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Las tres primeras horas de Final Fantasy XVI son de lo más bestia que he visto en un videojuego: las siete cosas que me han gustado y una que no

El 2023 tengo claro que va a ser un año que va a pasar para el recuerdo. Solo llevamos cinco meses y todavía quedan muchos meses por delante en los que es posible que acabemos presenciando el lanzamiento de más juegazos, pero eso no quita que me considere muy afortunado de haber probado los que probablemente sean dos de los mejores videojuegos de los últimos años.

Por un lado está The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, el título al que sigo enganchado a los mandos después de llevar unas semanas jugándolo, pero mucho ojo con lo que se avecina, porque Final Fantasy XVI tiene todas las papeletas para convertirse en el próximo gran bombazo. Ya lo dije cuando tuve la inmensa suerte de probarlo en febrero que se notaba que era un auténtico salto de generación y ahora puedo afirmarlo una vez más.

Esto último se debe a que recientemente he tenido la oportunidad de jugar las tres primeras horas del que es uno de los RPG de acción más bestias que he llegado a ver. Independientemente del juego que luego se acabe llevando al GOTY, he de decir que qué satisfacción da poder disfrutar de esta afición que nos hace vivir momentos tan especiales y experiencias repletas de emociones, porque con este Final Fantasy no he parado de quedarme boquiabierto con lo que tenía ante mí.

Por eso mismo, os voy a contar las siete cosas que me han parecido una auténtica pasada, aunque también ha habido algo que no me ha terminado de convencer tanto.

Disclaimer: esta es una versión especial creada para que la experimenten los medios de prensa y los contenidos pueden variar en la versión final.

Una trama que tan solo tarda unos minutos en engancharte

El hecho de haber podido jugar las primeras horas de la aventura me han permitido conocer en profundidad más detalles de la trama de esta nueva entrega de la serie. En algunos momentos me daba la impresión de estar viendo un capítulo de Juego de Tronos, aparte de por la ambientación en un mundo de fantasía, por los pactos, traiciones, líos políticos y las guerras entre los distintos reinos del mundo de Valisthea.

Como de costumbre, no me gusta entrar demasiado en detalles para no hacer ningún spoiler, pero lo que sí puedo adelantar es que el prólogo nos lleva al pasado para ponernos en la piel de un joven Clive Rosfield, acompañado por su hermano Joshua y su amiga Jill Warrick, lo que nos sirve para conocer el destino que le aguarda a cada uno de ellos. Sin embargo, no todos están muy satisfechos con la misión que les ha sido encomendada.

A partir de ahí el argumento está repleto de cinemáticas una detrás de otra, al menos al principio, en la que no paran de sucederse situaciones tremendamente impactantes, con giros de guion muy inesperados. Aun así, parecía que estaba frente a una película de animación por el interés que generaba la historia y sobre todo por la calidad de estas mismas secuencias tan sublimes, que son de las mejores que he visto en un videojuego.

Unos personajes con una personalidad muy definida

Esto podría haber venido incluido perfectamente en el punto anterior, pero quería hacerle una mención aparte porque se lo merece. En Final Fantasy XV uno de los apartados que más me gustó fue precisamente la relación que mantenían los personajes, así que Square Enix ha repetido la jugada en este capítulo por las sensaciones que transmiten.

Todos y cada uno de los personajes que aparecen en estas primeras horas, tanto protagonistas como villanos, tienen una personalidad muy definida y por su comportamiento es inevitable empatizar con algunos como Clive o Joshua. El primero al estar desprovisto de un cariño por parte de sus congéneres y el segundo por desear que hubiese sido su hermano el que se hubiese convertido en el Dominante del Fénix.

De nuevo tienen lugar ciertos sucesos con los que te acabas quedando de piedra por lo que aparece en pantalla. Y si esto no fue más que el principio, no me quiero ni imaginar cómo mejorará la cosa con el paso de las horas.

Así se las gastan Clive y compañía durante los combates

Pasando a otros apartados, el sistema de combate me ha vuelto a parecer de lo mejor del juego. Como muchos habéis expresado en vuestros comentarios, precisamente lo consideráis de lo peor por el simple hecho de haber dejado de lado los combates por turnos, pero también hay que tener en cuentas que las sagas evolucionan y que los cambios no siempre tienen por qué ser a peor, como ocurre en este caso.

Sin llegar a ser un hack and slash, la acción es muy frenética y me lo he pasado en grande repartiendo tajos, lanzando hechizos y ejecutando unos combos devastadores. En todo momento al único personaje que se controla es a Clive, nada más, mientras que la inteligencia artificial es la que se encarga de manejar a todos los demás con un buen resultado, para que no parezca que son unos simples monigotes.

La jugabilidad resulta muy intuitiva y una vez libras un par de combates lo único que te entran ganas es de seguir machacando a más enemigos sin parar. Además, el propio juego te incita a estar realizando combos constantemente y cambiando entre las habilidades especiales que te otorgan los distintos poderes de los Eikons que vas desbloqueando.

Asimismo, los enfrentamientos contra los jefes finales también son brutales, porque en estos no te limitas únicamente a pegar, esquivar y demás. En medio de los encuentros también desfilarán secuencias en forma de quick time events que harán que estos enfrentamientos se vuelvan más impresionantes.

Los excepcionales combates entre los Eikons

Aunque el argumento, los personajes y el sistema de combate son excelentes, lo que más me ha encantado de todo ha sido los combates entre los Eikons. Si bien tuve la oportunidad de jugar una vez más el de la anterior toma de contacto que parecía que estaba ante un combate de lucha libre, esta vez me he topado con algo completamente distinto.

Square Enix ya anticipó que cada una de estas peleas sería completamente distinta a todas las anteriores y no ha exagerado para nada, porque en la que te toca participar en esta primera parte de la historia es algo similar a un shoot'em up. Y de nuevo he de hacer hincapié en el nivel tan elevado de espectacularidad que presentan estas batallas con las que resulta imposible apartar la vista de la pantalla.

No sé cómo serán el resto de encuentros de este tipo, pero desde luego es algo que estoy deseando descubrir, porque podéis tener garantizado que no dejarán indiferente a nadie.

Una calidad gráfica que deja sin palabras

Desde que comenzó la nueva generación de consolas podemos contar con los dedos de una mano los títulos en los que realmente se aprecia una evolución en su calidad gráfica con la que quede claro que esto no podría ser lanzado en las anteriores consolas. Sin duda, Final Fantasy XVI es uno de esos casos en los que claramente se nota que ha sido desarrollado en exclusiva para PS5.

El realismo de los escenarios hace que en algunos momentos te olvides que estás jugando a un videojuego, al igual que ocurre con las animaciones de los personajes, pero si hay algo que también se lleva la palma son los imponentes Eikons y los efectos de sus hechizos y poderes especiales. Sobre todo, hubo una parte en la que tienes que huir del escenario mientras este se va derrumbando ante ti que es una locura.

Personalmente, en un conjunto global, no he jugado a nada cuya calidad gráfica me atrape tanto como la de Final Fantasy XVI o que al menos me deje tan ojiplático. Y esto hablando únicamente de un avance, que ni siquiera se trataba de la versión final, señalando además que no importaba si juegas en el modo rendimiento o en el modo gráfico, porque en ambos casos es alucinante.

La posibilidad de jugar como quieras

Algo que me parece todo un acierto es que no todo el mundo es igual de bueno al ponerse a los mandos. Habrá quien le cueste más esquivar los impactos o los que se hagan un lío al ejecutar cualquiera de los combos de Clive, pero el juego tiene una solución perfecta para este detalle gracias a los emblemas, porque estos alterarán por completo la jugabilidad.

De este modo, al activar cualquiera de ellos se puede conseguir que Clive ataque de distintas formas con tan solo pulsar un único botón, al igual que saldrá un quick time event cada vez que alguien nos ataque y haya que esquivar los golpes, pero también se puede configurar para que Torgal, el perro/lobo de nuestro protagonista, ataque por su propia cuenta o aumentar el daño y la defensa de nuestro héroe.

Los emblemas están ahí para que cualquiera pueda usarlos si le apetece o directamente pasar de ellos para afrontar un buen reto. Así se dejan de lado los distintos niveles de dificultad y es una alternativa espléndida para que cada uno pueda jugar como más le apetezca, ya sea la aventura al completo o una parte determinada, dado que estos se pueden activar y desactivar en cualquier momento desde el menú.

La exploración en los escenarios algo más abiertos

En este Final Fantasy no existe un mundo abierto como tal por el que te puedes desplazar para ir a cualquier lado. En su lugar, la mayoría de escenarios consisten en avanzar por el único camino que existe y poco más, aunque eso no quita que también haya lugares más amplios y abiertos que te invitan a sacar tu vena exploradora.

No tengo claro cuántos de estos mapas habrá a lo largo de la aventura, pero al menos uno de ellos por el que pasé era bastante inmenso con enemigos, animales salvajes, algún que otro objeto oculto y personajes con los que podías hablar. Por otro lado, la única manera de ir de una zona a otra es desde el mapa del mundo, al tener que seleccionar cuál será tu siguiente destino.

Si bien la exploración de estos escenarios más grandes me ha gustado, me he quedado con la duda de si abundarán o cuántas veces tocará volver a ellos, por si la aventura acaba siendo muy lineal o no.

Las tan cuestionables misiones secundarias

Por último, el único punto que no me ha terminado de conquistar es el de las misiones secundarias. En cierto momento de la historia acabas llegando a un lugar que ejerce de base de operaciones, con tiendas para adquirir objetos, conseguir mejoras y hasta hay un personaje al que le puedes contar todo lo que has jugado hasta ahora, lo que permite rememorar los acontecimientos de la trama por si se te ha pasado algo y así no perderte ningún detalle.

Sin embargo, las misiones que te encomiendan son las típicas que estoy un poco agotado de ver hasta la saciedad que consisten en recolectar una serie de objetos y llevarlos del punto A al B u otros objetivos similares. Eso de tener que cumplir con determinadas peticiones para acceder a ciertas recompensas especiales puede merecer la pena si lo que te llevas a cambio es algo muy útil. Aun así, preferiría un premio peor a cambio de que la misión fuese más entretenida de llevar a cabo.

Temo que estas estén ahí simplemente para alargar más todavía la aventura, pero es algo que hasta la versión final no descubriré, aunque las pocas que me he encontrado eran de este palo y eso no me transmite muy buenas vibraciones.

  • Plataformas: PS5
  • Multijugador: No
  • Desarrollador: Square Enix
  • Compañía: Square Enix
  • Lanzamiento: 22 de junio de 2023

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