Tenía ganas de comprobar con mis propios ojos en qué había estado trabajando Blizzard para dar forma a la prometida campaña de 'Hearthstone: Heroes of Warcraft', y ya que anoche los servidores estaban completamente colapsados y probablemente muchos abandonasteis toda esperanza de poder jugar en condiciones, aquí os traigo un resumen y valoración de lo que os vais a encontrar en La Maldición de Naxxramas.
Completar la primera parte del juego, la que está disponible de forma gratuita y nos brinda las primeras cartas y retos, me ha llevado poco más de dos horas, así que aunque no hablaría de decepción sí me ha parecido un desafío algo soso.
Esa idea choca con otra: no se me ocurre una forma mejor de darle vida a un F2P como este sin que Blizzard se líe la manta a la cabeza y decida regalar su contenido. Es una empresa y debe ganar dinero con su juego, y si es para solucionar el aluvión de jugadores que colapsó los servidores con la rapidez que lo hizo, mejor que mejor.
Cierto es que durante las primeras horas La Maldición de Naxxramas era injugable, ya sea porque el servidor te echaba para atrás constantemente o porque, una vez entrado en el juego, la partida iba ralentizada hasta la desesperación.
Cogí el juego sobre las 12, y tras un par de intentos fallidos y las dos primeras luchas sufriendo los lentos movimientos de mis cartas y la IA, el juego se arreglo y a partir de ahí fue como la seda.
Desconozco el número de usuarios que debía haber en ese momento, pero no creo que fuesen pocos y, a diferencia de otras veces, parece que Blizzard se puso manos a la obra para solucionarlo lo antes posible. Bien.
El Arrabal Arácnido
Tras la pertinente actualización y una tímida presentación se nos abren las puertas a El Arrabal Arácnido, la primera de las cinco alas que completan La Maldición de Naxxramas. De forma gratuita entramos para descubrir que nos esperan tres jefes, dos retos y la posibilidad de luchar contra los tres adversarios en modo heróico.
No lo voy a negar, aquí hemos venido a por las nuevas cartas (dos copias de una carta neutral por cada jefe y dos copias específicas para un héroe por cada reto), pero también esperaba encontrarme con un reto a la altura de las circunstancias y no ha sido el caso.
La estrategia, aquí más que nunca, está en mantener controlado el poder del héroe y saber aprovecharlo a tu favor. Es algo que se palpa en las tres primeras partidas, pero más aún en el modo heróico, donde pensar dos veces antes de decidir qué mazo vamos a jugar puede convertir la lucha en un paseo.
Dichos poderes son: invocación de esbirros 3/1, un número de proyectiles equivalente a las cartas de tu oponente y la posibilidad de devolver a un esbirro enemigo aleatorio a la mano del rival, que en el modo heróico consiguen un giro que los hace aún más protagonistas contra mazos habituales, pero un eslabón fácil de romper para la elección de cartas adecuada.
Sin embargo esta es la primera parte. Quedan cuatro más y ya estoy deseando probarlas para ver si la dificultad sigue en aumento, al menos para volver a enviarme a la colección de cartas y romperme el coco con la creación de nuevos mazos. La IA no hace honor a esa modalidad heróica, pero sigue siendo un buen pasatiempo para los que estamos enganchados al juego.
Cartas Naxxramas y Pay-to-Win
Mucho se ha hablado sobre la condición de P2W de 'Hearthstone' y ni estaba de acuerdo entonces ni lo estoy ahora. No voy a explicar otra vez lo inteligente que me parece la creación de dos modos distintos, con rango o por diversión, para que la barrera de entrada sea lo más baja posible, pero sí creo que toca hacer hincapié en lo que supone contar o no con las nuevas cartas.
Si el metajuego sufre un giro de 180º es algo que veremos con el paso de las semanas y la inclusión de las nuevas cartas en los mazos ganadores. Veo esbirros y hechizos interesantes entre lo incluido en esta primera parte y lo que se vaticina tras jugar contra los mazos enemigos, pero nada especialmente destacable o puñetero al estilo Alexstrasza o Ragnaros.
Lo del P2W queda completamente descartado al tener la opción de comprar las alas que vayan apareciendo con monedas del juego, y todo depende de lo previsor que hayas sido desde que se anunció La Maldición de Naxxramas hace más de seis meses.
Pese a ello llevo jugando desde que la beta del juego empezó a rodar y desde entonces he ido abriendo sobres e intentando subir de rango mientras me divertía solo o compitiendo contra amigos. Muchos de los triple A que han ido llegando desde entonces acabaron en la estantería y a 'Hearthstone' le he dedicado, como mínimo, un par de tardes por semana.
Visto así me parece justo agradecer ese vicio pasando por caja aunque sólo sea para apoyar la campaña, pero eso ya es elección de cada uno. Faltaría más.
Pero entonces ¿vale la pena?
Yo puedo contestarte a esa pregunta desde mi punto de vista, pero Blizzard lo ha puesto aún más fácil: entras a la primera ala de forma gratuita, lo pruebas y juzgas. Creo que podrían haberse esmerado un poco más, ya sea ampliando la dificultad o dosificando el reparto de nuevas cartas incluyendo más jefes por ala, pero eso no me va a impedir coger las próximas partes de La Maldición de Naxxramas con las mismas ganas.
He pagado los 17,99 euros que cuesta comprar el resto de la campaña en juegos que tal vez no me han durado tan poco, pero quedaron aparcados de por vida y aquí esa opción queda descartada con las puertas que abre la nueva ampliación de cartas.
Con ellas en mi colección tocará volver a crear nuevos mazos, mejorar los existentes y volver a enviar a mis amigos imágenes con esbirros bufados hasta la extenuación con las que echarnos unas risas a costa del contrincante. Sigue teniendo sus peros y su profundidad no es como para volverse loco, pero el juego llega poco más de medio año en el mercado y aún tiene mucho margen de mejora y crecimiento.
Ahí estaré yo para verlo y disfrutarlo. Ya que hay un free-to-play en el mercado que no se ríe en la cara de sus usuarios, qué menos que agradecérselo siendo un fiel seguidor más. Desconozco si el enganche durará mucho o el aburrimiento acabará llegando, pero por ahora no me tiembla la voz al gritar a los cuatro vientos: larga vida a 'Hearthstone'.
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