‘Rocksmith’ lleva un tiempo a la venta en Estados Unidos, concretamente desde el 18 de octubre de 2011, pero a España no llegó hasta el pasado 28 de septiembre. La espera, por tanto, se nos había hecho un tanto larga a muchos. Ahora que lo tengo en mis manos y he podido jugarlo durante horas, he de decir que no ha llegado a cumplir mis expectativas, pese a que como primer juego en usar instrumentos reales supone todo un logro.
’Rocksmith’, una buena idea que se queda a medio camino
El principal problema de ‘Rocksmith’ es que el resultado final no llega a abarcar la tremenda magnitud de la idea. Ahora lo iremos viendo todo con detalle, no os preocupéis, pero si bien hay que elogiar a Ubisoft por haber creado la tecnología necesaria para poder usar una guitarra eléctrica (o un bajo) de verdad en un videojuego, el producto no acaba de cuajar ni en el plano educativo ni en el de juego musical tipo ‘Guitar Hero’ o ‘Rock Band’. Y es una verdadera pena, porque esto tiene un potencial enorme.
Hay que partir de la base de que el juego está desarrollado con los jugadores que no tienen ningún conocimiento musical previo en mente, lo cual genera una serie de problemas que, aun teniendo una solución sencilla, no han sido debidamente solventados. Es cierto que aquellos que se enfrenten por primera vez a una guitarra real van a aprender alguna técnica que otra, pero en ningún caso se ha querido profundizar en el nivel más educativo. Hay ideas sueltas y cosas básicas que está bien conocer, pero no hay trazado un itinerario que permita aprender de verdad. Todo está a medias y creo que se podría haber hecho algo más para mejorar este aspecto. Digamos que puede servir como complemento, como forma más o menos entretenida de poner en práctica los conocimientos musicales que vayamos adquiriendo.
A nivel jugable, dejando por el momento de lado el tema educativo, tampoco acaba de cuajar. Entre otras cosas ‘Rocksmith’ no permite seleccionar el nivel de dificultad de los temas, por lo que alguien que ya tiene cierta experiencia con la guitarra ha de pasar necesariamente por todos los procesos más básicos. Personalmente me he aburrido muchísimo hasta llegar a un nivel a partir del cual las cosas ya se ponen un poco más complicadas e interesantes, pero ojo, incluso llegados a este punto, el sistema de detección automática de habilidad es capaz de arruinarnos la partida. Os lo explicaré todo con más detalle a continuación dada la novedad que supone la introducción de un instrumento real en un videojuego y las dudas que puedan surgir a los jugadores de un nivel musical u otro.
Para los recién llegados
Empecemos por lo más básico: ¿puedo usar cualquier instrumento? La respuesta es sí: guitarra eléctrica, bajo eléctrico, guitarra electroacústica y también una acústica siempre que le pongamos su pastilla correspondiente. Es decir: si podemos conectarle un jack, sirve. Yo estoy jugando con una guitarra Squier de gama baja y muy barata, de esas que se desafinan con cierta facilidad, y os aseguro que no me ha dado ningún problema. No tenéis por qué gastaros muchos dinero en una guitarra para empezar. Si os gusta el tema ya tendréis tiempo de haceros con una mejor.
Para conectarla a la consola tenéis que usar el Real Tone Cable que viene incluido con el juego. De hecho en el pack viene este conector y un cable, con lo cual solamente tenéis que conectar un extremo del mismo a la guitarra, el otro al conector y éste a uno de los puertos USB de la consola. Listo, ya podéis jugar con vuestra guitarra.
Las opciones básicas pasan por iniciar nuestra trayectoria como músicos, lo cual nos llevará a tocar en diversos escenarios que iremos desbloqueando, tocar canciones sueltas o bien practicar determinadas técnicas (poco a poco irán añadiéndose más). ‘Rocksmith’ también incluye un modo Amplificador, que no es más que la posibilidad de convertir nuestra consola en un ampli con el que tocar lo que nos dé la gana. Podremos elegir distintas guitarras y efectos que iremos desbloqueando a medida que avancemos en nuestra trayectoria. La verdad es que tiene lo suyo eso de disponer de un amplificador con efectos gracias a la consola y al televisor.
‘Rocksmith’ cuenta con una tecnología capaz de ajustar la dificultad de un tema de forma dinámica en función de nuestro nivel. Si fallamos varias notas seguidas en un mismo tema, el sistema se reajustará y nos lanzará menos notas para que no nos liemos y podamos ir avanzando poco a poco. Por el contrario, si el juego detecta que tocamos correctamente las notas de forma continua irá añadiendo más y más, consiguiendo que lo que suena y lo que tenemos que tocar sea cada vez más parecido, más real. Esto está muy bien para los recién llegados, pero es un sistema que penaliza de forma injusta a los que ya tenemos cierto nivel.
Para los que tocamos la guitarra desde hace un tiempo
Aquí es donde ‘Rocksmith’ deja ver de forma muy clara y temprana sus carencias. Si yo ya tengo ciertos conocimientos a la guitarra, lo que quiero es poder seleccionar un nivel de dificultad que se ajuste al mío. No quiero pasar obligatoriamente por todo el proceso de aprendizaje y subida de nivel, sobre todo porque eso lleva unas cuantas horas. Horas que no puedo saltar y que se hacen pesadas y aburridas.
Como esto no es un vídeo en directo, puedo hacer que corra el tiempo y situarnos a todos en un punto del juego en el que los temas me obligan a tocar la guitarra de la forma más realista posible. Una vez aquí, ¿qué pasa cuando fallo un acorde o un par de notas seguidas? Que el sistema de ajuste automático de dificultad la baja de golpe y me rompe por completo el ritmo que llevaba. Lo ideal sería poder reengancharme al tema inmediatamente y seguir como si nada, al fin y al cabo en un concierto de verdad nadie te espera (si fallas te aguantas, disimulas y sigues a tope), pero no, la dificultad disminuye y con ella el número de notas a tocar.
’Rocksmith’ tampoco acaba de funcionar como juego de ritmos
Más arriba os decía que, a medida que avanzamos en nuestra trayectoria, vamos desbloqueando nuevos escenarios. El problema es que, a efectos prácticos, todos parecen iguales. Son sitios oscuros con un público digitalizado que no aporta nada. De hecho ni siquiera sus movimientos están medianamente sincronizados con la música y los veremos saltar y bailar incluso antes de que den comienzo los temas, lo cual no contribuye en absoluto al realismo que pretende ofrecer su digitalización. Lo más cercano a la realidad en estos casos es que tendremos que afinar la guitarra antes de cada tema (el juego cuenta con su propio afinador e incluso hay canciones en las que la afinación no es la estándar y tendremos que cambiarla).
La representación de las cuerdas y las notas (por colores) que hay que tocar es muy pobre a nivel visual, y la zona de paso, aquella que indica el momento en el que tenemos que tocar las notas, es confusa. Si uno se conoce el tema con antelación puede intuir con facilidad cuándo ha de tocar las cuerdas, pero si no fallará más de una y dos veces en un punto que, en realidad, no tiene dificultad alguna. El sistema no está bien optimizado, no es cómodo.
Y una cosa muy importante: existe un retraso considerable desde que tocamos algo en la guitarra hasta que lo escuchamos y no hay forma de ajustarlo a través de las opciones del juego. En títulos como ‘Rock Band’ o ‘Guitar Hero’ se puede ajustar esta latencia para que la sensación sea satisfactoria, pero en ‘Rocksmith’ no se puede. Y es muy molesto, tanto a la hora de tocar los temas como a la hora de usar la consola como amplificador. ¿La solución? Que el audio no salga por la tele, sino por un equipo de música, por ejemplo. No se llega a reducir del todo la latencia, pero algo de mejoría sí se nota. En cualquier caso este es un fallo crítico en un juego de estas características (en el multijugador no os quiero ni contar el jaleo que se arma. Tampoco es un modo que merezca la pena destacar).
Reconozco que me lo paso en grande tocando ‘Vasoline’ de Stone Temple Pilots a todo volumen, por ejemplo, pero los momentos de verdadero disfrute se dan con muy poca frecuencia si los comparamos con la poca chicha que ‘Rocksmith’ ofrece a todos los niveles.
Ahora bien, tengo claro que ‘Rocksmith’ es sólo el principio y que tiene muchísimo potencial de cara a futuros títulos. Con él Ubisoft ha logrado llevar a consolas y ordenadores la experiencia de tocar un instrumento real, abandonando de una vez por toda las imitaciones de plástico, pero no se trata ni de lejos del juego definitivo, sino de un primer paso, de la promesa de que en un futuro cercano podremos contar con juegos controlados con instrumentos reales capaces de ofrecer una buena jugabilidad y todas las cosas que han hecho grandes a sagas como ‘Rock Band’ o ‘Guitar Hero’.
Rocksmith | Xbox 360
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Plataformas: PC, PS3, Xbox 360 (versión analizada)
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Desarrollador: Ubisoft San Francisco
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Distribuidor: Ubisoft
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Lanzamiento: ya disponible (28 septiembre 2012)
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Precio: 89,95 euros
<p>‘Rocksmith’ es el videojuego musical con el que Ubisoft hace que nos olvidemos de los instrumentos de plástico en favor de los reales.</p>
Vídeo | YouTube
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