Hasta la fecha siempre he estado interesado en darle una oportunidad a la saga Yakuza porque las veces que he jugado un poco a alguna de sus entregas me han transmitido buenas sensaciones. Sin embargo, entre unas cosas y otras nunca he encontrado el momento de meterme de lleno en ella, sobre todo por el hecho de pensar que tengo que jugar a todos sus capítulos para conocer bien la historia que se divide a lo largo de unos cuantos títulos.
Ese es sin duda uno de los principales motivos por el que me daban más ganas todavía de jugar a Like a Dragon: Ishin!, porque en este caso no es necesario haber jugado previamente a cualquiera de los otros juegos que forman parte de la franquicia, lo que supone un buen punto de partida para todos los que quieran adentrarse en ella por primera vez, como ha sido mi caso.
Además, se trata de un título que jamás llegó a occidente. Únicamente salió a la venta en Japón en 2014 y ahora Ryu Ga Gotoku Studio se ha animado a traerlo de vuelta con una versión mejorada y con la intención de que llegue a todo el mundo, aprovechando la ocasión para incluir alguna que otra novedad, así que muy atentos a lo que os espera en esta aventura de acción.
Una trama protagonizada por samuráis que nos lleva al pasado de Japón
El argumento de esta nueva versión no se ha modificado ni un ápice, el cual nos lleva a la última época de los samuráis en Japón, concretamente al año 1867, donde nos pondremos en la piel de Sakamoto Ryoma. Nuestro protagonista no tardará en verse envuelto en un conflicto político para el que se requiere su participación y al que no dudará en sumarse al ser su maestro el que pedirá su ayuda.
Por desgracia, antes de llevar a cabo el plan de derrocar la dictadura militar del país, su maestro es asesinado por un misterioso samurái. Por si no fuera suficiente, se le ha acusado a Ryoma de ser el responsable de esta atrocidad, así que no le queda otra opción que huir y renunciar a su nombre para pasar inadvertido, con el alias de Saito Hajime, hasta que logre descubrir quién ha sido el verdadero culpable de todo este asunto.
A partir de ahí la trama nos deja con planes políticos, historias de venganzas y otros acontecimientos que hacen que el argumento vaya cobrando más intereses a medida que van pasando los capítulos. Además, todo está narrado de una forma que parece enteramente que estamos frente a una película de samuráis, algo que sobre todo se aprecia en las espectaculares secuencias cinemáticas de la historia principal que van desfilando de vez en cuando, aunque es una pena que no son tan frecuentes como me habría gustado.
Otra de las mayores novedades de esta remasterización es que todos y cada uno de los textos ha sido subtitulado al castellano con una traducción soberbia por las frases y expresiones de los personajes, entre los que hay algunos bastante malhablados y hasta me he encontrado con uno que habla en andaluz, pero en general este apartado me ha encantado. Las voces en japonés tampoco se quedan atrás, pero he echado en falta que la mayoría de conversaciones que no son de personajes principales no están dobladas.
Por otro lado, hay veces que nos tenemos que tragar diálogos muy largos en los que se utilizan términos que no son habituales por aquí, y al final entre tanto nombre en japonés puede ser difícil saber qué nos están contando. Para que no suponga un problema, un detalle que me ha parecido muy curioso y positivo es que se ha incluido un glosario que se puede mostrar en cualquier momento para así saber exactamente de qué están hablando los personajes.
Asimismo, otra de las características más importantes es la que fascinará a todos los seguidores de Yakuza porque la mayoría de personajes cuentan con rostros muy familiares. Por ejemplo, Sakamoto Ryoma tiene la misma cara que la de Kazuma Kiryu, pero también me he encontrado con el que podría ser el antepasado de Goro Majima y de otros tantos héroes y villanos de la saga, manteniendo sus mismas personalidades tan destacadas. Además, para la ocasión se han implementado a otros que proceden de Yakuza 0 y Yakuza: Like a Dragon.
Las locas misiones secundarias
A pesar de que la trama principal me ha gustado a nivel general, he de decir que ciertas misiones secundarias me han enganchado más todavía. Es algo que ya me encantó cuando probé un adelanto del juego el mes pasado y que ahora he podido reafirmar más todavía, porque encima hay decenas de ellas. Es más, si la aventura se alarga considerablemente es gracias a estas otras historias que en algunos momentos nos daremos de bruces con ellas sin posibilidad de saltarlas.
Aquí es donde se nota que el equipo de guionistas ha tenido barra libre para dar rienda suelta a su imaginación, porque algunas son tremendamente disparatadas. De hecho, el que resulten tan cómicas también se debe a que la historia principal es muy dramática y mantiene un toque muy serio de principio a fin, así que por eso choca más cuando de repente ves al protagonista, a quien parece que hay que pagarle para que sonría, en situaciones de lo más rocambolescas.
Por ejemplo, una de las que más me hizo partirme de risa fue una en la que un grupo de personas estaba bailando por la calle y Ryoma no podía evitar sumarse a la fiesta, aunque también me hizo mucha gracia otra en la que estaba dándome un baño y un ladrón entró a robarme la ropa, así que tuve que perseguirle por las calles casi desnudo mientras los habitantes de la ciudad me gritaban "vaya culo", mientras que el ladrón me soltó la frase "vaya huevos más gordos tienes, no literalmente hablando".
Esto no son más que un par de ejemplos, pero los personajes de todas estas historias alternativas son de lo más variopintos. Así he conocido a un niño que solo le gusta comer verdura, un hombre que tiene una crisis existencial porque no puede escribir novelas, otro que me pidió que ejerciese de detective en plan Phoenix Wright u otro al que tenía que ayudar a traducir el significado de una carta en la que se utilizaba un lenguaje un tanto peculiar.
Por lo tanto, no todo es combatir sin parar, porque a veces simplemente serán misiones que nos pedirán realizar otras tareas, aunque por supuesto hay otras que al final acaban desembocando en una pelea o en las que toca ejercer de recaderos. En resumidas cuentas, la calidad de las misiones secundarias en general es excelente y es de los pocos juegos que me han animado a no pasar por alto ninguna de ellas, aunque entre ellas también hay algunas que no alcanzan la misma calidad y se hacen un poco pesadas.
Unos minijuegos y actividades con las que las horas se pasan volando
Entre las misiones principales y secundarias el entretenimiento está garantizado constantemente, pero si hay algo que logra que las horas se pasen volando sin que te des cuenta con los minijuegos. Este apartado es uno de los más fundamentales de cualquier juego de Yakuza y en este caso no podía ser menos, porque entre ellos nos encontraremos con actividades de todo tipo y en las que tampoco puede faltar el buen sentido del humor.
Uno de los minijuegos que ha provocado que no quisiera soltar el mando de las manos era uno en el que Ryoma tenía que demostrar su don a la hora de cantar en un karaoke, teniendo que pulsar ciertos botones del mando en el momento adecuado para no convertirnos en un aguafiestas. Pero lo que hace que resulte tan divertido estos momentos son las secuencias que se verán en el fondo de la pantalla, como una en la que aparecen unas actrices reales bailando al ritmo de la música.
Y no es el único que pondrá a prueba nuestros reflejos a la hora de presionar los botones, porque también hay otro de pescar peces o cortar leña, lo que viene de maravilla para ganarse un dinerillo extra, y otro de los más jocosos es uno en el que Ryoma sacará a relucir su arte bailando. De ahí lo que decía que ver a un personaje tan extremadamente serio en este tipo de situaciones provoca que resulte más gracioso todavía.
Aun así, si me tuviese que quedar con uno en concreto sería con uno que transcurre en un burdel, en el que hay que superar una serie de pruebas para conseguir tener un momento muy "íntimo" con la chica de compañía por la que has pagado. Es tan loco este minijuego que resulta imposible no soltar una buena carcajada con él, por todo lo que va sucediendo y los diálogos que mantienen los personajes.
Más allá de todo esto, el juego también nos ofrece otras formas de pasar el rato. Una de las mejores es la llamada Otra Vida, en la que dispondremos de nuestra propia casa, con su correspondiente cobertizo para cultivar alimentos y hasta una cocina para preparar platos deliciosos. No deja de ser algo puramente opcional, pero también viene bien para relajarse y pasar el rato de una forma diferente que no tenga que ver con combatir o hacer recados.
Cuatro estilos, cuatro maneras de masacrar a los enemigos
Dejando de lado los momentos tan divertidos de Like a Dragon: Ishin!, no hay que olvidar que principalmente se trata de un juego de acción con combates un tanto sanguinarios y viscerales por los litros de sangre que se esparcirán por todas partes cuando machaquemos a nuestros enemigos. Para que os hagáis una mejor idea, en comparación con las películas de Kill Bill, estas se quedan cortas en ese sentido.
Durante los enfrentamientos dispones de cuatro estilos muy diferentes entre ellos, tanto por las armas que se utilizan como por los combos que se pueden ejecutar. Estos son el espadachín, el tirador, el bailarín salvaje y el camorrista, empleando el primero de ellos una katana, el segundo un resolver, el tercero ambas armas y el último enfocado a los golpes con puñetazos y patadas.
No todos son igual de efectivos en todas las situaciones, porque en algunos momentos viene mejor decantarse por el estilo de luchador para propinar palizas a base de puñetazos o con los objetos que haya tirados por el escenario, mientras que con grupos numerosos también puede resultar buena idea acribillarlos a tiros desde una larga distancia antes de pasar a rajarles el cuerpo con la katana del espadachín.
Por su parte, el bailarín salvaje alterna entre la espada y la pistola mientras va dando giros para esquivar los impactos, siendo este uno de los estilos que más me ha gustado por lo fácil que es zafarse de los golpes en comparación con los demás. No obstante, eso no quiere decir que los enfrentamientos sean sencillos, porque los minijefes o jefes finales serán unos expertos en el dominio de estas armas y nos exigirán que lo demos todo a los mandos para no morir desangrados en un abrir y cerrar de ojos.
En cambio, la situación será totalmente la contraria con los enemigos comunes que aparecerán sin cesar mientras vamos andando tranquilamente por la ciudad. Se podría decir que están ahí simplemente para que ganemos puntos de experiencia, dinero y para obtener puntos de habilidad a repartir entre los diferentes estilos, porque en general hacerles morder el polvo es relativamente fácil. Eso sí, una pega es que hay veces que por el diseño de la ciudad, con calles estrechas, resulta imposible pasar de largo de ellos.
A la larga viene muy bien eso de ir alternando entre unos estilos y otros porque los puntos de habilidad serán exclusivos de cada uno de ellos cuanto más los empleemos, así que estos también irán subiendo de nivel para desbloquear más combos adicionales y mejoras para Ryoma, como por ejemplo ganar más puntos de vida o de furor, que viene a ser los ataques definitivos o más demoledores para causar estragos a los adversarios.
Con el tiempo se suma a todo esto unos conjuntos de cartas que otorgan efectos adicionales y desde luego se convierten en una ayuda indispensable. Gracias a ellas se pueden realizar como invocaciones para curarnos puntos de vida, aumentar el daño de los ataques o una de las más poderosas que he llegado a obtener es con la que lanzaba un rayo que electrocutaba a todo el que había a mi alrededor. Incluso las cartas pueden subir de nivel y hasta hay algunas que están basadas en personas reales.
Una nueva versión que podía haber aspirado a más
Si nos fijamos únicamente en el apartado gráfico es innegable que se ha mejorado la calidad de la imagen en comparación con el título original. Las secuencias cinemáticas son una pasada por lo bien que se ven los personajes, aunque he tenido la sensación de que el juego se nota un tanto anticuado y que fue publicado hace casi una década.
Eso lo he apreciado sobre todo en ciertas animaciones de los personajes, que muchos no muevan la boca mientras hablan y tan solo gesticulen con las manos, o en el hecho de que la mayoría de ellos son inexpresivos. Además, se nota que el motor gráfico que se ha utilizado ha sido Unreal Engine 4 y no el Dragon Engine que tan buenos resultados ha dado en títulos como los últimos Yakuza, así como en Judgment y Lost Judgment. Una decisión un tanto desafortunada.
En otro aspecto que se nota que no ha sido muy optimizado por completo es en el diseño de la ciudad por lo difícil que resulta a veces ir de un lado a otro y en los constantes tiempos de carga al entrar en cualquier lado, que tampoco es que sean excesivamente largos, pero sí lo suficiente teniendo en cuenta que, al menos en mi caso, estaba jugando en la versión para PS5.
Al final la sensación que me ha dado a nivel general es un poco la que tuve recientemente con Tales of Symphonia Remastered, que como juego en general es un magnífico trabajo, pero como nueva versión que intenta quedarse entre una remasterización y un remake se ha quedado un poco corto. Al menos a nivel de rendimiento va a 60 fps constantes sin que decaigan nunca, excepto en las secuencias cinemáticas para parecer más una película.
La opinión de VidaExtra
Como mencioné al principio del análisis, tras jugar a Like a Dragon: Ishin! he acabado con la sensación de que es el punto de partida ideal para aquellos que quieran conocer la popular franquicia de Ryu Ga Gotoku Studio o deseen dar sus primeros pasos en ella. No hay nada mejor para ello que una historia alternativa con una trama fabulosa y una jugabilidad de las que engancha al no cansarte nunca de repartir tajos, balazos y puñetazos contra los grupos de enemigos.
Las misiones secundarias y los minijuegos son de lo mejorcito de esta aventura por los buenos momentos que te hacen pasar tan disparatados, aunque en estas secciones no todas mantienen la misma calidad tan magistral que está presente en la mayoría. Y para los que ya hayan jugando a otros Yakuza se sentirán como en casa al ver a personajes tan familiares por sus caras y conductas, además de por otros elementos que son tan emblemáticos de la franquicia.
Como nueva versión es indiscutible que podría haber aspirado a más y el hecho de haber apostado por el motor Unreal Engine 4 en lugar de por el Dragon Engine ha sido un grave error. En ciertos aspectos se nota que es un juego de hace años, aunque al menos es de agradecer que se haya resucitado para que las nuevas generaciones puedan darle una oportunidad y sobre todo para que por fin podamos disfrutar de esta espléndida historia de samuráis en todo el mundo y no solo en Japón.
Like a Dragon ISHIN
Ficha Análisis Like a Dragon: Ishin!
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