FPS hay muchos y en lo que va de año ya hemos tenido la ocasión de jugar a más de uno y eso que todavía quedan unos cuantos por salir a la venta en las tiendas. Uno de los que nos dejó con mayor sabor de boca a principios de este 2019 fue RAGE 2, la esperada secuela del juego de Bethesda y que en esta ocasión su desarrollo ha corrido a cargo de id Software y Avalanche Studios.
Ahora que ya hemos tenido la versión final en nuestras manos hemos podido comprobar si este frenético juego de acción, cuyo argumento nos volverá a transportar al mismo mundo postapocalíptico que su predecesor, cumple con la enorme expectación que ha generado durante todos estos meses con cada tráiler que se ha llegado a ver.
Dicho esto, os invitamos a que nos acompañéis con el análisis que hemos preparado de RAGE 2 y que sobre todo llevéis un buen cargamento de balas y algo para limpiaros la sangre de la ropa, porque os va a hacer falta.
Un mundo en el que la anarquía se ha apoderado por completo de él
En un juego como este en el que nos adentraremos, la humanidad no tiene absolutamente nada que ver con lo que conocemos hoy en día. Nada más empezar nos cuentan que un asteroide ha golpeado la Tierra y ha arrasado prácticamente con todo, lo que provocó la aparición de unos fieros mutantes y con el tiempo los pocos supervivientes comenzaron a levantar asentamientos, ciudades y se dedicaron a formar facciones.
En nuestro caso somos Walker, el último Ranger que queda en pie y que tiene como principal objetivo acabar por completo con todos los planes de La Autoridad, los villanos del juego y una de las fuerzas militares más peligrosas que planea hacerse con el control de todo. Eso no quiere decir que vayan a ser los únicos enemigos que nos encontremos, porque desde luego en RAGE 2 la amistad no es algo que esté muy presente y sobre todo hay que ganársela luchando.
La anarquía reina en todas partes y eso es algo que no tardaremos en darnos cuenta en cuanto nos subamos a nuestro vehículo y nos pongamos a viajar de un lado para otro. Más que nada porque habrá tantas facciones rivales por todas partes que prácticamente cualquiera con el que nos crucemos será un enemigo, pero lo curioso es que también lo serán entre ellos, porque no faltarán los momentos en los que veamos combatiendo a unos con otros.
El mapa de RAGE 2 no es un lugar por el que nos podamos desplazar con la calma, ya que a estos enfrentamientos que veremos de vez en cuando se unirán también barricadas que tratarán de frenar nuestro paso y deberemos de levantar o vehículos conduciendo a toda pastilla que se dedican a bombardear y disparar a todo lo que pillen.
Naturalmente, como ya hemos mencionado previamente, aquí el caos está a la orden del día. No existe ninguna ley que nos impida comportarnos como nos dé la gana. Por lo tanto, si a cualquiera que veamos que nos dispara queremos hacerle volar en mil pedazos, se podrá hacer sin ningún tipo de contemplaciones y sin temor a que pueda haber alguna represalia por ello, excepto que haya más enemigos cerca que se quieran sumar a la fiesta, claro está. Pero la cosa es que tenemos vía totalmente libre para dedicarnos a hacer la mayor cantidad de burradas que se nos ocurran.
En el único lugar en el que no tendremos esa opción es en las ciudades, los únicos lugares en los que realmente nos sentiremos a salvo y desde nos encomendarán misiones secundarias y otros objetivos de la historia principal, además de acceder a tiendas desde las que se podrán comprar artículos para fabricar objetos o mejoras para nuestro personaje, por ejemplo.
Será en estos mismos puntos donde nos llegaremos a encontrar con tres figuras de vital importancia y que juntos planean formar La Daga, un plan maestro con el que La Autoridad desaparecerá para siempre. Os engañaríamos si os dijésemos que la historia es importante en algún momento, porque la verdad es que tras tantas horas jugadas al final acaba siendo una mera excusa para tener algún motivo de fondo para que vayamos por todos lados dedicándonos a hacer auténticas burradas.
Dando vía libre a una destrucción en momentos un tanto repetitiva
Durante los primeros compases de RAGE 2 tendremos muy pocos objetivos para cumplir. No obstante, no tardarán en surgir decenas de misiones secundarias por todas partes. Y es que, si bien las tareas principales siempre estarán remarcadas por el mapa, el resto las deberemos encontrar nosotros mismos.
Dependiendo de las misiones que completemos iremos elevando nuestra reputación con alguna de las tres facciones que también desean poner fin a La Autoridad. Esto nos servirá para ir obteniendo materiales que servirán para canjearlos por mejoras que nos proporcionarán, así que ahí ya dependerá de cada uno en cuál se quiere enfocar más, aunque a la larga se acaban subiendo todas más o menos por igual con tal de cumplir estas tareas secundarias.
Más allá de la excusa por aumentar nuestra reputación, en todos los lugares con tareas secundarias nos aguardarán cajones con dinero o nanotritos, el material que emplearemos para mejorar nuestras habilidades especiales y nuestras armas de fuego. Esto supone que todos los puntos que veamos resaltados por el mapa acabarán pasando a ser una visita obligatoria con tal de convertir más aún a nuestro protagonista en una máquina de matar.
Sin embargo, no tardaremos en darnos cuenta de que la variedad de las misiones a cumplir brilla por su ausencia. La inmensa mayoría consistirán en librar la zona de las facciones enemigas que las han asaltado o destruir a algún grupo de mutantes que ha invadido el lugar en cuestión. De vez en cuanto también nos encontraremos con torretas en forma de guardianes que deberemos destruir o torres de control custodiadas por enemigos que habrá que sobrecargar.
Básicamente los objetivos que nos dedicaremos a cumplir la mayor parte del tiempo serán estos cuatro y poco más. De ahí que en todos estos lugares existan materiales que nos resultarán de gran utilidad, porque si no los pasaríamos por alto perfectamente. La verdad es que es una lástima porque el mundo abierto de RAGE 2 no es pequeño en absoluto, pero podría haber dado bastante más juego, porque encima los caminos están muy vacíos y esos enfrentamientos entre facciones que comentábamos antes resulta fácil obviarlos o directamente arrasar con ellos con las ruedas de nuestro vehículo, que sin duda es lo más satisfactorio.
Es más, el vehículo con el que empezaremos, y que será uno de los que más conduciremos, lo podremos reparar siempre que queramos sin ningún coste, por muy dañado que quede, así que no nos importará que le quiten vida o lo destruyan mientras vamos a lo loco con él, porque en unos segundos lo dejaremos como nuevo. Tampoco es que sea un punto negativo, porque habrá diferentes tipos de vehículos que seremos capaces de pilotar, pero teniendo este que es "indestructible", ¿para qué decantarnos por los demás? Aunque también es cierto que hay algunos que llevan unas armas equipadas que ojito con ellas.
Por otro lado, si nos cansamos de tanta misión también tendremos a nuestra disposición dos especies de minijuegos. Uno de ellos nos recuerda al clásico Super Smash TV porque será un mortífero programa de televisión en el que habrá que arrasar con oleadas de sanguinarios enemigos mientras vamos pasando por distintas habitaciones y así conseguir premios a cambio, mientras que el segundo nos meterá de lleno en carreras a toda velocidad en las que todo vale con tal de llegar a la meta antes que los demás.
Sobre los vehículos hay que decir que, en comparación con el avance que jugamos hace varios meses, por lo menos se ha mejorado algo más su control, lo que no quiere decir que sea perfecto. Avalanche Studios nos dejó con un mundo abierto fascinante en Just Cause 4 y con decenas de coches, motos, camiones, etc., que siempre te apetecía coger cualquiera de ellos, pero el resultado final de este caso no tiene absolutamente nada ver.
Volatilizando a los enemigos sin miramientos
Por lo último comentado podría parecer que RAGE 2 sea un mal juego, pero en absoluto es así, porque la jugabilidad a pie es de lejos su punto más fuerte y es lo que logra convertirlo en un título de lo más entretenido y divertido, porque las masacres que podremos llevar a cabo son una verdadera pasada.
A base de visitar unas arcas que habrá esparcidas por todo el mundo iremos obteniendo nuevas habilidades, poderes especiales y armas de fuego con las que nuestros enemigos deberían de pensárselo dos veces antes de plantarnos cara. Al principio seremos un soldado normal y corriente, pero cuanto lleguemos a estar equipados al máximo... ya puede temblar La Autoridad con lo que se le vendrá encima.
Lo mejor de todo es que el juego da pie a que experimentemos con todo lo que somos capaces de hacer. Tanto los poderes que obtendremos gracias a los nanotritos como las armas que utilizaremos para disparar a todo quisqui, casan de maravilla unas con otras. De este modo podremos utilizar un vórtice que mande a los enemigos por los aires y en ese momento abrir fuego contra ellos o golpearles cuerpo a cuerpo y acto seguido mandarles bien lejos de un impulso cuando estén indefensos.
Esto no son más que un par de ejemplos, pero la acción es tan frenética que no pararemos de hacer picadillo a nuestros enemigos de las formas más bestias que se nos ocurran. Además, el nivel de velocidad al que transcurrirá todo es inmenso y desde luego ahí se nota que id Software ha metido mano de por medio porque nos recuerda demasiado a DOOM en lo bestia que es el juego en todo momento y lo divertido que resulta hacer morder el polvo a cualquiera.
A esto hay que sumar la violencia tan exagerada que presenta, porque con las armas estallaremos las cabezas de los enemigos, podremos destrozar sus cuerpos o golpearles tan fuerte que los desmembraremos con una facilidad como si fueran hojas de papel. Sin ir más lejos, con la habilidad de Despedazar, la que nos permitirá mandar bien lejos a quien sea de un empujón, si logramos que impacte contra un muro se quedará hecho como una tortilla, del mismo modo que su cuerpo quedará destrozado si impacta con un poste.
En este sentido, otro de los grandes ejemplos que me viene a la cabeza fue cuando lancé a un enemigo en medio de tres contenedores explosivos y acto seguido los estallé. ¿El resultado? Curiosamente solo quedaron las piernas y del resto del cuerpo no hubo ni rastro. Aun así, si toda esta destrucción no os parece suficiente, a base de realizar combos aumentaremos nuestro nivel de Sobrecarga, una habilidad especial para aumentar más aún nuestras capacidades y el daño de las armas de fuego, para así llevar más lejos todavía la locura y el caos del juego.
Eso sí, aunque según vayamos avanzando nos volvamos cada vez más en un ser prácticamente imparable, no quiere decir que todo vaya a ser pan comido. Las facciones enemigas, en especial los gigantescos jefes finales, no se andarán con tonterías. La inteligencia artificial es lo bastante elevada para que no nos permita ir en plan kamikaze, porque eso nos garantizará una muerte instantánea, ya que los enemigos pueden causarnos gran daño si no tenemos cuidado. Tampoco es que debamos ir con sigilo, pero sí con cuidado y sabiendo a lo que nos exponemos en todo momento.
Si bien tendremos vía libre para explorar el mundo a nuestro antojo e ir a donde queramos, las zonas donde nos aguardan las misiones principales y secundarias tendrán un nivel de dificultad establecido que nos lo indicará en todo momento y hay que reconocer que está muy bien llevado. Por lo tanto, ahí cada uno tendrá que ver si está lo suficientemente preparado para afrontar los desafíos de ciertos lugares o más vale volver más adelante cuando nuestro protagonista sea más demoledor.
La opinión de VidaExtra
En nuestro caso hay que señalar que el análisis lo hemos realizado con la versión para PC y gráficamente el juego es alucinante. El mundo abierto de RAGE 2 está cargado de detalles y el aspecto de todos estos lugares encajan a la perfección con lo que es el mundo postapocalíptico que nos presentan. De ahí que todos los lugares y las bases de las facciones enemigas estén en ruinas y resulte una odisea encontrar alguna que esté en buen estado. Pero donde mejor luce todo es con los efectos de iluminación, con los desmembramientos y con las explosiones, que en ocasiones parecen prácticamente reales.
El hecho de que el rendimiento sea prácticamente impecable le hace ganar muchos más puntos, aunque ha habido veces que a la hora de pilotar los vehículos el juego sufría unas ligeras ralentizaciones, pero por suerte era tan solo en momentos muy puntuales. El resto del tiempo la acción iba como la seda y también hay que agradecer que tanto el sonido, la banda sonora y el doblaje son fantásticos, con temas repletos de ritmo y los personajes desde luego no podían ser más malhablados, algo perfectamente normal si nos basamos en todo lo que hemos comentado.
En resumidas cuentas, RAGE 2 nos ha encantado porque a su jugabilidad no se le puede criticar prácticamente nada a excepción de la conducción de los vehículos. Personalmente, durante las primeras horas estuve pensando en ponerle el sello de imprescindible, una opción que acabé rechazando cuando descubrí lo mal aprovechado que está su mundo abierto y la falta de variedad con los objetivos a cumplir.
¿Es divertido? Sí. ¿Resulta entretenido en todo momento masacrando a todo el mundo? Sí. ¿Podría haber aspirado a más? También. Dicho esto, RAGE 2 no es perfecto, pero sí es un FPS brillante, una propuesta muy a tener en cuenta y una compra que no os defraudará si sois de los que os encanta dar rienda suelta a la mayor destrucción que probablemente os encontraréis en un videojuego durante estos meses.
Ficha análisis RAGE 2
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