer a todo aquello que se mueve. Y la primera demostración del videojuego pasa por convertirse en un perro, lo cual deja el listón de la demencia muy alto y no piensa bajarse de ahí en ningún momento.
Hyoki no recuerda absolutamente nada de su pasado, así que tocará recorrer las callejuelas, tejados y diferentes rincones de un escenario que vive a la luz de la noche y de los neones de sus decadentes establecimientos. Evidentemente, no se trata de la única criatura de origen sobrenatural, sino que los cefalófagos se alzan como la principal amenaza a erradicar. Sin embargo, su localización se complica enormemente.
Sin comerlo ni beberlo, Hyoki se ve envuelto en la misión de terminar con la existencia de dichos seres y para ello tocará utilizar las virtudes del plano físico poseyendo a cualquier persona. Cada habitante es perfectamente controlable para que pueda batirse en batallas de acción directa donde la sangre cumple un papel principal en la toma de decisiones. No solo representa el indicador de vitalidad de cada NPC, sino que dependiendo de la cantidad que tengamos podremos realizar ataques especiales.
Cada humano es capaz de invocar un arma de sangre, como una suerte de garrote que puede empuñar para asestar golpes a monstruosidades sacadas del mismísimo infierno. Los cefalófagos toman formas realmente extrañas, pasando porque sus cabezas tengan tentáculos que surgen de una bolsa infecta de carne o directamente se transforman en pulpos gigantes de pesadilla a los que lo único que quieres es tirarles una bomba. Entre semejantes abominaciones tocará pelear, esquivar, bloquear y saltar de posesión en posesión para mantenerse con vida.
Toda la zona de lucha rápidamente se llena de charcos de sangre que pueden ser muy beneficiosos, ya que con un botón pasamos a absorberla y recuperar vida con la que seguir dando caña. Y entre el arsenal de locura que se cierne con cada encuentro, llega el turno de recurrir a las singularidades. Si bien Hyoki puede poseer a cualquiera, existen personajes muy concretos que esconden una afinidad muy especial con el fantasma. De esta forma, es posible despertar una serie de poderes devastadores que podemos usar a nuestro favor.
¿Quieres un escopetazo de sangre? Solo necesitas cargarlo ¿Prefieres invocar uñas exageradamente largas para acuchillar como Lobezno? Eso está hecho. La ristra de habilidades que el equipo de Bokeh Game Studio ha puesto encima de la mesa es más que interesante y es necesario recurrir a cada una de ellas para sobrevivir. Aún en dificultad Normal, los combates llegan a ser muy intensos, lo cual se acrecienta con la penalización de que si tres huéspedes mueren, lo haremos de forma permanente.
Mientras que los combates son realmente entretenidos, Slitterhead se empeña en centrar sus esfuerzos en dinámicas del gato y el ratón bastante sosas. Tocará en muchas ocasiones perseguir a los cefalófagos por todo Kowlong, agacharse para superar secciones de sigilo con una dificultad ridícula o investigar entre los transeúntes para conseguir información. Bien es cierto que Toyama apuesta por las mecánicas de posesión para conseguir avanzar más rápido o tomar el control de ciertos personajes con privilegios en lugares restringidos, pero dichas secuencias frenan muchísimo el ritmo.
Además, a todo ello hay que sumar el factor de que la trama se expone de una forma muy inusual, rozando el estilo de la visual novel. Más allá de las contadísimas cinemáticas de las que dispone Slitterhead, no existen los diálogos con sonido, por lo que toca leer muchísimo texto, incluso durante los encuentros con jefes. Es posible, y necesario, entablar charlas con las singularidades y así conocer los entresijos de sus personalidades y vidas.
Sin embargo, dichas secuencias se reducen a planos fijos de sus rostros intercalados con poses predeterminadas sobre un fondo que representa el lugar al que están asociados. Una vez más, todo ello sin que se emita un solo sonido desde sus bocas, pues no hay interpretación alguna. Es por ello que la banda sonora de Akira Yamaoka cobra muchísima más importancia, pues con los acordes debe llevar las riendas de las emociones que no se transmiten por otros medios. Al menos, su labor está más que justificada y está a la altura, con notas que recuerdan a los viejos tiempos de cierto pueblo fantasmal.
Con todo, el presupuesto de Slitterhead se antoja realmente escaso, pues la puesta en escena en muchas ocasiones nos retrotrae a demasiados años hacia el pasado. Los modelos de los ciudadanos son desproporcionados, parecen ser muñecos con una escasa expresividad y el nivel visual no es precisamente brillante. A nivel técnico no existen quejas, ya que el apartado de la iluminación es muy notable con tantas luces que brillan entre la oscuridad, así como una carga gráfica importante con muchos elementos o personajes en pantalla que no se saldan con caídas de fotogramas.
Todavía me quedan unas cuantas horas por delante para descubrir el resto del camino de lo que ha estado gestando Bokeh Game Studio en estos años, pero desde luego que mis esperanzas de que remonte se van apagando poco a poco.
Fecha de lanzamiento de Slitterhead
Slitterhead aterrizará en PS5, PS4, Xbox Series y PC el próximo 8 de noviembre de 2024.
En VidaExtra | El ansiado retorno de Silent Hill: por qué queremos una nueva entrega de la saga
En VidaExtra | El origen de Silent Hill: un pueblo real abandonado en el que las autoridades desaconsejan entrar
Ver todos los comentarios en https://www.vidaextra.com
VER 0 Comentario