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Análisis de Labyrinth City: Pierre the Maze Detective, donde hermosas ilustraciones cobran vida y el humor supera al escaso desafío

La de horas que nos hemos echado jugando con uno alguno de los míticos libros de Wally. Porque sí, las obras de Martin Handford no se leen, ya que apenas tienen texto, sino que se juegan como uno de los pasatiempos más famosos del mundo. Encontrar al dichoso personaje con gafas es una de las tareas más divertidas que he disfrutado en mi infancia.

En una línea muy similar se encuentran las aventuras de Pierre, un pequeño detective surgido de la mente Hiro Kamigaki y IC4DESIGN. A través de fantásticas ilustraciones repletas de detalle, nos llega la adaptación al mundo de los videojuegos, en una serie de niveles llenos de guiños, detalles y largos recorridos.

Obras de arte que cobran vida

La base de Labyrinth City: Pierre the Maze Detective es sencilla: debemos recorrer impresionantes dibujos mientras perseguimos al misterioso Sr. X, el cual siempre termina escapando de nuestro alcance en cuanto estamos a punto de darle caza. Un malhechor como él nos hará atravesar todo tipo de lugares mientras somos acompañados por nuestra inseparable Carmen.

Al César lo que es del César. Como los platos de un buen chef, hay juegos que entran directamente por los ojos y te atrapan de forma inmediata. Aquí tenemos un ejemplo de manual, ya que el nivel de detalle en cada uno de los niveles es demencial. Es una constante quedarse parado recorriendo con la vista todas las situaciones animadas de los dibujos, con momentos realmente surrealistas.

Tenemos escenarios variopintos, como un museo, la mansión de un vampiro, un bosque o un muelle junto al mar. Evidentemente, cada uno de ellos posee elementos temáticos, así que podremos encontrarnos desde estatuas cobrando vida hasta fantasmas que nos impiden el paso. De verdad, todos poseen su propia particularidad y hasta se puede extraer una pequeña intrahistoria de ellos o imaginar cómo han llegado a esa situación. Fantástico.

Si bien no podemos contemplar este despliegue artístico con un plano bien alejado, es posible llegar a diferentes puntos de referencia para que la cámara se aleje y nos muestre todo lo que se está desarrollando en una panorámica. Y todo llevado desde un buen humor clave, con la dosis justa de chascarrillo o chiste fácil que te saca una sonrisa.

En este sentido serán continuas las bromas recurrentes. Hay personajes que aparecen en prácticamente todos los niveles y que más allá de realizar diálogos similares, nos creará esa pequeña ilusión de volver a encontrarlos. Un ninja que cree que nadie le puede ver cuando está a plena vista, una pareja enamorada en viaje de novios o una cantante recitando sus sonetos son varios ejemplos de ello.

Buenas sorpresas os llevaréis cuando dando vueltas y explorando un poco, encontréis referencias al mundo de los videojuegos y otras formas de ocio. No me esperaba ver un salto desde los tejados de un asesino silencioso o una caja saliendo despavorida con el sonido de alerta de Metal Gear Solid. Momentos especiales, como cada vez que te encuentras a los hermanos Dalton huyendo de la justicia.

Un regalo con envoltorio bonito y vacío en su interior

La aventura de Pierre, el incansable y mudo detective, es la de poner freno a las fechorías de nuestro villano. Para ello, él será el último destino de cada uno de los niveles, los cuales atravesaremos de cabo a rabo. A pesar de que el nombre del juego contenga la palabra laberinto, estamos lejos de encontrarnos en una situación tan complicada.

Labyrinth City: Pierre the Maze Detective se puede definir más como un paseo. El camino que tenemos que realizar está claro en todo momento y es prácticamente imposible perdernos. Es más, incluso podemos encontrarnos con magos que nos muestran a través de flechas la dirección correcta, más allá de las que ya hay colocadas por todos sitios.

Del punto A al punto B, del punto B al C y así sucesivamente en trazados en los que poco podemos hacer. La interacción con el escenario es escasa y se limita a algún diálogo como los mencionados anteriormente o una pequeña secuencia en la que activamos un evento. Completar cada uno de estos diez niveles puede llevarnos cerca de media hora o cuarenta minutos, si somos completistas.

Como estímulo habrá estrellas, tesoros, documentos y trofeos repartidos por los diferentes cruces. No son nada difíciles de encontrar y lo normal es que terminemos todas las ilustraciones con el 100% completado, así que en el apartado de rejugabilidad nos quedamos sin motivos.

Sí que se echa en falta la presencia de desafío o algún puzzle que nos rete con cierta exigencia. A poco podemos aferrarnos, más allá de un oso polar que nos presenta pruebas opcionales realmente sencillas o livianas mecánicas como activar un imán para lograr pasar por un nuevo camino. Se siente como un bocado muy, muy pequeño para todo lo que podría haber sido potencialmente el juego.

La opinión de Vida Extra

Labyrinth City: Pierre the Maze Detective es un título cuya principal carta de presentación es su arte visual incomparable. Es difícil que te encuentres con obras de estas características, que animen decenas de personajes en ilustraciones repletas de humor y muchísimo cariño.

Sin embargo, la ausencia de un reto o un problema que nos ponga en dificultades nos deja con ganas de muchísimo más. El juego pasa a entrar en la categoría de aquellos que pueden disfrutar los más pequeños de la casa, donde encontrarán una simpática aventura en la que ver, escuchar y descubrir toda clase de situaciones. Un lugar en el que el juego se puede encontrar a sí mismo y ser encontrado por los demás.

Labyrinth City: Pierre the Maze Detective

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